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Transcript

Entra Mayo y sale Abril,

tan garridico le vi venir.

Entra Mayo con sus flores,

sale Abril con sus amores,

y los dulces amadores

comienzan a bien servir

Fragmentos de Literatura Medieval

Toma vieja que tenga oficio de herbolera

que va de casa en casa sirviendo de partera

con polvos, con afeites y con su alcoholera

mal de ojo hará a la moza, causará su ceguera.

Procura mensajera de esas negras pacatas

que tratan mucho a frailes, a monjas y beatas,

son grandes andariegas, merecen sus zapatas:

esas trotaconventos hacen muchas contratas.

Donde están tales viejas todo se ha de alegrar,

pocas mujeres pueden a su mano escapar;

para que no te mientan las debes halagar

pues tal encanto usan que saben engañar.

De todas esas viejas escoge la mejor,

dile que no te mienta, trátala con amor,

que hasta la mala bestia vende el buen corredor

y mucha mala ropa cubre el buen cobertor.

El autor

Aunque Leriano, según su grave sentimiento, se quisiera más extender usando de la discreción y no de la pena, no escribió más largamente, porque para hacer saber a Laureola su mal bastaba lo dicho: que cuando las cartas deben alargarse es cuando se cree que hay voluntad para leerlas quien las recibe como para escribirlas quien las envía. Y porque él estaba libre de tal presunción no se extendió más en su carta, la cual, después de acabada, recibí con tanta tristeza de ver las lágrimas con que Leriano me la daba, que pude sentirla mejor que contarla. Y despedido de él, partime para Laureola, y como llegué donde estaba, hallé propio tiempo para poderle hablar, y antes que le diese la carta, díjele tales razones:

El autor a Laureola

Primero que nada te diga, te suplico que recibas la pena de aquel cautivo tuyo por descargo de la importunidad mía, que dondequiera que me hallé siempre tuve por costumbre de servir antes que importunar.

Amigo de sus amigos,

¡qué señor para criados

e parientes!

¡Qué enemigo d'enemigos!

¡Qué maestro d'esforzados

e valientes!

¡Qué seso para discretos!

¡Qué gracia para donosos!

¡Qué razón!

¡Qué benino a los sujetos!

¡A los bravos e dañosos,

qué león!

Alço la cabeça e vio venir contra aquella parte do él estava a Brontaxar, e venía feriendo e derribando cavalleros de su espada; e cuando él dexava el ferir de la espada, tan bravamente tomava a manos de los braços, que non fallava cavallero que non derribase de la silla. E traía el espada prendida por una cadena de fierro por el braço, e cuando quería travar a manos, dexávala, e después cobrávala cuando quería, e con ella ferían e todos le dexavan el campo por do él iva e alongávanse d'él.

El Campeador entonces por el cuello le cogió,

como quien lleva un caballo en la jaula lo metió.

Maravilláronse todos de aquel caso que ocurrió

y el grupo de caballeros a la corte se volvió.

Mío Cid por sus yernos pregunta y no los halló,

aunque los está llamando no responde ni una voz.

Cuando al fin los encontraron, el rostro traen sin color

tanta broma y tanta risa nunca en la corte se vio,

tuvo que imponer silencio Mío Cid Campeador.

Avergonzados estaban los infantes de Carrión,

gran pesadumbre tenían de aquello que les pasó.

»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.

Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.

Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos versos:

En realidades ciertas os podéis confiar,

mas de las fantasías os debéis alejar.

Tus casos falaces, Fortuna, cantamos,

estados de gentes que giras y trocas;

tus grandes discordias, tus firmezas pocas,

y los que en tu rueda quejosos hallamos,

hasta que al tiempo de ahora vengamos:

de hechos pasados codicia mi pluma,

y de los presentes, hacer breve suma;

dé fin Apolo, pues nos comenzamos.

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