El
eco
de
los
años
tirados
en
el
olvido
Nacer
para
morir,
sin
nada
por
que
vivir.
Una
lanza
risueña
en
el
abdomen,
el
vacío
de
una
lágrima
en
el
eco
de
una
cueva,
el
silencio
de
la
distancia
demente,
el
temblor
de
un
volcán
vacío.
Despertar
en
medio
de
un
prado,
sintiendo
el
abrigo
del
Sol
de
la
mañana,
el
roce
de
las
margaritas
que
cuidan
a
un
costado.
Abro
los
ojos,
la
cegadora
luz
blanca
señalando
un
camino.
Ya
estoy
sana
y
salva.
.