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Transcript

Nosotros como padres tenemos una responsabilidad delegada por Dios: la familia. La familia es el núcleo más importante en la definición de la personalidad y del carácter de cada individuo; es la primera escuela donde nuestros hijos son formados de acuerdo a los principios y valores que nos gobiernen.

Si nosotros queremos como padres un hogar consagrado con hijos conforme al corazón de Dios, debemos tener en cuenta los siguientes principios:

conclusión

DISCIPLINA VR. 4

COMO CONSAGRO MI HOGAR?

La disciplina no implica provocar a los hijos, es enseñar el orden en casa y fuera de ella. Y cuando se necesite corregir se debe hacer de manera sabia es decir con amonestación llena de amor no de odio ni maltrato físico o verbal, con mansedumbre para que ellos aprendan a un excelente comportamiento como es digno en el señor.

  • Con obediencia
  • Con honra
  • con disciplina

Hágalo a la manera de Dios

Necesitamos orar pidiendo que nuestro Padre Celestial derrame Su Gracia sobre nuestros hijos para que crean en Jesucristo y puedan ser más obedientes, consagrados y disciplinados. Sobre nosotros los padres para que podamos corregirlos con forme a las enseñanzas de Dios.

Una familia que se empeñe en cumplir los mandatos de Dios, proyectará su fe, será diferente a las demás, cumplirá su papel de educar buenos ciudadanos y extenderá el Reino de Dios teniendo una descendencia que proclame su fe en Jesucristo.

Es tu responsabilidad velar que tus hijos se conviertan en hacedores. Si no disciplina a sus hijos, usted no es un hacedor; y además se transforma en un agente que siembra la mala semilla en la vida de sus hijos. En Mateo 7:26-27 se nos muestra los resultados por no ser hacedores de la Palabra: «Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina».

Hoy en día, los niños enfrentan grandes tentaciones y presiones. Sin embargo, si cuentan con un buen fundamento en la Palabra, y aprenden lo que usted y el Señor les han enseñado, ellos prevalecerán: «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca» (Mateo 7:24-25).

EFESIOS 6 : 1-4

6 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Introducción.

HONRA VER. 2

OBEDIENCIA VER. 1

Su crecimiento como persona depende de muchas cosas, incluyendo honrar y someterse a sus padres que han sido colocados en posiciones de autoridad espiritual sobre usted. Así lo entendió y practicó el rey Salomón, quien al recibir la visita de su madre en el palacio “se inclinó ante ella” y la hizo sentar a la diestra de su trono (1 Reyes 2:19). Con mucha razón entonces escribió más tarde: “¡haz, pues, que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos!” (Proverbios 23:25, DHH). Para el sabio, no hay edad en la que los padres no sean objeto de honra. En Proverbios 23:22 instruyó: “cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”. Despreciar es cortar de tajo; en cambio, menospreciar es herir por partes. En cualquiera de los casos es despojarlos del valor que Dios les concedió. Despreciar es lo opuesto de “honrar”. Toda deshonra a los padres, según el pasaje del Antiguo Testamento, hace “maldito” al hijo que lo comete (Deuteronomio 27:16).

Jesús obedeció a su Padre Dios y su obediencia trajo grandes beneficios para todos los hombres. ¿Qué le pedía Dios a Jesús? […] La voluntad de Dios era que Jesús muriera en la cruz para salvar a todos los hombres. Jesús conocía su misión y quería cumplirla, quería obedecer a su Padre Dios, aunque sabía que iba a sufrir. Jesús justo antes de morir “dijo: ‘Todo está cumplido’. E inclinando la cabeza entregó el espíritu” (Jn 19,30). Todo está cumplido: Jesús ha cumplido, ha obedecido al Padre. La misión no ha sido fácil, pero ha cumplido. Y su obediencia trae grandes beneficios.

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