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Es la función mediante la cual los seres vivos liberan sustancias de desecho, manteniendo el equilibrio interno. Para realizar este proceso, cuentan con diversas estructuras: organelos, células, órganos y sistemas especializados.
Las principales sustancias de desecho que producen las células son el dióxido de carbono (CO2), el agua(H20) y el amoniaco(NH3). El CO2 y el H20 se producen durante la respiración de organismos aerobios. El amoniaco se origina por la degradación de proteínas.
Además de eliminar sustancias de desecho, la excreción permite la concentración de sales y otras sustancias disueltas en las células, las cuales afectan su funcionamiento. También mantiene el equilibrio hídrico.
Es cuando la concentración de una sustancia de desecho es menor dentro de la célula que en su exterior. Se requiere gasto de energía. La energia que se utiliza genera cambios en las proteinas de la membrana o en los gradientes de concentración, lo cual facilita el transporte de dentro hacia fuera de la celula.
Es cuando las moleculas que la célula necesita eliminar son grandes o insolubles en la membrana, y se forman vesículas en el interior celular. Al fusionarse con la membrana, permite la expulsión de tales moléculas.
Es el transporte de agua y sales, y el control interno de los niveles de estos compuestos en los seres vivos, el cual mantiene el equilibrio hídrico y químico del organismo. En todos los seres vivos las concentraciones de las sustancias varían en relación con el medio donde viven.
Se caracteriza porque no requiere energía, ya que las sustancias que se excretan pasan de un sitio de mayor concentración hacia uno con menor concentración. Puede ser difusión simple o difusión facilitada.
En móneras, protistas y hongos los desechos se eliminan a través de las membranas celulares mediante: transporte pasivo, transporte activo y exocitosis. Estos mecanismos también son importantes para la adquisición de las sustancias que la célula requiere para vivir.