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Transcript

La Predestinación

Objetivo

Objetivo

Comprender que Dios ofrece la salvación a quien decida voluntariamente obedecer sus mandamientos y creer en Jesucristo, y aceptar que el Padre no influye directamente en nuestras acciones.

Lectura Bíblica

Efesios 1:1-7

Lectura Bíblica

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1 PABLO, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, á los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:

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2 Gracia sea á vosotros, y paz de Dios Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.

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3 Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo:

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4 Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor;

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5 Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo á sí mismo, según el puro afecto de su voluntad,

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6 Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado:

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7 En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia,

Texto para memorizar

Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo a sí mismo, según el puro afecto de su voluntad.

Efesios 1:5

Material Exegético

Material Exegético

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Predestinación significa conocer anticipadamente el destino de una persona o cosa. En este sentido, muchos creen que nuestro destino ya está escrito, que Dios ya he determinado quién será salvo y quién no, y hasta llegar a argumentar lo anterior al leer Romanos 9:15, 16: “Mas a Moisés dice: tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadeceré. Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”. Por esto mismo, hay quienes llegan a pensar que Dios ya ha predestinado o elegido a los que se habrán de perder sin importar cuánto oren o ayunen, cuántas buenas obras hagan, o que tan obedientes sean a las leyes de nuestro Dios. Si este pensamiento fuera correcto, entonces ¿De qué sirvió que Cristo muriera por los pecadores? ¿Cómo explicaríamos la función de Jesucristo nuestro abogado (1ª Juan 2:1)?

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Por otro lado, hay quienes afirman que Dios ya tiene predestinados a los que van a ser salvos y aunque vivan conforme a los deseos de la carne, llevando una vida desordenada alejada de la voluntad del Padre, como ya son predestinados, aunque hagan lo que hagan están ya elegidos por Dios para ser salvos. Dicha afirmación la sustentan en versículos como los siguientes: “El Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47); “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él en amor” (Efesios 1:4); “Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos por Jesucristo así mismo, según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5); “Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8:29); “Y a los que predestinó a estos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó” (Romanos 8:30).

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Meditemos: ¿Qué sentido tendría abstenerse de cosa prohibidas por Dios?, ¿Acaso sería lógico luchar por mantenernos en santidad, si ya nuestro destino final, en este caso nuestra salvación está ya determinada por Dios desde antes de la fundación del mundo?

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Analizando los versículos del párrafo anterior, encontramos en Hechos 2:47 que si bien es cierto que el Señor añadía cada día a los que habrían de ser salvos, esos que habrían de ser salvos era porque voluntariamente habían decidido recibir la predicación, creer en ella y bautizarse (Hechos 2:39-41). Del mismo modo sucede en Efesios 1:4-6, pues leemos en Efesios 1:1, que esta carta es escrita por el apóstol Pablo a los “santos y fieles” que estaban en Éfeso; es decir, a los que por voluntad propia decidieron apartarse (ser santos) de la concupiscencia del mundo y mantenerse “fieles” a Dios, pues nadie los estaba obligando a hacerlo, aceptaron el Evangelio que predicaba Pablo, decidiendo creer, obedecer, tener fe y amor para con sus hermanos santos (Efesios 1:11-15). En relación a Romanos 8:29-30, donde encontramos que somos predestinados para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, esto aplica a quienes a Dios aman por iniciativa propia (Romanos 8:28), no a cualquiera que no se esfuerza por hacer la voluntad del Todopoderoso.

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La predestinación no tiene ninguna relación con que un hombre se salve o sea condenado; es decir, no está definido en las Sagradas Escrituras el destino de los hombres, ya que no existe un solo versículo que diga que alguien ya está predestinado para salvarse o perderse, para aceptar a Cristo o para rechazarlo, pues esto es una decisión personal de cada uno. Dios nos aconseja que escuchemos y obedezcamos y andemos en sus caminos para que vivamos, seamos multiplicados y tengamos bendición; pero esta es una decisión personal que cada quien toma, cada quien decide obedecer o no, pues el mismo Creador nos da esa facultad (Deuteronomio 30:14-19).

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Debemos comprender que la predestinación consiste en el hecho de que Dios nos ha elegido desde antes de la fundación del mundo para que tengamos la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación que vino a proclamar el Hijo de Dios; pero la decisión de aceptar o no dicho mensaje es decisión personal, Dios no nos obliga a nada.

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Así quedo establecido el Acuerdo Conciliar No. 16 del 2º Concilio Internacional de Ministros en 1990: “En el tema de la predestinación, se acordó por mayoría que en el Plan de Dios para la humanidad, Él escoge un pueblo para que en él se dé la salvación, Dios en su Omnisciencia sabe lo que ha de pasar con ese pueblo, pero no influye directamente en sus acciones, habiendo entonces predestinado que todos conocieran su voluntad para que fueran salvos los que obedecen a su palabra, mientras que los que no obedecen se pierdan”.

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