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Ana Sánchez
La energía puede transformarse pero no se crea ni se destruye, puede ser cuantificada por su transformación o conversión a diferentes formas. Es decir, si hablamos de trabajo, la mediremos mediante fuerza y aceleración, sin embargo, si hablamos de calor la mediremos por cambio de temperatura.
Todos los seres vivos requieren energía para mantenerse con vida, igual que los humanos obtenemos energía de la comida. Además, los humanos hemos aprendido a obtener energía de diferentes fuentes para utilizarlas a nuestra conveniencia, como los combustibles fósiles o las energías renovables para generar electricidad. De la misma forma, los procesos climáticos de la Tierra y todos sus ecosistemas son impulsados por la energía radiante del Sol y la energía geotérmica del centro de la Tierra.
La energía mecánica es la base para comprender en mecánica o el estudio del movimiento y reposo de los objetos y las fuerzas que los influencian, la geometría del movimiento (mecánica cinemática) y la ciencia del equilibrio (mecánica dinámica estática).
Las fuerzas que influencian el movimiento o el reposo de un cuerpo son la energía potencial y la energía cinética, por lo tanto:
Em= Ep + Ec
Algunos tipos de energía mecánica son:
El Principio de Conservación de la energía expresa que
"la energía no se crea ni se destruye, se transforma".
Esto quiere decir, que la energía puede transformarse de una forma a otra, pero la cantidad total de energía siempre permanece constante.
La energía de un sistema o cuerpo físico cuenta con las siguientes características:
El pedaleo de la bicicleta. Las bicicletas operan en base a la transmisión de la energía cinética de las piernas del ciclista (y por lo tanto su fuerza capaz de vencer la resistencia del sistema) a las ruedas del vehículo, incrementando o disminuyendo así la energía mecánica debido a la energía potencial de la bicicleta dependiendo de si esté en bajada o en subida.
Empujar un mueble de un sitio a otro. Para poner en marcha un objeto pesado debemos hacer acopio de nuestra fuerza y, venciendo la fuerza de roce, transmitirle nuestra energía cinética para que se mueva junto con nosotros.
Los molinos de viento. Estos aparatos convierten la energía cinética del viento, que empuja sus aspas, en otras formas de energía mecánica que movilizan la rueda y activan el engranaje que muele los granos en su interior.