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Corrector o corruptor
están integradas por el conjunto de conocimientos implícitos sobre el mundo, tanto generales como específicos, que dependen, en gran medida, de la formación o el bagaje cultural del corrector.
aluden al conocimiento de las normas que rigen los distintos componentes del código lingüístico y a la capaci- dad del corrector de intervenir en los distintos niveles de la estructura oracional, lo que a su vez generará procedimientos específicos de correc- ción.
Las competencias textuales constituyen el tercer tipo de habilidades y conocimientos que un corrector de estilo capacitado debe poseer, y se rela- cionan no ya con el nivel oracional sino con el de la organización textual.
el texto debe cumplir con ciertas normas de textualidad, las que, según De Beaugrande y Dressler (1997), son la cohesión, la coherencia, la intencionalidad, la aceptabili- dad, la situacionalidad, la intertextualidad y la informatividad.
Resultan particularmente relevantes para la tarea del corrector: la coherencia y la cohesión, y ello en la medida en que, centradas en el texto y en la distribución de la información, designan operaciones enfocadas hacia los materiales textuales.
Reglas de acentuación, de ortografía, uso de mayúsculas, abreviaturas, etc.
Los procedimientos vinculados a este nivel de corrección corresponden a la ortotipografía y, además de los ya señala- dos, podemos agregar los relacionados al uso correcto de: versalitas, ver- sales o minúsculas iniciales, letra redonda o texto normal, comillas, etc. y con la revisión de: notas, citas bibliográficas, bibliografía, cronologí- as, índices, glosarios, páginas o elementos que presentan características particulares en la edición (sobrecubierta, cubierta, anteportada, porta- da, páginas de crédito o de derechos, copyright, ISBN, ISSN y depósito legal, dedicatoria, epígrafes, tablas, foliación o paginación, cabeceras, colofón).
El corrector de estilo, entonces, deberá poseer un solvente dominio de la competencia fonemática para poder corregir:
barbarismos, es decir las faltas “contra la pronunciación correcta de una palabra, o contra los accidentes gramaticales o incluso contra la ortografía” (2000:537).
Con respecto a la puntuación, el corrector deberá ser consciente de que si bien los signos de puntuación.
"Corazón: has lo que lo que tu quieras, lo que mas quieras, has lo que tu decidas, has lo que mas te convenga, has lo que sientas mejor para todos".
https://www.loscuentos.net/cuentos/link/323/323816/
Las competencias del corrector en este nivel le permitirán corregir adecuadamente los errores de género y número, de concordancia sustantivo-adjetivo, de uso de los artículos, de morfología verbal, entre otros, así como también atender a los problemas referidos a la formación de palabras (por derivación, composición, derivación impropia o derivación delocutiva), y a los neologismos, préstamos, calcos y extranjerismos.
en su tarea, el corrector deberá tener en cuenta tanto los fenómenos relacionados con la neología formal (creación de nuevas palabras ex nihilo, o a partir de elementos léxicos existentes mediante los procedimientos de sufijación, prefijación y composición, o por acro- nimia, siglación y préstamos)11 como los relativos a la neología semán- tica (creación de lexías complejas, por conversión de categoría gramati- cal de un determinado lexema, por metáfora).
los errores que el corrector deberá corregir son los llamados solecismos. Definidos como errores de sintaxis o como usos incorrectos de ciertas expresiones, los solecismos incluyen desde problemas de concordancia sujeto / verbo, de régimen verbal.
El uso del gerundio, de los pronombres relativos, de las preposiciones y conjunciones, pasando por cuestiones relativas a las pasivas con ‘se’ y a las impersonales, así como también a la pronominalización de los objetos directo e indirecto, entre otros.
El conocimiento de la sintaxis oracional (concordancia, régimen y construcción) y de la función sintáctica de cada una de las clases de palabras resultan competencias fundamentales en este nivel de corrección.
El queísmo
El “que galicado”
El dequeísmo
El corrector no debe olvidar que su trabajo está supeditado al del autor, por lo que debe evitar sobrecorregir y ultracorregir. En el primer caso, en el que la intervención en los textos ajenos no busca mejorar los aspectos que se apartan de la normativa canónica, sino simplemente hacer prevalecer sus preferencias estilísticas y personales, se producirán inevitablemente desajustes tanto intratextuales como interpersonales.
la ultracorrección, el riesgo consiste en corregir lo correcto. Como se ha dicho, el trabajo de la corrección se apoya en la norma, es decir que la adecuada discriminación entre los usos correctos y los incorrectos es de vital importancia para el “buencorregir”.
Corregir es entonces una técnica, que se nutre de conocimientos previos y de procedimientos específicos que son factibles de ser adquiridos con la práctica. Pero también es un arte, ya que no existe una única versión posible para corregir un texto.