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El diccionario del español jurídico afirma que el concepto de bien semoviente se define como clase de bienes u objetos que se mueven por sí mismos. Se aplica especialmente al ganado.
Son muy importantes para el tráfico jurídico, debido a su implicación económica. Generalmente, los bienes semovientes aluden a los animales, los cuales se traducen en elementos productivos, que favorecen el funcionamiento de la economía.
Tal y como consideró el Tribunal Supremo el 14 de marzo de 2013, los bienes semovientes se incluirían dentro del inmovilizado material que compone la masa patrimonial de la empresa.
“se consideraran de inversión los bienes corporales, muebles, semovientes o inmuebles que, por su naturaleza y función, estén normalmente destinados a ser utilizados por un período de tiempo superior a un año como instrumentos de trabajo o medios de explotación”.
Los activos biológicos son animales vivos o plantas que posee una entidad con el propósito de venderlos o de convertirlos en productos agrícolas u otros activos biológicos.
Si el animal vivo o planta no cumple con esta definición, podría tener que clasificarse en otra categoría de activo.
Para que una entidad reconozca un animal vivo o una planta como un activo biológico debe examinar que:
-Dicho activo sufra una transformación biológica, es decir, que sea capaz de experimentar un cambio cuantitativo o cualitativo como consecuencia de un proceso de crecimiento, degradación, producción o procreación.
-La gerencia sea la que facilite y controle la medición de ese cambio.
-Caballos utilizados para el cargue de material, concentrados, pastos, leñas y otros elementos del terreno en el que se encuentran.
-Caballos que se tienen para exposiciones en eventos y ferias.
-Caballos utilizados para la generación de pajillas.
Ejemplo de activo biológico corriente
Una entidad mantiene varios galpones con 100.000 gallinas ponedoras, estas tienen una vida de entre 155 y 170 semanas desde que inician su levante hasta que alcanzan el final de su vida productiva, momento en el cual son vendidas a un comercializador para sacrificio y posterior venta.
Aunque las gallinas tienen una duración mayor a un año, la entidad las reconocerá como activo corriente, dado que una vez alcanzan el final de su vida productiva son destinadas a la venta en el ciclo ordinario del negocio.
Una entidad se dedica al cultivo de maracuyá y espera obtener entre cuatro y seis cosechas del cultivo antes de tener que renovarlo. Cada cosecha se demora 6 meses en estar lista.
Ante este caso la entidad presentará el cultivo como no corriente a lo largo de su vida productiva. Los frutos que se recojan y estén en existencias a la fecha de cierre serán tratados como activo corriente, pues se espera venderlos en corto tiempo.