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Ciudad de México, 31 de marzo, 1914- Íbid. 19 de abril, 1998.
Poeta, ensayista, escritor y diplomático, es uno de los autores mexicanos más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX y que alcanzó dimensión internacional.
La carrera del único mexicano que ha obtenido el Premio Nobel de Literatura (1990) inició con Mar de día, su primera obra poética publicada en 1931, sin embargo fue con el ensayo El laberinto de la soledad, con el que su obra comenzó a llamar la atención en nivel internacional.
El siglo XX en Hispanoamérica abre con una pregunta nacida de una independencia apenas incipiente: ¿existe, o en qué consiste, la identidad hispanoamericana?
Esta pregunta es también preocupación de Octavio Paz en este gran ensayo llamado El laberinto de la soledad, donde el autor se interroga sobre la identidad del ser mexicano específicamente. Su pregunta principal será "¿qué hace diferentes a los mexicanos?"
1.El pachuco y otros extremos
2.Máscaras mexicanas
3.Todos los santos, día de muertos
4.Los hijos de la Malinche
5.Conquista y colonia
6.De la independencia a la revolución
7.La inteligencia mexicana
8.Nuestros días
Apéndice: La dialéctica de la soledad
Octavio Paz reflexiona sobre la identidad y la nación mexicana en plena mitad del siglo XX.
En ese tiempo también el mundo enfrentaba una radical transformación capitalista, la expansión de la ideología socialista y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial concluida en 1945.
El autor acude al género literario del ensayo, cuya flexibilidad permite cavilar sobre un tema sin la pretensión de dictar cátedra ni revelar leyes universales.
El ensayo comparte un camino reflexivo que es, en cierto modo, el discurrir de la propia conciencia. El ensayista sabe que la identidad, así como un laberinto, es un problema a resolver.
Para definir al mexicano, el autor recorre el camino a la inversa: su primer esfuerzo será mirar la identidad mexicana fuera de sus fronteras.
Será después que Paz retorne su mirada al corazón de México mismo, para analizar las máscaras sociales que derivan en el "ninguneo" como práctica colectiva.
Recorrerá los símbolos de las fiestas y del culto a la muerte, percibida como una venganza de la vida y, finalmente, reflexionará sobre las perspectiva de un patriarcalismo, fundado en la humillación y violación simbólica de la madre
Para la década de 1950, en esta ciudad existía un grupo cultural conocido como "pachucos", bandas de jóvenes, casi siempre mexicanos, con un deseo manifiesto de ser distintos, tanto a su origen como a la cultura de acogida. Para Paz, el pachuco pretendía infundir miedo en busca de la autohumillación, su voluntad era la de no ser.
Así, el pachuco resulta ideal para la imagen que acompañará todo el libro: la soledad mexicana nace del sentimiento de haber sido arrancado, dice Paz.
Por tanto, la tesis fundamental será que la historia de México es la búsqueda de esa filiación, la búsqueda del vínculo o del origen, de cuya pérdida deriva su soledad esencial.
La fiesta permite la expresión, y, según Paz, expresarse es romper con uno mismo. La fiesta permite que por un día sea exhibido aquello que la cultura cotidiana impide. Ese es el lugar del día de muertos o de la fiesta del grito.
La cultura mexicana de la fiesta es un culto a la muerte que Octavio Paz observa como símbolo de una venganza contra la vida. Las representaciones populares de la muerte son abordadas por el autor como símbolos de la insignificancia de la vida humana.