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La evaluación dinámica, propuesta por Vygotsky, se centra en el proceso de
los estudiantes y se orienta a determinar los niveles de desarrollo alcanzados en un
contexto determinado. Un interés particular de la evaluación es el poder detectar el
nivel de desarrollo potencial , así como el potencial de aprendizaje de los alumnos,
de manera que sirvan para establecer las líneas de acción de las prácticas
educativas.
Se centra alrededor del maestro y su capacidad de transmitir de manera comprensible, dinámica y con sentido un conocimiento.
Para García Ramos (1994) era "Proceso sistemático de identificación, recogida y tratamiento de datos sobre elementos y hechos educativos con el objetivo de valorarlos primero, y sobre dicha valoración tomar decisiones"
Como un proceso y construcción edificante de las personas, es necesario elaborar registros completos que ayuden a entender qué le está sucediendo a cada educando, que incluyan los apartados suficientes con bastantes datos que permitan conocer en profundidad la complejidad de los procesos que cada educando realiza.
Este modelo evaluativo se orienta a explorar el potencial de aprendizaje de las personas y el
tipo de interacciones educativas que favorecen la aparición y desarrollo de habilidades y
procesos de aprendizaje, que no se manifiestan por sí solos en el sujeto. Es decir, más que
identificar las deficiencias y lo que el niño/a logra hacer ya de manera autónoma, se busca identificar, reconocer y hacer emerger el potencial oculto que todas las personas poseen, pero que sólo se expresará cuando entre en una interacción con otro que le genere la necesidad de utilizar ese potencial, exigiéndole intencionadamente que desarrolle funciones del pensamiento que no emplea.
La evaluación del aprendizaje constituye un gran capítulo dentro de los temas de la educación y conlleva en sí misma grandes preguntas de la educación: los alcances de la responsabilidad educacional, la democratización de las oportunidades educativas, las metas de la política educacional y los resultados pedagógicos esperados.
El enfoque de la evaluación dinámica constituye una propuesta que desde años viene introduciéndose en el ámbito de la educación, muchas veces ligada a la educación especial, aunque con proyecciones para nada despreciables dentro del ámbito de la educación general.
Es posible encontrar algunas raíces de este enfoque en la perspectiva interaccionista del psicólogo ruso Lev S. Vygotski, esencialmente sus consideraciones acerca de las responsabilidades de la educación y de la génesis del aprendizaje. Estas concepciones no serían posibles sin una asunción básica: el aprendizaje, como comportamiento entre otros comportamientos, constituye una relación entre sujeto y entorno, con sus posibilidades sujeto-objeto, sujeto-sujeto o sujeto-en sí (sujeto con su propio entorno interno).
El enfoque metodológico dinámico en la evaluación del aprendizaje El enfoque metodológico para la investigación que se deriva del interaccionismo vygotskiano reúne las recomendaciones sobre la evaluación neuropsicológica delineadas por Lezak (1995), la perspectiva neurocognitiva (Kandel, 1995; Duncan, 2003; Gazzaniga, 2009) y la evaluación dinámica (CDE, 2002; Kozulin, 2001; Haywood, 2003).
Los métodos de evaluación dinámica se caracterizan en un diseño en tres etapas:
Feuerstein, al finalizar la II Guerra Mundial, diseñó diversos instrumentos de evaluación, destacando el Dispositivo de Evaluación del Potencial de Aprendizaje (LPAD) (Feuerstein, Rand & Hoffman, 1979), cuyo fin principal era poder determinar de forma adecuada el potencial de aprendizaje de poblaciones en situaciones marginales y de calamidad, considerando prioritarios procesos como el pensamiento, el aprendizaje, la percepción y la resolución de problemas, es decir, determinar para cada persona qué funciones cognitivas potencialmente afectadas estaban adecuadamente desarrolladas y cuáles no, señalando las vías de acceso para mejorarlas.
En su afán de realizar una correcta valoración y clasificación de los estudiantes destinados a la educación especial, Budoff desarrolló sus instrumentos de evaluación entendiendo que los procedimientos de potencial de aprendizaje pretenden medir una habilidad general parecida al factor G, a la que considera una capacidad que se beneficia de las diferentes experiencias de aprendizaje. De esta forma, en la fase de entrenamiento, la única intención que Budoff perseguía era que los estudiantes se familiarizaran con las características de las distintas tareas que tenían que realizar, por consiguiente, todos los estudiantes, independientemente de su nivel previo de motivación y conocimiento partían de condiciones similares de estipulación a la evaluación.
En este modelo se combina el marco vigotskiano en la definición de los procedimientos de evaluación con el procesamiento de información en el análisis de las tareas y la concreción de los propósitos de la evaluación. De esta forma, la idea de potencial o de modificabilidad se toma como un elemento esencial definiéndolo como el espacio existente entre los niveles de ejecución del estudiante cuando actúa con y sin ayuda, siendo el objetivo de la evaluación dinámica proporcionar una aproximación a la capacidad de aprendizaje (Brown & Ferrera, 1985).
Carlson y Wield, en sus trabajos y análisis de aquello que sucede en los contextos de evaluación del nivel de desarrollo cognitivo se basan en el modelo de inteligencia de Hebb-Vernon (ver propuesta de Carlson, 1992), donde se distinguen tres tipos de inteligencia: inteligencia A o potencial general para beneficiarse de la estimulación ambiental; inteligencia B o inteligencia real de una persona considerando los aspectos estructurales, motivacionales, atencionales y metacognitivos implicados en el pensamiento y la resolución de problemas; y la inteligencia C o inteligencia medida.
Su principal finalidad era mejorar las características psicométricas de los instrumentos de evaluación dinámica, manteniendo la atención individualizada dedicada a cada estudiante, asegurando que reciba la ayuda demandada.
El primer elemento de trabajo fueron los tests de aprendizaje para, posteriormente desarrollar los programas de diagnóstico, siendo en ambos casos la evaluación del potencial intelectual el objetivo de los mismos, definiendo este potencial como el rango de actuación que se puede activar en condiciones alternativas (Guthke & Wigenfeld, 1992).
Swanson con su test Dinámico de Memoria (S-CPT) abrió una nueva línea de trabajo, evaluando un proceso cognitivo específico como es la memoria de trabajo, considerando que es uno de los principales procesos afectados en las dificultades de aprendizaje en cualquier área académica (Swanson, 1995; 2000; Swanson & Siegel, 2001). De esta forma, la mejor manera de poder identificar a los estudiantes con dificultades de aprendizaje de cualquier tipo y aquellos que presentan alto rendimiento en el procesamiento de la información es evaluar esta variable mediante los procedimientos dinámicos, es decir, valorar esta medida de forma más ajustada y precisa (Swanson, 1996; Swanson & Schse-Lee, 2001).
Gronlund (1973) decia que la evaluación dinámica es un " Proceso sistemático para determinar hasta qué punto alcanzan los alumnos los objetivos de la educación".
Para Mager (1975) era "Un Proceso para determinar el grado o la amplitud de alguna característica asociada con un objeto o una persona"
Para Lafourcade (1984) era una "Etapa del proceso educacional que tiene por fin comprobar de modo sistemático en qué medida se han logrado los resultados previstos en los objetivos que se hubieren especificado con antelación"