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Este libro nos cuenta una historia de ficción protagonizada por un prodigioso calculista que se enfrenta a distintas situaciones en sus habilidades en las matemáticas, las cuales desarrolló en el mundo árabe del siglo XIII. Cuando se juntan la poesía y la matemática, tiene esa fascinación que permite que se sumerja en la sequedad de los cálculos. A través de historias llenas de poesía, otras de humanidad y de justicia. Siempre con un fondo matemático.
Esta habilidad lo lleva a ser reconocido porque en el camino va resolviendo conflictos que son cada vez más difíciles. Beremiz, además de ser un calculista, tenía la manía de transformar las cosas más vulgares en sutiles. Va demostrando su dominio sobre los números, pero esa sabiduría va acompañada por una reflexión que siempre tiene una razón ética, llena de justicia, que hace desaparecer el problema y el desacuerdo entre los hombres, que en la mayoría de las ocasiones son por cosas insignificantes.
El hombre que calculaba es una creación del escritor brasileño Junior Cesar de Mello quien nació en el año de 1895, publicado por primera vez en 1938, este autor se conoce bajo el seudónimo de Malba Tahan.
Esta historia comienza con el narrador en el desierto Badali viajando en su camello de regreso hacia Bagdad, de pronto ve un viajero solitario sentado en una piedra, este viajero repetía cantidades dos millones novecientos diez y nueve mil, dos millones novecientos veinte mil, etc.
Luego de verlo durante un rato el narrador se le acerca para preguntarle qué significaban aquellas cantidades. Así entra en la historia el protagonista, a quien no le gustó mucho haber sufrido esa interrupción. Pero tomando en cuenta que había sido cortés, decide dirigirse a él y narrarle su historia.
Así conocemos a nuestro protagonista Beremiz Samir quien se presenta al viajero y le cuenta que provenía de la ciudad de Khoy, donde trabajaba como pastor y día a día se angustiaba con la idea de no perder a las ovejas de su patrón, por lo que aprendió a contarlas en un solo instante. Al paso del tiempo hacia esto con las aves, con las hormigas y las abejas que se encontraban volando en un panal al mismo tiempo.
Debido a esta habilidad su patrón decide enviarlo a trabajar a la plantación de dátiles para controlar su venta. Ya teniendo diez años trabajando en las plantaciones el patrono decide darle en reconocimiento y agradecimiento por su trabajo unos meses de descanso. Por lo que se encuentra viajando hacia Bagdad para visitar a unos familiares y hacer un poco de turismo.
En el camino cuenta las hojas de las palmeras para no perder la habilidad, los pétalos de las flores y las aves que van pasando. Y le explica al viajero un breve ejemplo que lo deja boquiabierto ya que es increíble que un hombre pueda contar de aquella manera con tan solo 26 años. Malba le explica a Beremiz que una habilidad como esta es realmente algo valioso y que puede conseguir un empleo en una ciudad grande como Bagdad. Terminan la plática y continúan el viaje juntos.
Pocas horas después se consiguen a tres caballeros discutiendo un conflicto junto a una posada, estaban junto a un grupo de camellos. Beremiz les pregunta ¿Qué ocurre? Y el mayor de ellos le contesta: somos tres hermanos y recibimos como herencia estos 35 camellos. Según el último deseo de mi padre yo por ser el mayor debo recibir la mitad, mi hermano Hammet 1/3 y el Jarim el menor debe recibir una 1/9.
Pero cómo vamos a resolver este problema si a cada propuesta de uno de los otros dos hay una protesta. Si las divisiones no son exactas ¿qué vamos a hacer?. Beremiz les contesta: es muy simple, los voy ayudar para poder resolver este problema equitativamente. Si me permiten agregar un camello a sus 35. Malba se inquieta porque no se podían quedar sin camello. Lo interrumpe, pero Beremiz lo tranquiliza diciéndole que él se encargará de esto.
Añaden el camello a los 35 para que sumen 36 le explica cómo distribuir los camellos cumpliendo la voluntad de su padre: al primer hermano cede 17.5 camellos por ser la mitad de 35, ahora le tocan 18 camellos. Al segundo hermano que le tocaban 11.66 que es 1/3 de 35 le dan 12 camellos. Al tercer hermano con 1/9 de 35 eran 3.88 ahora recibe 4 camellos. Con esta solución todos salen ganando y sobran dos camellos de la cuenta. Beremiz le pide que le devuelvan el camello de Malba, y le den el otro por haberlos ayudado a resolver el problema.
Tres días más tarde se encuentran en el camino a un hombre herido de nombre Salem Nasair. Este era el jefe de una caravana, que fue atacada por nómadas, quienes asesinaron a todos menos a él porque logró esconderse en medio de los cadáveres de sus hombres.
Con mucha hambre el nombre le pregunta si tienen algo de comer, Malba tiene 3 panes y Beremiz 5, el hombre le ofrece que le puede pagar con 8 monedas por cada pan que coma, al día siguiente terminan de llegar a la ciudad de Bagdad, donde lo recibe un Visir del gobierno quien es el que le va a hacer el pago ofrecido a los hombres.
Este le pretende pagar 5 monedas a Beremiz y 3 monedas a Malba, Beremiz le dice si yo di 5 panes debo recibir 7 monedas y el solamente 1. Durante el viaje cuando tenían hambre cogían un pan y lo dividían en 3 partes una para cada uno. Como tenían 8 panes cada uno tomo 8 pedazos, por este motivo yo que tenía 5 panes tenía un total de 15 trozos, de estos trozos me comí 8 y di 7 trozos.
El que tenía 3 panes tenía 9 trozos de los que comió 8 y solo dio uno. Por esta razón a mí me deben dar 7 monedas y solo una para Malba. Beremiz reflexionó y dijo aunque matemáticamente esta división es exacta pero a los ojos de Dios no es perfecta por lo que tomo 3 monedas de oro y se las dio a Malba para tener la mitad de la recompensa cada uno. El Visir sorprendido con la habilidad para calcular, pero sobre todo por su generosidad lo contrató como su secretario.