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Entender que el Sello del Espíritu Santo lo recibimos hasta el momento en que nos bautizamos en la Iglesia de Dios.
Romanos 8:1-10
Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Porque lo que era imposible á la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios enviando á su Hijo en semejanza de carne de pecado, y á causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme á la carne, mas conforme al espíritu.
Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan; mas los que conforme al espíritu, de las cosas del espíritu.
Porque la intención de la carne es muerte; mas la intención del espíritu, vida y paz:
Por cuanto la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta á la ley de Dios, ni tampoco puede.
Así que, los que están en la carne no pueden agradar á Dios.
Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.
Empero si Cristo está en vosotros, el cuerpo á la verdad está muerto á causa del pecado; mas el espíritu vive á causa de la justicia.
En el cual esperasteis también vosotros en oyendo la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salud: en el cual también desde que creísteis, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
Efesios 1:13
Es importante explicar esta lección, ya que esto nos permitirá responder varias preguntas que nos hacen reflexionar sobre la manera en que el Espíritu Santo de Dios trabaja en el ser humano.
El apóstol Pablo, en su carta a los Efesios 1:13, ocupa el verbo "creer": "...desde que creísteis, fuisteis sellados", puede existir la confusión de que cuando uno entra a la Iglesia, en ese momento hemos sido sellados; sin embargo, esto no es así, veamos por qué.
Cuando una persona se acerca a la Iglesia y, después de un proceso de aprendizaje de la Santa Palabra de Dios, comienza a ser consciente de sus acciones, el Espíritu Santo transforma sus pensamientos y cambia para bien su pasada manera de vivir. Este proceso de transformación se lleva a cabo justamente por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios. Lo mismo ocurre con quienes han nacido dentro de la Iglesia, esta Entidad espiritual comienza a operar en ellos en el momento en que pueden darse cuenta sobre la rectitud de sus acciones.
Esta labor de cambio, la inicia Dios por medio del Espíritu Santo a partir del momento en que tenemos contacto con la doctrina de la Iglesia, o en el caso de los que hemos nacido en ella, desde que sabemos hacer diferencia entre lo bueno y lo malo. El trabajo se realiza, como ya lo hemos dicho, en la mente del individuo, a esto se debe lo que dice el apóstol Pablo: "A que dejéis, cuanto a la pasada manera de vivir; el viejo hombre que está viciado conforme a los deseos de error; Y a renovaros en el espíritu de vuestra mente" (Efesios 4:22,23).
Para algunos es muy difícil aceptar que quienes no son bautizados aún no forman parte del pueblo de Dios. Sin embargo, esta situación es parecida a la manera en que una empresa contrata a su personal de confianza. Cuando nos dan la oportunidad de trabajar en una empresa, primero necesitamos ser capacitados y poder mostrar nuestras habilidades. Luego, ya que hemos sido preparados, entonces firmamos un contrato a través del que se establece que ahora sí somos uno de los trabajadores de esa empresa. En este caso, el tiempo que duramos antes de nuestro bautismo es el tiempo en el que nos estamos preparando para formar parte de la Iglesia de Dios.
La firma de nuestro contrato es el sello que recibe cada persona que ha aceptado las condiciones y los requisitos para lograr alcanzar la vida eterna; tal sello lo recibimos cuando nos bautizamos.
De manera que el sello es la marca, señal o impresión, que sirve para certificar la autenticidad de ser hijo de Dios, es algo sin lo cual, nuestra pertenencia a la Iglesia de Dios no tiene validez alguna. El sello significa propiedad. Si fuimos sellados tenemos en nosotros el sello de propiedad y autenticidad de Dios: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" (2a. Timoteo 2:19).
El sello del Espíritu Santo sirve como una marca que muestra que pertenecemos a Dios y a su Hijo, siempre y cuando ya no andemos conforme a la carne (Romanos 8:9, 10; 1a. Corintios 6:19,20). El Espíritu Santo es el sello de Dios sobre el individuo que le acepta; ya que cuando el Espíritu Santo está en la vida del creyente, garantiza que somos hijos de Dios (Romanos 8:16).
Solo a partir del momento en que decidimos bautizarnos se pueden aplicar en nosotros las palabras que el apóstol Pablo dijo a los efesios: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención" (Efesios 4:30), esto es así porque sólo en el bautismo demostramos que verdaderamente creemos en Dios y en su Hijo Jesucristo, es un acto que demuestra nuestra plena confianza y fe en ellos, en sus palabras y promesas. Si morimos sin ser bautizados, corremos el riesgo de no tener parte con el Señor Jesucristo en su reino, el bautismo es el sello que nos permite estar señalados para cuando Jesús venga por segunda vez (Marcos 16:15, 16; 1a. Pedro 3:21).
Dios nos concede su Espíritu Santo como una garantía de la promesa de ser suyos para siempre, y de que seremos guardados en el día postrero, si así lo queremos. La presencia del Espíritu en el corazón del creyente produce arrepentimiento y los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22, 23), todo de la mano con el cumplimiento de los mandamientos y la voluntad de Dios, la oración, la alabanza y amor por su pueblo. Estas cosas son las evidencias de que es Espíritu Santo ha renovado el corazón de un ser que ha sido sellado para el día de la redención (Hechos 5:38).
Hermanos, finalmente, Dios va a cumplir con su palabra de darnos protección hasta el día de la redención; por tanto, ser sellados lleva consigo la promesa y la garantía de seguridad eterna, siempre que nosotros le demos a este sello el verdadero valor que tiene.
¿Qué debemos entender por el término "creer" de acuerdo a lo que dice Santiago 2:19?
¿Será la misma definición de "creer", la de Marcos 16:15, 16 y Efesios 1:13? ¿Cuál es la diferencia de "creer" en Santiago 2:19 y en Efesios 1:13?
¿Qué es un sello?
¿Para qué sirve un sello?
¿Cuándo somos sellados con el Espíritu Santo? Efesios 1:13
¿Por qué es importante ser sellados? ¿Qué debemos entender con la expresión "para el día de la redención"? Efesios 4:30; Romanos 8:23
¿Con qué acto somos sellados en nuestra vida?
¿Hasta cuándo tiene valor nuestro sello?
¿Cuál es la parte culminante de haber sido sellados con el Espíritu Santo? Efesios 4:30