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El 12 de marzo de 1947, el presidente Harry Truman se presento ante una sesión conjunto del congreso para pronunciar uno de los discursos más importantes de la historia norteamericana. Después de trazar la situación de Grecia, pronunció lo que luego se conocería con el nombre de la “Doctrina Truman”, que lanza definitivamente a Estados Unidos a un enfrentamiento total con la Unión Soviética, es decir, a la Guerra Fría. Estados Unidos dijo, “Que sólo podía sobrevivir en un mundo en el cual floreciera la libertad”.
Presidente de Estados Unidos de America durante la Segunda Guerra Mundial.
Una serie de antecedentes constituyen lo que es la Doctrina como:
Primero. El esfuerzo expansionista soviético le dejaba pocas opciones a Estados Unidos al margen de adoptar una política tendiente a contrarrestarla. Finalizada la guerra, sin duda hubiera preferido mucho más concentrarse en sus asuntos internos, según lo demostraba claramente la masiva desmovilización posterior a la guerra. Los norteamericanos estaban a punto a liberar sus exigencias reprimidas y pospuestas de bienes de consumo, en la medida de que la industria norteamericana pasaba de la producción propia de los tiempos de guerra a la propia de tiempos de paz. Al no depender de las exportaciones para el crecimiento económico, Estados Unidos no necesitaba de amplios mercados extranjeros; el mercado interno bastaba y en una década Estados Unidos se convirtió en la “sociedad de la abundancia”. El paso del aislacionismo al internacionalismo era producto de la distribución bipolar del poder, en la cual una ventaja de poder o de seguridad de uno tiende a interpretarse como una perdida de poder o seguridad del otro. En la medida de que una parte empuja, el oponente retrocede.
Segundo, el anticomunismo no era el ingrediente principal de la política norteamericana durante la segunda guerra mundial e inmediatamente después de ella. Durante la guerra, Estados Unidos había intentado superar las sospechas del Kremlin respecto de occidente para sentar las bases de la armonía y de la paz de posguerra. Al final de la guerra, la principal preocupación de los encargados de trazar la política norteamericana no era eliminar el auto proclamado comunismo, sino impedir una vuelta completa a la posición histórica de aislacionismo.
Tercero, el papel del anticomunismo en la política norteamericana consistía, esencialmente, en movilizar el apoyo del Congreso y del público a favor de la política, una vez que ya se había decidido acerca de ella. Una nación que históricamente había condenado la política de la fuerza como inmoral, y como una corrupción del ideal democrático, necesitaba una base moral para su nueva utilización del poder. Truman era consciente del deseo norteamericano de replegarse en el aislacionismo después de la guerra y no estaba seguro de que el público norteamericano estuviera listo para comprometerse en un conflicto potencial. Reconoció la necesidad de “venderle” al público nuevo papel de Estados Unidos en la política exterior, exagerando la amenaza con la que se enfrentaba la nación.
Cuarto, a pesar del universalismo de la Doctrina Truman, su aplicación estaba pensada para ser específica y limitada, no global. Los encargados de trazar la política norteamericana sabían perfectamente bien que Estados Unidos, si bien era una gran potencia, no era omnipotente; en consecuencia, las prioridades nacionales tenían que plantearse cuidadosamente. La contención sólo se implementaría donde pareciera que el estado soviético estaba tendiendo su poder. A pesar de los propósitos democráticos planteados por la Doctrina Truman, su primera aplicación es sobre Grecia y Turquía, ninguna de las cuales era democrática. Su ubicación estratégica se consideraba más importante que su naturaleza interna.
El quinto punto, y quizás el más importante, es la naturaleza contrastante de la expansión norteamericana y la soviética. La unión Soviética, que ya había anexado los estados bálticos, les imponía regímenes comunistas a sus vecinos y apostaba fuerzas en ellos para asegurarse la lealtad de tales estados. Por oposición, Irán, Turquía y Grecia solicitaban la ayuda norteamericana porque temían la presión y la intimidación soviéticas. La expansión soviética significaba la pérdida de su independencia; la expansión norteamericana la garantizaba.
La Doctrina Truman marca definitivamente las diferencias ideológicas, políticas, sociales y económicas, existente entre las dos principales potencias vencedoras de la segunda guerra mundial, las que se denominaron superpotencias mundiales.
El discurso proclamado por Truman, puso en conocimiento mundial el rechazo norteamericano hacia la política expansionista de Stalin. Lo que hizo a los Estado Unidos a tomar cartas en la situación mundial, considerándose el único capacitado para ayudar a los países afectados tanto por la guerra como por la política soviética. Esta situación provocó un cambio en la política exterior norteamericana, el dejar de lado su papel aislacionista por uno intervencionista.
Al inicio de esta política, denominada de contención, no fue muy valorada por los países europeos, al considerarla poco efectiva. Esta visión cambia con la participación de Estados Unidos en la defensa de Corea del Sur, ante la invasión realizada por Corea del Norte, ayudada por la Unión Soviética. Con esto, la política exterior, tomo un carácter anticomunista y globalizador.
Con el pasar de los años esta política de contención se hizo efectiva en países que se veían afectados por el expansionismo ruso como fue Corea, Vietnam, entre otros.
Otra importante consecuencia, fue que la posición soviética tendió hacerse más rígida, y esta reacción fue visible en dos concreciones: La creación del Cominform y especialmente en la excomunión del régimen yugoeslavo.
Como último, la Doctrina Truman, en su lucha entre el mundo libre y el comunismo y la misión universal de Estados Unidos, cumplió bien con su propósito. En 1950, después de la primera prueba atómica soviética de 1949, años antes de lo que se había esperado, el Consejo de Seguridad Nacional, emitió un informe pintando el carácter generalizado de la amenaza soviética y la posibilidad para 1954 de un ataque atómico soviético contra Estados Unidos. El informe estaba pensado para despertar a los burócratas de la política exterior y alertarlos respecto de la necesidad de un rearme militar tendiente a bloquear los designios soviéticos. Hasta que la guerra de Vietnam, socavó este consenso anticomunista, le sirvió los objetivos de quienes trazaban las políticas; la política de la contención recibió un amplio apoyo público y por parte del congreso, tanto de los demócratas como de los republicanos.