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DARLIN YISEL AGUILAR QUITUMBO
La hepatitis vírica canina es una enfermedad que afecta únicamente a los perros y no guarda relación alguna con la hepatitis humana. La enfermedad es hoy mucho menos frecuente gracias a la eficacia de las vacunas. Se puede observar sobre todo en cachorros que no han sido vacunados; pueden morir en el plazo de unas pocas horas y en situaciones de hacinamiento el contagio es muy rápido al igual que sucede con el moquillo.
Antes llamada enfermedad de Rubarth, está causada por un virus, el adenovirus canino del tipo 1. Son virus no encapsulados de ADN bicatenario son de tamaño medio (70-90nm) con forma deltaicosaédrica. El virus depende fuertemente de la célula huésped para su replicación.
El periodo de incubación es de 4 a 6 días, la Principal fuente de infección es la ingestión de orina, heces o saliva de perros infectados. Los perros que se recuperan de la infección pueden excretar el virus a través de la orina durante 6 meses. El virus es resistente a muchos desinfectantes y puede perdurar intacto en el entorno durante semanas o meses. Permanece en la mayoría de órganos entre 10 y 14 días, pero puede permanecer en los riñones durante 6 o 9 meses.
• Fiebre
• Colapso de vasos sanguíneos
• Desordenes de coagulación
• Problemas del sistema nervioso central
• Puede matar al perro en una horas
• Fiebre
• Vomito
• Diarrea
• Anorexia
• Letargo
• Inflamación hepática
• Acumulación de líquidos en el abdomen
• Hematomas y puntos rojos en la piel
Muy de vez en cuando pueden aparecer convulsiones, lo que puede conducir erróneamente a un diagnóstico de moquillo.
El edema corneal (que por el aspecto que da al ojo del animal suele recibir comúnmente el nombre de "ojo azul") es un trastorno que se observa en muchos de los perros que sufren la enfermedad.
Puede detectarse en un laboratorio con pruebas de ADN y otros métodos a partir de una biopsia extraída del hígado o de un ganglio linfático inflamado. En la necropsia, el hígado presenta cambios característicos cuando se observa una muestra al microscopio o ultrasonografía abdominal.
• Antibiótico para controlar las infecciones bacterianas secundarias.
•Medicación para controlar los síntomas, como diarrea, vómitos, insuficiencia hepática o los problemas de coagulación de la sangre.
• Intentar que el perro coma una dieta especial para la insuficiencia hepática.
• Guardar reposo absoluto, nada de ejercicio.
• Antiinflamatorios.
El tratamiento de esta enfermedad es sintomático, debido a que no existe una terapia específica que actúe sobre el virus.
Es necesario tener en cuenta que el hígado eliminará con lentitud algunos medicamentos y quizás sea preciso reducir las dosis o ampliar el intervalo de administración de los mismos, circunstancia que el veterinario tendrá en cuenta.
• Se basa en la vacunación, la hepatitis vírica canina siempre forma parte de la primera vacunación de los cachorros y a menudo también de las dosis de recuerdo anuales.
• Si el perro ha sido infectado y se encuentra en su periodo de recuperación, es importante que evite todo tipo de esfuerzo físico. Aunque en apariencia se muestre recuperado.
• Indispensable aislar a los perros que han sido infectados con el virus y a quienes han estado en contacto con ellos, además, se deberán tomar las medidas de higiene necesarias para evitar la propagación de la enfermedad.