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Transcript

Finaos

Desireé Páez.

África

1

En el Lumbalú se canta, se llora, se baila frenéticamente y se alaba al muerto, que está presente. La vela dura 9 días, y el más importante es el último.

Budismo

2

La persona se reencarna en otra vida y debe aprender en cada vida, lecciones para ir mejorando hasta llegar a ser un ser puro espiritual, que se ha ido perfeccionando a través de esas diferentes vidas.

Hinduismo

3

La preocupación del hindú no es la muerte. Para él, ésta no es el enemigo. Desde su nacimiento, la muerte para él no es un término. Él va a renacer en otro lugar y lo importante es interrumpir la cadena de los renacimientos. Desde siempre, él pertenece a la eternidad.En el pensamiento religioso del hinduismo, la muerte consiste en la unión del alma individual con el alma Universal, por lo que se cree que al morir se pasa no a otra vida como la que conocemos en la Tierra, sino a otra forma de existencia, que es esencialmente espiritual.

Tíbet

4

Allí se encuentran con la muerte con respeto y veneración. Y la existencia de la muerte llega a ser un estimulante para el desarrollo del hombre. Este crecimiento es subrayado durante toda la vida, y especialmente cuando la persona está moribunda.

México

5

Las ofrendas y los altares (llamado Altar de Muertos) son muy frecuentes, y ese día (conocido en España como Día de los Difuntos, el uno de noviembre y en el calendario azteca celebrado en julio-agosto), en México se celebra de una forma muy diferente. La jornada es toda una fiesta en el país y se realizan

Altares de Muertos increíblemente artísticos por todas las zonas de México.

6

los maestros llaman la disolución externa, que es cuando se disuelven los sentidos y los elementos, no referidos a elementos materiales sino a cualidades correspondientes a tierra, agua, aire y fuego. De forma somera esbozamos este proceso:

  • Los sentidos dejan de funcionar, ésta es la primera fase.
  • La disolución de los elementos comienza con el elemento tierra. El cuerpo pierde toda su fuerza, no tiene energía. Experimenta pesadez e incomodidad. Se instala la palidez y las mejillas se hunden. Experimentamos debilidad y fragilidad, alternativamente tenemos la mente agitada y delirante y luego somnolencia.
  • Después el elemento agua: perdemos el control sobre nuestros líquidos, tenemos la sensación de que los ojos se secan en las cuencas. Tenemos mucha sed, la boca y la garganta pegajosas y obstruidas. La mente se nos vuelve brumosa, frustrada, irritable y nerviosa.
  • El elemento fuego: se secan por completo la boca y la nariz, se va el calor del cuerpo. Al respirar el aire que pasa por la boca y la nariz es frío. La mente oscila alternativamente entre la claridad y la confusión y ya no recordamos cómo se llaman nuestros parientes y amigos, ni les reconocemos. Kalu Rimpoché escribe: “Para la persona que está muriendo su experiencia interna es la de ser consumida por una llama, de hallarse en medio de un rugiente incendio, o quizá la del mundo entero consumido por un holocausto de fuego”.
  • El elemento aire: cada vez es más difícil respirar. Emitimos estertores y resuellos. A medida que el intelecto se disuelve la mente queda perpleja, sin conciencia del mundo exterior, todo se vuelve borroso y se va la última sensación de contacto con el entorno físico. Hay alucinaciones y visiones

Yo me voy a centrar en el budismo de como vivían los fallecimientos

En la disolución interna:

  • Se disuelven los estados de pensamiento y emociones, tanto bastos como sutiles, y van apareciendo cuatro planos de conciencia de creciente sutileza
  • Se desarrolla un proceso inverso al de la concepción, en relación a las esencias heredadas de nuestro padre y de nuestra madre; mediante un proceso determinado de los centros y canales energéticos sutiles ambas esencias se encuentran.
  • Este proceso de encuentro da lugar, primero, a una experiencia como de “un cielo iluminado por la luna” y de percepción extraordinariamente clara, en la que todos los estados de pensamiento que derivan de la ira llegan a su fin. Es el resultado del descenso de la esencia del padre desde la zona de la coronilla hasta la zona del corazón. Después, la esencia de la madre asciende por el canal central del cuerpo desde la zona del bajo vientre hasta el corazón, experimentando una visión como “un sol que brilla en un cielo puro”, y una gran dicha cuando todos los estados de pensamiento que derivan del deseo dejan de funcionar. El encuentro en el corazón de ambas esencias se experimenta como “un cielo vacío envuelto en la más profunda tiniebla” y un estado mental libre de pensamientos.
  • Cuando empezamos a recobrar ligeramente la conciencia amanece la Luminosidad Base, o Clara Luz del Ser, como “un cielo inmaculado libre de nubes, bruma o niebla”. El Dalai Lama afirma: “Esta conciencia es la mente más sutil e íntima. La llamamos naturaleza de Buda, la fuente real de toda conciencia. El continuo de esta mente perdura incluso en la budeidad”.
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