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Carlos II
Felipe III
Felipe IV
El siglo XVII
Tema 2.6.
Felipe II muere en 1598 y es sucedido por su hijo Felipe III.
Felipe III, como sus sucesores, delega las principales tareas y decisiones del gobierno en un valido de su confianza.
El favorito de Felipe III será el duque de Lerma, célebre por la corrupción de su gobierno (venta de cargos públicos, nepotismo).
Felipe III se encontró un país agotado económicamente por las innumerables guerras, y tuvo que firmar la paz con Francia e Inglaterra, además de la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (Holanda).
Durante su reinado también se produce la expulsión de los moriscos, que continuaban siendo rechazados por la población cristiana y además se temía que apoyaran una invasión turca.
Este decreto de expulsión, emitido en 1609 por Felipe III, llevó a una importante pérdida de población en Granada y en la Corona de Aragón, circunstancia que agravó la crisis económica.
Felipe III, monarca débil y apático, muere en 1621 y es sucedido por su hijo mayor.
Felipe IV reina entre 1621 y 1665.
El valido de Felipe IV es el conde-duque de Olivares.
Olivares intentará recuperar el prestigio perdido en política exterior, y realizará un enorme esfuerzo por centralizar y uniformizar los territorios hispanos.
España se verá envuelta en la Guerra de los Treinta Años, del lado del Imperio de los Habsburgo y contra Francia, Holanda, Suecia, Dinamarca y los protestantes alemanes.
Esa larga guerra termina con la Paz de Westfalia (1648), que supuso el reconocimiento de la independencia de las Provincias Unidas de Holanda por parte de la Monarquía Hispánica.
Sin embargo, la guerra contra Francia continuará hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que España cedía a los franceses el Rosellón y la Cerdaña.
La derrota española en la Guerra de los Treinta Años supone el fin de la hegemonía hispana en Europa y el principio del dominio francés en el continente.
En política interior, Olivares había proyectado la "Unión de Armas", para que todos los reinos peninsulares realizaran un esfuerzo equitativo en la guerra.
Sin embargo, este intento de centralización y fortalecimiento monárquico fue protestado en Portugal y Cataluña, que se rebelan en 1640.
Los portugueses proclamarán como rey al duque de Braganza e iniciarán un largo conflicto que finalizará con la independencia de Portugal en 1652.
Por su parte, la rebelión de Cataluña provocó un conflicto armado que se prolongará durante diez años y que terminó con la derrota de los rebeldes.
Tras la muerte del príncipe Baltasar Carlos, Felipe IV tuvo que casarse de nuevo para tener un sucesor varón. Finalmente nació Carlos, cuatro años antes de la muerte del rey.
Carlos II era un monarca débil y enfermizo, incapaz de gobernar.
Durante su reinado el poder lo ejercerán en un principio su madre y después su medio hermano, el bastardo Juan José de Austria.
El reinado de Carlos II se complicará con el problema sucesorio, ya que el monarca no podía tener hijos.
Se perfilan así dos candidatos:
El archiduque Carlos de Austria, de la casa de Habsburgo
Felipe de Anjou, de la casa de Borbón (nieto de Luis XIV de Francia)
Carlos II, antes de morir, nombra heredero a Felipe de Anjou, con la intención de asegurar la integridad territorial de la Monarquía Hispánica con el apoyo de la potencia hegemónica: Francia.
Pese al testamento del rey, no se logrará evitar que, a su muerte en 1700, comience una guerra de sucesión al trono español en la que intervendrán las principales potencias europeas defendiendo sus intereses.
Al siglo XVII español se le llama el Siglo de Oro, por tratarse de un momento de esplendor en el terreno cultural y literario.
Pero también se trata de una época de crisis socioeconómica, pues las guerras y las epidemias llevaron a un aumento de la mortalidad que, además, coincidió con una disminución de la natalidad y a una serie de malas cosechas.
El campesinado se vio sometido a una presión fiscal cada vez mayor y aumentó sensiblemente la pobreza y la picaresca.
Las riquezas americanas no se invirtieron en mejorar la situación económica de la península, sino que se destinaron a costear las guerras europeas.
El arte barroco rompe con el clasicismo renacentista, abandonando el equilibrio en favor del movimiento y la expresividad.
Catedral de Murcia
La Iglesia católica utiliza el Barroco para expresar su magnificencia y poder frente al protestantismo.
El desarrollo de la imaginería (escultura religiosa en madera policromada) está ligada al aumento de las procesiones y a la necesidad de los fieles de manifestar públicamente su fe.
La pintura se aleja de la belleza ideal renacentista. Hay obras religiosas, pero también mitológicas, retratos y bodegones.
Los bodegones son naturalezas muertas que representan objetos, animales o vegetales.
Se producen importantes avances técnicos en la búsqueda de la perspectiva, utilizando la técnica del claroscuro (fuertes contrastes de luces y sombras).
La perspectiva aérea produce una sensación de profundidad gracias a los objetos difuminados.
Retratos
La rendición de Breda (o Las Lanzas) de Velázquez representa una escena de la guerra de Flandes.
En ocasiones, Velázquez mezcla temas mitológicos con escenas costumbristas, como en el caso de La Fábula de Aracne (Las Hilanderas).
En Las Meninas, Velázquez consigue llevar a la perfección el efecto de la profundidad en una escena cortesana.