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Biografía
Teoría Platónica
Mito de la Caverna
Platón divide entre el Mundo de las Ideas o Formas y el Mundo sensible
Mundo de las Ideas o Formas
Mundo Sensible
Platón hace un análisis del mundo sensible y se pregunta que clase de conocimiento tenemos de este mundo que experimentamos a través de los sentidos.
Los objetos sensibles aquellos que conocemos mediante la información sensorial parecen presentar, a menudo, cualidades contrapuestas.
De ellos, dice Platón, sólo podemos tener opinión, vale decir, podemos formular en referencia a un mismo objeto juicios contradictorios.
¿Cual es el objeto de este "verdadero conocimiento"?
Platón responde, las Ideas o Formas.
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Idea Universal de CABALLO, la cual
Universal, incorruptible y que no cambia
permite que las cosas sensibles participen
de ella a partir del reconocimiento que se
hace de ella en el mundo sensible
La idea de caballos surge del modelo
universal de CABALLO, por tantos todos los caballos con independencia de su tamaño, color, etc. son reconocidos como tal por que participan de su Universal (ellos son reflejo)
El alma preexiste a su encarnación en el cuerpo; antes de dicha encarnación, es como un cochero que conduce un carro tirado por dos corceles alados -el espíritu y el deseo- en un lugar "más allá del cielo"; allí las Formas eternas pueden ser contempladas en toda su pureza, sin mezcla de materia.
Incapaz de controlar los corceles, el alma pierde sus alas y cae a la tierra donde se encarna en un cuerpo y olvida el lugar de donde procede.
Así, encarnada, el alma pierde su condición de miembro del mundo del ser y se instala en el mundo del devenir, del llegar a ser y dejar de ser.
No puede ya contemplar las Formas en si mismas, sino sólo su manifestación o reflejo en los objetos del mundo sensible.
Esta manifestación de las Formas en la materia, aunque en ella se muestren desdibujadas y deformadas, sirve al alma para recordar el conocimiento directo que de ellas tuvo en su anterior condición y, gracias a esta reminiscencia, reconoce las Formas en los objetos sensibles.
Los objetos sensibles aquellos que conocemos mediante la información sensorial parecen presentar, a menudo, cualidades contrapuestas.
De ellos, dice Platón, sólo podemos tener opinión, vale decir, podemos formular en referencia a un mismo objeto juicios contradictorios.
Platón hace un análisis del mundo sensible y se pregunta que clase de conocimiento tenemos de este mundo que experimentamos a través de los sentidos.
En esta forma, el mundo sensible no puede ser objeto de un verdadero conocimiento. Este debe referirse, no a esa semirrealidad, sino a lo que es absolutamente, a lo que es eternamente igual a sí mismo, debe ser necesariamente verdadero, puesto que será referente a lo que es verdaderamente.
Estas no son algo de naturaleza mental, son entidades objetivas que existen con independencia de cualquier mente que las piense, pero cuya forma de existencia no es tampoco la de los objetos sensibles.
¿Cual es el objeto de este "verdadero conocimiento"?
Platón responde, las Ideas o Formas.
Las Ideas, no están sujetas a las condiciones del tiempo y del espacio y son eternamente iguales así mismas; consecuentemente, son universales y necesarias.
Ellas constituyen la verdadera realidad, no una realidad sensible, accesible a los sentidos, sino una realidad inteligible, accesible sólo a la razón.
Las cosas blancas, por ejemplo, son blancas, aunque imperfectamente, porque participan del universal correspondiente: la Idea de blancura.