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La comisión de propaganda gubernamental (Comisión Creel) fue capaz de transformar a una población pacifista en una histérica y belicista eliminando la libertad de prensa y de pensamiento político, aterrorizando a las masas y suscitando fanatismo patrio e inventando datos terroríficos para controlar el pensamiento del pueblo. Al contar con el creciente apoyo de la parte de la población con un nivel de cultura más alto, se propagan las ideas de la Comisión Creel al resto de la población, dejándose influenciar por estas ideas.
Los intereses y el bien común sólo son entendidos por la élite elevada de una sociedad y sólo ellos pueden tratar estas cuestiones. Es por esto que en una democracia funcional existen dos tipo de ciudadanos: los activos y el rebaño desconcertado (Lippman) y, con la finalidad de conducir a las masas estúpidas que no son capaces de imaginar ni prever por sí mismas, provocando líos si trataran de tomar partido en la sociedad, se le domestica por medio de la propaganda, la creación del consenso. Este divide los medios de comunicación, la escuela y la cultura popular, dejando que el sistema educacional sea dirigido solo a la clase élite para ser ciudadanos activos y al resto se les mantiene ocupados en otras cosas por medio de los medios y la cultura popular.
Son los ciudadanos pertenecientes a la clase especializada. Estos asumen un papel dentro del gobierno o en cuestiones administrativas. Son los que analizan, ejecutan, controlan y dirigen los procesos ideológicos, económicos y políticos. Son un porcentaje pequeño de la población.
Representan a la mayoría de la población y su función en la democracia es ser espectadores. A estos se les otorga la oportunidad de liberarse de ciertas cargas en la sociedad y dejarselas a los dirigentes que ellos mismos eligen en un momento de libertad. Luego de escoger a su dirigente, regresan a su posición de espectadores y observar las acciones que este dirigente llevará a cabo para hacerse cargo de las cargas de las cuales ellos (espectadores) se liberaron.
Las relaciones públicas se encargan de controlar la opinión pública. Esta se mueve en pro de impedir que el rebaño se organice, lo mantiene segregados para que no puedan dejar su posición de espectadores. Los relacionistas tienen el trabajo de inculcar los valores y plantar las ideas correctas en las personas para que la democracia siga funcionando como es debido. La meta es crear monopolios de los medios de comunicación para movilizar la opinión pública a una única y totalitaria y si alguien se atreve a pensar distinto, se les vende al rebaño como un subversivo que atenta contra la nación. Se les mantiene distraídos a base de la cultura popular y de miedo a posibles males para que no tengan tiempo de pensar por sí mismos.
Estimulados a base de miedo, el pueblo es obligado a tragar ideas contrarias a las suyas por medio de propagandas amplias y generalizadas. De tal forma hacen creer al pueblo que están solos, que nadie más piensa de la manera en que ellos piensan, haciéndoles imposible su organización. El pueblo queda al margen y mirando hacia otro lado y sin más remedio que brindarle su total apoyo al estado.
Se busca acaparar los medios de comunicación y tener control absoluto sobre los sistemas educativos para mantener al pueblo alienado cambiando los hecho de la historia para disimular y justificar actos negativos, erradicar “malos pensamientos” y recuperar la aceptación del pueblo haciéndoles creer que cualquier cosa que se haga es movida por una intención noble y en pro de protegerlos.
A pesar de la propaganda y los intentos de fabricar opinión, la expansión de las disidencias a principio de los ochentas tuvo un efecto civilizador en el rebaño. Creo terrenos en los que las personas, de acuerdo o en desacuerdo, se entendían entre sí y entendían de lo que se hablaba. Esto les dio al pueblo capacidad y disposición para pensar por sí mismos, creciendo el escepticismo entre ellos y posibilitando la organización del rebaño, lo que representa un problema para la democracia funcional.
Hay casos en los que mantener al rebaño ocupado con la cultura popular y los medios no es suficiente. A veces los estados presentan problemas internos como la pobreza, criminalidad, detrimentos en salud, etc., que amenazan con despertar la atención del pueblo debido a que las consecuencias de estos problemas afectan directamente al rebaño, y el cuestionamiento es algo que la democracia no se puede permitir. Entonces, para evitar esto, el estado crea enemigos de todo tipo para mantener al rebaño concentrado en lo que ocurre a su alrededor en su batalla contra los enemigos y no en los problemas internos.
Con el objetivo de mantener la fabricación de consenso funcionando, la clase especializada y la élite de las sociedades que poseen el monopolio de los medios, son selectivos a la hora de mostrar y que no, que dejar que se sepa y que no y desde qué perspectiva presentar las cosas.Por esta razón, la prensa y los medios niegan hacer ciertas coberturas informativas y las televisoras rechazan las emisiones de ciertas otras. Así se perpetra el estado de ignorancia del rebaño, haciendo que las masas tengan cierta percepción de las cosas que ocurren y acepten y apoyen sin más las posturas y decisiones que la élite toma. Esto los mantiene domesticados.
La guerra del golfo se nos presenta como un ejemplo preciso de una cultura totalitaria ejecutada de manera perfecta demostrando que cosas como la fabricación de la opinión funciona. Es el mismo caso que la Comisión Creel; crea enemigos de los que hay que protegerse y, por medio de la propaganda, vuelve histérica y con hambre de militarización, invasión y guerra, solo que los métodos han evolucionado, gracias a la televisión y grandes inversiones, adaptándose a los contextos del día de hoy para seguir domesticando los rebaños, sirviendo a los estados y destruyendo el mundo.