Probad los espíritus

Entre los que piensan separarse de la Iglesia hay algunos que no miden las consecuencias de esto a corto y largo plazo. Formar otro grupo religioso parece muy fácil, pero la realidad es que implica una gran responsabilidad, porque tiene que dar cuenta a Dios por las almas a las que se les predica de su Palabra. Por lo tanto, sobre quienes se separan de la Iglesia para formar su propio grupo religioso, recae una carga muy pesada considerando que, al abandonar la nutrición de la sana doctrina, su predicación se convierte en una doctrina totalmente diferente, y por lo tanto, contraria a la verdad de Dios en la que un día creyeron.

Es por esto que el apóstol Juan nos advierte al decir: “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1ª Juan 4:1). Él nos aconseja que debemos probar o discernir los espíritus, si son de Dios o no.

A veces no es fácil poder distinguir las diferencias que existen entre distintas organizaciones religiosas. Algunos dicen que es lo mismo porque toman las enseñanzas de la Biblia, o tienen el mismo nombre, engañan a los integrantes de la Iglesia. Pablo decía que era un don saber discernir esos espíritus: “A otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía; y a otro, discreción de espíritus; y a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1ª Corintios 12:10). Discreción significa discernimiento, es decir, saber hacer diferencia. A eso se debieron las palabras de Jesús cuando dijo que aún a los escogidos engañarían: “Porque se levantarán falsos Cristos, y a falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24)

Así como hay diferentes enseñanzas hay también diferentes espíritus; por consiguiente, debemos probar los espíritus para saber si son de Dios o no. Desde el momento en que se mencionan dos opciones –si son de Dios o no- debemos tener mucho cuidado de a quién recibimos con la Palabra. El apóstol Pablo nos dice que la lucha que tenemos no es “…contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires” (Efesios 6:12). Estas potestades no son necesariamente monstruos o seres humanos poseídos por el diablo, sino enseñanzas que debemos combatir todo el tiempo de nuestra vida.

Discernir los espíritus implica hacer un buen juicio para lograr hacer la diferencia entre dos pensamientos o dos doctrinas. La discreción de espíritus es dada por Dios y el Espíritu Santo para ayudarnos a hacer, con toda sensatez, un juicio sobre el espíritu de los demás, según las bases de la Palabra de Dios, así podremos ubicar fácilmente a todos aquellos que no vienen predicando conforme al Espíritu de Dios. Esto nos sirve para hacer diferencia entre lo santo y lo profano.

No es extraño para nosotros saber que el verdadero evangelio ha sido trastocado desde el primer siglo de la era común, también sabemos que a pocos años de haber ascendido el Hijo de Dios ya habían hombres que predicaban otro evangelio, y no es que haya más evangelios, pero ya existía la predicación de un mensaje con diferencias muy notables (Gálatas 1:6-9).

Creer en el verdadero evangelio debe ser la distinción de todos aquellos que nos preciamos de ser hijos de Dios, por eso existe la necesidad de saber identificar a quienes se han separado del verdadero evangelio. Estas personas dicen tener la capacidad de ver lo que nosotros no podemos y que gracias a eso han avanzado más en el conocimiento de la Palabra de Dios. Incluso, sostienen que en la Iglesia de Dios estamos mal por creer en lo que ahora ellos consideran equivocado, y que son ellos quienes nos pueden enseñar la verdad. Sin embargo, nosotros confiamos en que la palabra de Dios nos ha dotado de lso sentidos necesarios para poder probar a todo espíritu y saber si éste viene de Dios o no. Esta capacidad nos ayudará a tomar la mejor decisión (2ª Corintios 11:3; Hebreos 5:14).

En el libro de Job 34:3, 4 el Señor nos enseña que nos ha dado los sentidos necesarios para poder analizar su Santa Palabra; a través de ellos logramos aprender el verdadero mensaje de Dios y podemos también reconocer cuando alguien viene a predicarnos una doctrina diferente. Es tan grande la bondad de nuestro Dios que, incluso cuando alguien se acerca a nosotros para desviarnos del camino de verdad, nos da todo lo necesario para mostrarle a esa persona que está en un error y para enseñarle la forma en que puede zafarse del lazo del diablo (2ª Timoteo 2:24-26).