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a
Un guión debe ajustarse a las siguientes características:
b
Al leer las recomendaciones es inevitable pensar en lo que el cine de Hollywood ha estado manufacturando en los últimos veinte o treinte años y en guionistas obsesionados por la estructura, que dividen sus obras en partes medidas hasta el detalle: tres actos, cada uno de ellos con dos, cuatro o siete puntos de giro; y que trabajan cada escena también como una estructura en tres partes, con "arcos" de la secuencia y del personaje.
1. Las escenas se suceden siguiendo una lógica estricta de causa y efecto.
2. El protagonista tiene un adversario que se opone a sus deseos y necesidades.
3. El interés de la historia se va haciendo mayor a medida que el guión avanza.
4. El protagonista llega hasta el punto más bajo en la crisis, para luego remontar.
5. Las escenas reproducen la misma estructura que la historia, con un planteamiento, una complicación y clímax y una solución o un nuevo conflicto.
Pertenecen a la descripción de la obra "bien hecha" que se estableció
hacia 1920
Tabla comparativa de cuatro teóricos confeccionada a partir de la del programa de software de guión.
fadeinpro
kitscenarist
celtx
finaldraft
arcstudiopro
hollywoodcamerawork
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Esta estructura, tiene el problema en su forma más tópica de reducir la complejidad de la vida y el drama a un esquema simple y previsible, donde la relación entre causa y efecto crean una línea de acción tan rígida que elimina toda ambiguedad, además de limitar el tono, la armósfera y la voz del narrador. Todo se somete a las necesidades y conflictos del personaje, que empieza siendo reflexivo y dubitativo, pero que en cuanto cae en la tentación va dando tumbos de un lado a otro, hasta que de repente se da cuenta de lo que ha hecho, y entonces parece recuperar milagrosamente la cordura.
La estructura reparadora también muestra un mundo dividido en buenos y malos, donde todo ocupa su lugar y acaba resolviéndose.
c
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Si las salas rechazaban un negocio tan poco interesante, entonces se quedaban sin estrenos taquilleros. Las productoras llegaron a pedir un porcentaje por anticipado sobre la recaudación.
La industria del entregenimiento, que es el segundo negocio exportador de Estados Unidos, obtiene hasta el 40% de sus veneficios de Europa y el resto del mundo.
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El desenlace permitía que el espectador saliera de la obra satisfecho, sin inquietudes. Casi siempre se trataba de un final feliz, pero cuando no lo era, resultaba aceptable para cualquier buen padre de familia.
Los espectadores no acudían al teatro para ser instruidos o corregidos, sino para relajarse y entretenerse con historias ficticias, extraordinarias y románticas.
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Otro ingrediente de la fórmula del éxito es la promoción:
Hollywood realiza un gasto en publicidad que supera la mitad del ya elevadisimo presupuesto de producción de sus películas. Pero la publicidad no es el último ingrediente de la fórmula del éxito.
En 1982, el presidente y antiguo actor Ronald Reagan modificó las reglas del juego y permitió que los estudios pudieran recuperar el control de las salas: la compañía MCA, propietaria de Universal, adquirió en 1986 más de cuatrocientas pantallas, entre ellas las de Cineplex Odeon. Con el control de las salas, los nuevos conglomerados cinematográficos pudieron frenar el paso a distribuidoras independientes. En los años 80´s, las distribuidoras podían llegar a cobrar el 90% de la recaudación en las salas en concepto de alquiler de la película.
Terapéutica, curativa o reconstituyente, porque hace que el espectador salga feliz y satisfecho del cine, con la conciencia tranquila, bien content.
La estructura en tres actos reparadora consiste en tres actos con sus puntos de giro. El primer acto es el planteamiento; el segundo, la confrontación, y el tercero, la resolución. Cada acto comienza bajo para ir ascendiendo. Al final del primer acto el personaje da un paso que le mete en la aventura. Durante el segundo acto el personaje es llevado de un lado a otro por las consecuencias de sus acciones e intenta diversas soluciones. En el tercer acto debe salir de ese pozo y tiene algún tipo de revelación: quiénes son sus amigos, quienes sus enemigos.
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Karl Marx, estaría de acuerdo en que la historia del cine en las últimas décadas es una estupenda constatación de cómo la estructura influye en la superestructura, en este caso en la manera de escribir guiones y en el tipo de películas que se estrenan.
El guión tampoco escapó a los cálculos comerciales de la industria del entretenimeinto en los años 80. Se necesitaban películas que se entendieran con facilidad. Había que volver a una estructura más convencional: "Una película debe gustar a todo el mundo, y, por lo tanto, debe perder buena parte de su personalidad y de su profundidad.
Las películas también debían ser adecuadas para alquilarse después en videoclubs y posteriormente en la televisión.
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En los últimos años se advierte un cambio en la manera de escribir guiones que recuerda a los que se han producido en el teatro, la pintura, la poesía o la literatura; se abandonan fórmulas empleadas durante años y se crean nuevas estructuras, nuevos intereses narrativos, nuevas maneras de contar las cosas.
Muchos guionistas actuales buscan sus modelos no en el Hollywood de los últimos treinta años, sino en el de los años treinta.
El pensamiento vertical es el que echa mano de reglas aprendidas y las repite de manera acrítica, sin darse cuenta de que quizá no sirven para el guión que está escribiendo. El pensamiento lateral nace un uso excesivo de eso que llamamos instinto, que casi siempre es tan sólo la suma de nuestros prejuicios.
El problema se produce cuando además de imitar otros modelos se aplican fórmulas dogmáticas relacionadas con la estructura, entonces no hay manera de escapar del cliché.
Son esquemas tradicionales que siempre han existido, universales si se quiere, pero que ya habían salido matizados, corregidos, enriquecidos e incluso negados por los propios dramaturgos griegos, desde Equilo hasta Eurípides
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La llamada forma clásica o estándar de escribir guiones no es, como hemos visto, la verdadera forma clásica, sino una interpretación formalista en grado extremo, surgida en los años ochenta. La teoría aristotélica de la narración tampoco es la que se suele explicar que una obra debe tener tres actos. Pero Aristóteles habla a veces de dos actos y en ocasiones de tres, de cuatro e incluso, como cuando se refiere a la Iliada, de multitud de episodios.
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La estructura en tres actos, "el paradigma", se convirtió en las Tablas de la Ley del cine de Hollywood. Cualquier guionista que quisiera dedicarse al oficio encontraba lo que había que hacer para escribir un guión. El resultado fue películas cada vez más parecidas unas a otras y cada vez más artificiosas en su estructura. Hoy en día, no sólo los guionistas, sino también muchos espectadores empiezan a cansarse de ver siempre lo mismo y reclamar nuevas maneras de contar historias.
La verdadera teoría aristotélica de la narración es más interesante: para Aristóteles, un guión debe ser como un organismo, como un ser vivo, en el que todas sus partes contribuyen a un mismo fin.
El montaje transparente clásico de Hollywood pretendía que el espectador no percibiese el esfuerzo de construcción narrativo y se dejase llevar por la acción sin hacerse preguntas acerca de la forma empleada. Este esfuerzo de anonimato hizo que durante muchos años a la mayoría del público ni siquiera le importara quien había escrito el guión o dirigido la película.
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Método para escribir guión:
1. El pensamiento vertival propone la tarea que resolver.
2. El pensamiento lateral hace un brainstorming de posibles soluciones, sin preocuparse de que sean razonables.
3. El pensamiento vertical revisa las ideas e intenta dar forma a las más interesantes.
La gran paradoja de todo esto es que no se trata de relatos contados por un narrador omnisciente, se ha transferido esa omnisciencia al propio espectador: también él sabe lo que va a pasar y percibe, aunque no sea del todo consciente de ello, el mecanismo que hay de bajo, siente de un modo vago que se sabe la película.
Por eso, los guionistasy directores se vieron obligados a cambiar los argumentos y tuvieron que buscar nuevas fórmulas y trucos narrativos.
Diversos métodos para escribir guiones entre pensamiento vertical y lateral. El pesamiento vertical recorre de manera ordenada caminos ya conocidos, avanzando en línea recta y sin desviarse; el pensamiento lateral maneja diferentes estímulos, los mezcla y obtiene resultados inesperados. De Bono considera que ambas formas de pensamiento son necesarias: hay que seguir un método y unas reglas para no perderse en abstracciones irrealizables, pero también es necesario no aferrarse demasiado a dogmas y reglas y estar abierto a ideas que a primera vista parecen absurdas.
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Por otra parte, en esa estructura los apsectos sociales o externos al pesonaje se minimizan.
El problema con la estructura reparadora es que el narrador no tiene ninguna posibilidad de crear sus propias reglas porque está sometida a una estructura tan férrea que le impide tener una voz propia.
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No es extraño que surgieran directores como Alfred Hitchcock, quien, a pesar de ser un firme defensor del suspense frente a la sorpresa, ofrecía como principal reclamo la no previsibilidad de sus historias e insistía en que nadie contara los golpes de efecto y el desenlace; el placer no consistía sólo en el relato, sino también en la manera en que ese relato trastocaba las expectativas del espectador.
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