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Cuarta palabra de Jesús en la Cruz Mateo 27:46.
Las palabras “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” aparecen en Salmo 22.1, un Salmo que habla sobre el sacrificio del Mesías. ... La misma palabra es utilizada tanto en Salmo 22.1 como en el Salmo 16.10. El Salmo 16.10 textualemente dice así: “Porque no (azav-abandonarás) mi alma en el Sheol”.
Mateo 27:46, Marcos 15:34
El Calvario, también conocido como el Gólgota, fue un sitio que se encontraba cerca del exterior de las murallas de Jerusalén. En este lugar según los evangelios fue crucificado Jesús.
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Jesús vino a darse como un sacrificio para todas las naciones. Este mensaje fue anunciado al principio de la historia humana, escrito con una signatura divina en el sacrificio de Abraham y en el sacrificio de la Pascua, con más detalles predichos en varias profecías en el Antiguo Testamento.
De mí y de ti. Él quiere que nosotros reconozcamos lo inmenso de su sacrificio, que reconozcamos que no estamos solos, que aclamemos a Él.
"¡Dios mío, Dios mío!" ¿Por qué me has abandonado? Jesús gritó con voz fuerte, utilizando la poca respiración que necesitaba para expresar la terrible angustia que sentía. Estas palabras que Jesús pronunció desde la cruz no fueron porque se sintiera abandonado por el Padre, todo lo contrario, el Padre estaba a su lado dándole fuerzas para completar su misión. Como ser humano, Jesús experimentó el dolor y la angustia normal del género humano, sintiendo una inmensa soledad al verse abandonado por todos sus discípulos y amigos, al ser traicionado y acusado de blasfemo, al ser vendido y golpeado, flagelado, insultado y coronado con espinas. Se pasó la vida "haciendo el bien" y sus seguidores lo abandonaron. Pero para los hombres no fue suficiente haber pasado por este mundo haciendo el bien a todos. Llegó hasta el extremo del amor. !Dio vida! a aquello que había predicado antes: "Nadie tiene amor más grande que el que da la propia vida por sus amigos”. Pero también la dio por sus enemigos, por aquellos que le estaban crucificando.
Que veia Jesus desde la cruz
EL SUFRUMIENTO DE JESUS
Cual es el sentido de 4ta palabra de Jesus en la cruz
Que experimento Jesus en la cruz
JESUS
simboliza el sufrimiento del ser humano
Veía a todos los hombres y mujeres que sufrirían. Sintió en sus propias llagas las infinitas llagas de todos los cuerpos que serían torturados por el hambre y la miseria. Sintió las heridas que son consecuencia de la injusticia y la crueldad, el dolor de las llagas de los encarcelados, de los rechazados y despreciados por la misma sociedad. Sintió en su pecho el dolor que siente un anciano cuando es olvidado por los suyos. Sintió en la piel el ardor de todos aquellos que serían marginados por su raza. Y esas voces, desde el silencio se unían a la de Jesús diciendo: ‘Señor, Señor… ¿Por qué me has abandonado?
Es la de redimir al hombre en su totalidad destruyendo el pecado y la muerte, infundiendo nueva vida, su propia vida, la vida de la gracia, la vida eterna. No nos sintamos abandonados, Él está con nosotros, por nosotros y para nosotros. Pidamos, pues, poder vivir bajo su amparo y con el amor del Padre.
experimenta en su alma los efectos del pecado de la humanidad, es decir, experimenta la ruptura de la comunión con Dios
En la cuarta palabra, Jesús descubre sus propios sufrimientos en la cruz como Dios hecho hombre. Estas palabras aunque fueron dirigidas al Padre, no llevaban la intención de reclamo, pero si de búsqueda de respuestas. Aún en su dolor, le invade en lo más profundo de su corazón una dicha inmensa al saber que está cumpliendo su voluntad y demostrando así su amor al Padre y a todos los hombres. En esos momentos Él se hace uno con Dios-Padre, buscando nuestra salvación. Sus palabras fueron dirigidas a todos los que no creen o los que creen a medias, a los que conocen a Dios pero viven como si nunca hubieran escuchado su nombre, a los que tuvieron Fe y la perdieron, a todos los que una vez fueron santos y ahora son pecadores.
Mateo 26:39
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: «Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.