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La tibia es un hueso largo de forma prisma triangular, par, situado en la parte anterior e interna de la pierna; presenta dos curvaturas de sentido contrario: la superior, cóncava hacia fuera; otra inferior, cóncava hacia dentro (en forma de S itálica).
Es el más grande y más fuerte de los dos huesos de la pierna debajo de la rodilla en los vertebrados (siendo el otro el peroné),
Conecta la rodilla con los huesos del tobillo.
Es comúnmente reconocido como el más fuerte de hueso de carga del cuerpo.
También llamado fíbula, es un hueso de la parte inferior de la pierna, largo, par, asimétrico, formado por un cuerpo prismático triangular, con tres caras, externa, interna y posterior; tres bordes, anterior y laterales, y dos extremos, superior o cabeza donde se destaca la apófisis estiloides y el maléolo latera
Se deriva del latín: Fibula, que también significa un cierre o broche.
El hueso se llama así porque se asemeja a un broche como un imperdible moderno
La palabra peroné se remonta al año 1670, para describir un cierre o broche y se utilizó por primera vez en inglés (fibula) para el hueso más pequeño en la pierna (1706).
Es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea o cartilaginosa, a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso.
El término es extensivo para todo tipo de roturas de los huesos, desde aquellas en que el hueso se destruye amplia y evidentemente, hasta aquellas lesiones muy pequeñas e incluso microscópicas.
Hemorragia interna
Dolor muy fuerte
Hinchazón
Imposibilidad de caminar, soportar peso, ni mover la extremidad afectada.
En caso de roturas cerradas (no sobresale ningún fragmento de hueso a través de la piel) puede detectarse una deformidad significativa en la zona de la lesión.
No es infrecuente que se trate de fracturas abiertas, ya que la capa de piel y hueso que recubre la tibia es muy delgada. En estos casos, puede verse un fragmento de hueso atravesando la piel
Pérdida de sensibilidad en la zona afectada y por debajo de esta (si se ha lesionado algún nervio a consecuencia de la fractura).
El manejo de este tipo de lesiones debe tener como principal objetivo la consolidación de la fractura en el menor tiempo posible, sin que queden deformidades y sin que la extremidad pierda su función. Cuando se trata de una fractura abierta o expuesta, el principal objetivo es evitar que la lesión se infecte.
No siempre es necesaria una intervención quirúrgica ya que dependerá del tipo de lesión, su estabilidad y si tiene o no compromiso de las superficies articulares, tanto en rodilla como en tobillo. De ser necesaria la operación, lo habitual es que se coloque un clavo endomedular o placas especiales que están diseñadas anatómicamente.