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Por el Rev. Jose Cruz
Lo que se necesita no es un evangelio diferente, sino la
totalidad del evangelio, tal como aparece escrito en el Nuevo Testamento.
Insistimos en esto, porque se ha descuidado la figura del Espíritu Santo a
lo largo de los siglos, y a nosotros nos ha tocado la tarea de comprender
de nuevo su persona y su obra, tal como están reveladas en la Biblia y son
experimentadas en la vida de la Iglesia hoy.
11.1.1 Los títulos del Espíritu Santo
Los nombres y títulos del Espíritu Santo nos revelan mucho acerca de quién es Él. El título más frecuente en el Antiguo Testamento es “el Espíritu de
Yahwé” (heb. ruáj YHWH [Yahwé]), o como se suele encontrar en
numerosas traducciones antiguas: “el Espíritu del Señor”.
Continuacion
Los símbolos nos dan imágenes concretas de cosas que son abstractas,como la Tercera Persona de la Trinidad. El viento. El signiɹcado básico de nefesh es “ser viviente”;esto es, todo lo que respire.
Su amplitud semántica se desarrolla a partir
de aquí, para referirse a prácticamente todos los aspectos emocionales y espirituales de un ser humano vivo.
El agua. Sin el aliento que da vida, y las aguas del río del Espíritu Santo, nuestra vida espiritual quedaría
ahogada muy pronto y se agotaría por completo.
El fuego. El aspecto puriɹcador del fuego queda claramente reɻejado
en Hechos 2. Mientras que es un carbón tomado del altar el que puriɹca
los labios de Isaías (6:6–7), en el día de Pentecostés, las “lenguas de fuego”
simbolizan la llegada del Espíritu (Hechos 2:3). Se usa este símbolo una
sola vez para describir el bautismo en el Espíritu Santo
Dios sigue obrando en su iglesia y con cada uno de nosotros, transformándonos en la imagen de
Cristo. La doctrina de la santificación progresiva se refiere directamente a este tema
11.2.1 Antes del día de Pentecostés
“Saquemos por completo de nuestra mente la impresión de que el
Espíritu Santo no vino a este mundo hasta el día de Pentecostés.”1
Tengamos en cuenta la profecía de Joel 2:28–292
Notemos que la promesa no se refiere a un cambio en la actividad, o en la calidad de actividad del E.D
Lo que se profetiza es un
cambio en la cantidad, o amplitud de la actividad.
Durante los primeros años del movimiento pentecostal, generalmente
hacerse pentecostal equivalía a ser sacado de su denominación original
para entrar en una de las comunidades pentecostales.
11.2.3 Como Consolador
La obra
del Espíritu Santo como Consolador comprende su papel como el Espíritu
de verdad que habita en nosotros (Juan 14:16; 15:26), como Maestro de
todas las cosas, como Aquél que nos recuerda todo cuanto Cristo ha dicho
(14:26), como el que dará testimonio a favor de Cristo
El Espíritu Santo puede y quiere ayudar a todo creyente para que interprete y comprenda correctamente la Palabra de Dios y su obra continua en este mundo.
11.2.5 Para dar testimonio de Cristo
La actividad del Espíritu Santo como el que da testimonio de Cristo
comienza en el Antiguo Testamento y continúa hasta nuestros días. Fue el
Espíritu Santo quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamento
mientras escribían las profecías sobre el Mesías que habría de venir.
11.2.6 Como promesa
Es difícil sugerir que alguno de los títulos o motivaciones el Espíritu
Santo sea más importante que otro. Todo lo que hace el Espíritu es vital
para el reino de Dios. Sin embargo, hay una motivación central, una
función básica del Espíritu Santo, sin la cual todo cuanto se ha dicho de Él
hasta este momento sería en vano: el Espíritu Santo es el depósito que
garantiza nuestra herencia futura en Cristo.