Atmósfera Familiar.
Amosfera Autoritaria.
Se asemeja al anterior, pero en este caso la dureza y severidad de los padres no conllevan rechazo incondicional. El niño puede recibir afecto, siempre que se doblegue a las exigencias parentales. El niño percibe a los otros como duros y prepotentes, y a si mismo como débil, sometido y dependiente.
Atmosfera de Rechazo.
Atmosfera Doliente
Atmosfera Desesperada.
Uno de los padres se presenta como mártir y sacrificado de una mala situación familiar. Los niños perciben una atmósfera emocional de sufrimiento. Forjan una imagen del mundo y los otros como hostiles, amenazantes y no fiables.
Los padres están en una situación socioeconómica o de salud adversa o marginal (enfermedades crónicas, problemas económicos, marginación política, etc..) Que pueden conllevar problemas añadidos como el hambre, el alcoholismo, chabolismo, etc.
Los padres o los adultos dominantes tienen un estilo educativo coercitivo que justifican por la importancia que conceden a la disciplina en la formación del carácter del niño. Además los padres rechazan a sus hijos por diversos motivos (por que los perciben como una carga, porque les coarta la libertad, etc).
¿Que lugar ocupamos en nuestra familia?
Atmosfera Represiva
Semejante a la atmósfera autoritaria, pero además el niño es controlado también en la esfera privada junto a las normas formales de conducta. Estos niños desarrollan una sensación de estar actuando mal con frecuencia. Suelen percibir al mundo y a los otros como injustos, malos y controladores, y a si mismos como débiles e impotentes.
Atmosfera Familiar
Los adlerianos entienden que toda conducta tiene un propósito, de modo que las personas actúan en las situaciones según sus creencias y metas subjetivas. Las creencias personales están orientadas a metas, a menudo inconscientes, de modo que se articulan en el llamado "Estilo de vida"