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Hacia finales del 2014 las dos congregaciones (Maristas y La Salle) dialogaron sobre la mejor forma de responder a la situación crítica de los desplazados en las fronteras de diversos países del mundo de hoy. Las discusiones se enmarcaron en el contexto de las llamadas de los últimos capítulos generales que nos exhortan a ir a “… nuevas tierras” y “… más allá de las fronteras”.
Participan dos congregaciones: Maristas y La Salle y todas sus Unidades Administrativas como una nueva colaboración internacional e intercongregacional, abierta a hermanos y colaboradores o asociados.
El proyecto está bajo la dirección de dos consejos generales que crearán un equipo para, en un primer momento, ayudar a la cooperación con las Unidades Administrativas locales y, posteriormente, con las unidades regionales o conferencias de pertenencia.
En segundo lugar, establecer en el Líbano una Oficina Internacional de Coordinación. Esta creación es necesaria para coordinar las actividades del día a día. Esta oficina contará con la ayuda directa de las unidades administrativas locales que actuarán como principales socios a nivel local. Su conocimiento de la lengua, de la cultura, de los temas civiles y jurídicos, será esencial.
El Papa Francisco, el cual ha servido de inspiración para este proyecto, dirigió a todos los consagrados (noviembre de 2014) instándolos a considerar el testimonio profético de las congregaciones que trabajan unidas. Siendo dos familias de Hermanos que ya colaboran, se nos ofrece ahora la oportunidad de “… crear “otros espacios” donde pueda desarrollar la lógica evangélica del don, de la fraternidad, de la acogida de la diversidad y del amor mutuo.”
En las zonas fronterizas de Líbano.
Por ejemplo los niños y jóvenes que viven en la frontera entre Estados Unidos y México, y la región de África Central.
Cabe la posibilidad de que se unan a este proyecto otras comunidades de hermanos.
Este proyecto conjunto propone dos líneas de acción: en primer lugar, iniciar un proyecto de creación de espacios para atender a los niños desplazados.
En la última instancia, la visión de los dos consejos generales se orienta a la realidad global de las personas desplazadas, especialmente niños y jóvenes, y no simplemente a la crisis actual de los refugiados de Oriente Medio.