Introducing 

Prezi AI.

Your new presentation assistant.

Refine, enhance, and tailor your content, source relevant images, and edit visuals quicker than ever before.

Loading…
Transcript

Ensayo Filosófico

Gracias por su Atención

Integrantes

Gabriela María Corea Moran #13

Andrea Jimena Fuentes Alvarado #16

Daniela Mercedes López Shuttin #21

Ana Marcela Mejía Amaya #22

Daniela Michelle Pocasangre Alvarenga #30

Jessica Patricia Reyes León #33

¿Como elaborar un ensayo filosófico?

Averigua como contestar la pregunta

El miedo

El miedo no es más ni menos que un proceso natural del cuerpo humano y animal también que trabaja para nuestra propia supervivencia. De mantenerse en ese estado tan natural, el miedo no seria mas que una cualidad, una capacidad totalmente positiva... Pero en el mundo en el que estamos, el miedo se ha deformado mucho y hoy, muchas veces, no es más que una traba frente a la vida que nos gustaría vivir.

Es entonces que nos excusamos y nos escudamos bajo el miedo para dejar de hacer de todo. Para no dar un examen, para no comprar una casa, para no acercarnos a hablarle a Esa persona, para no abrir nuestro corazón a esa otra...

Y no somos enteramente culpables de esta situación, no.

Pero hoy el miedo ha tenido tantas transformaciones que a veces es difícil reconocerlo, y convertimos en normales, situaciones que no deberían serlo.

El miedo nos frena. El miedo no hace otra cosa que quitarnos cosas que podrían ser nuestras, de las que podríamos adueñarnos. El miedo nos quita alegrías, momentos, amores, perdones, reproches, abrazos, miradas. Nos quita errores, aprendizaje, charlas, viajes, ascensos, descensos, decepciones, tristezas, muertes, encuentros, perdidas.

Pero como algo que debería funcionar en nuestro provecho puede quitarnos tantas cosas?

Pues porque lo mal utilizamos. Porque no lo comprendemos. Porque le tenemos miedo.

Sí. Miedo al miedo.

Es el miedo al propio miedo el que nos frena. El miedo a que venga algo a avisarnos que las cosas están por cambiar, o ni siquiera. Miedo a que algo nos diga que QUIZA no vamos a poder controlar lo que se nos viene enfrente

Bueno, todo esto también es parte de la omnipotencia con la que hemos aprendido a vivir, no? Y a veces, aunque nosotros no tengamos ese miedo, es el miedo de los demás que a veces nos lastima. El miedo de alguien que no confía en ti para realizar alguna tarea. El miedo de esa persona que no te "avisa" de tus errores, por temor a que te enojes. El miedo de quien no se anima a acercarse a vos.

Y es nuestro miedo el que lastima a los demás a veces. Pero principalmente a nosotros mismos. Nos lastima y mucho.

No debemos temerle mas al miedo. Devolverle al miedo esa aburrida y estructurada definición de diccionario, para que no pase sus límites y nos afecte. Propongo que contagiemos nuestro no-miedo, que lo propaguemos. Que entendamos y hagamos entender que cualquier aspecto de nuestras vidas mejoraría sin ese miedo que nos paraliza.

Que comprendamos que el miedo, no es mas que un cartel en la general paz, diciéndote que podes tomar tal o cual camino; que el miedo no es mas que otra de las situaciones en las que debemos tomar una de dos opciones.

Escoge un tema o pregunta.

Argumenta coherentemente.

Estructura tus argumentos.

La Religión

Nadie ha logrado convencerme racionalmente de la existencia de Dios, pero tampoco de su no existencia; los razonamientos de los ateos me parecen de una superficialidad y futileza mayores aún que los de sus contradictores. Y si creo en Dios, o, por lo menos, creo creer en Él, es, ante todo, porque quiero que Dios exista, y después, porque se me revela, por vía cordial, en el Evangelio y a través de Cristo y de la Historia. Es cosa de corazón.

Lo cual quiere decir que no estoy convencido de ello como lo estoy de que dos y dos hacen cuatro.

Si se tratara de algo en que no me fuera la paz de la conciencia y el consuelo de haber nacido, no me cuidaría acaso del problema; pero como en él me va mi vida toda interior y el resorte de toda mi acción, no puedo aquietarme con decir: ni sé ni puedo saber. No sé, cierto es; tal vez no pueda saber nunca, pero «quiero» saber. Lo quiero, y basta.

Y me pasaré la vida luchando con el misterio y aun sin esperanza de penetrarlo, porque esa lucha es mi alimento y es mi consuelo. Sí, mi consuelo. Me he acostumbrado a sacar esperanza de la desesperación misma. Y no griten ¡Paradoja! los mentecatos y los superficiales.

Disfruta el estudio.

Haz referencias apropiadas

Definición, Características y Ejemplos

La rebelión de las masas.

Estructura de Ensayo Filosófico

El hecho de las aglomeraciones.

Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea de la hora presente. Este hecho es el advenimiento de las masas al pleno poderío social. Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, culturas, cabe padecer.

Esta crisis ha sobrevenido más de una vez en la historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su nombre. Se llama la rebelión de las masas. Para la inteligencia del formidable hecho conviene que se evite dar desde luego a las palabras "rebelión", "masas", "poderío social", etc., un significado exclusiva o primariamente político. La vida pública no es sólo política, sino, a la par y aun antes, intelectual, moral, económica, religiosa; comprende los usos todos colectivos e incluye el modo de vestir y el modo de gozar.

Tal vez la mejor manera de acercarse a este fenómeno histórico consista en referirnos a una experiencia visual, subrayando una facción de nuestra época que es visible con los ojos de la cara.

Sencillísima de enunciar, aunque no de analizar, yo la denomino el hecho de la aglomeración, del "lleno". Las ciudades están llenas de gente. Las casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huéspedes. Los trenes, llenos de viajeros. Los cafés, llenos de consumidores. Los paseos, llenos de transeúntes.

Las salas de los médicos famosos, llenas de enfermos. Los espectáculos, como no sean muy extemporáneos, llenos de espectadores. Las playas, llenas de bañistas. Lo que antes no solía ser problema empieza a serlo casi de continuo: encontrar sitio. Nada más. ¿Cabe hecho más simple, más notorio, más constante, en la vida actual? Vamos ahora a punzar el cuerpo trivial de esta observación, y nos sorprenderá ver cómo de él brota un surtidor inesperado, donde la blanca luz del día, de este día, del presente, se descompone en todo su rico cromatismo interior.

¿Qué es lo que vemos, y al verlo nos sorprende tanto? Vemos la muchedumbre, como tal, posesionada de los locales y utensilios creados por la civilización. Apenas reflexionamos un poco, nos sorprendemos de nuestra sorpresa. Pues qué, ¿no es el ideal? El teatro tiene sus localidades para que se ocupen; por lo tanto, para que la sala esté llena. Y lo mismo los asientos del ferrocarril, y sus cuartos el hotel. Sí; no tiene duda. Pero el hecho es que antes ninguno de estos establecimientos y vehículos solían estar llenos, y ahora rebosan, queda fuera gente afanosa de usufructuarlos. Aunque el hecho sea lógico, natural, no puede desconocerse que antes no acontecía y ahora sí; por lo tanto, que ha habido un cambio, una innovación, la cual justifica, por lo menos en el primer momento, nuestra sorpresa.

Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender. Es el deporte y el lujo específico del intelectual. Por eso su gesto gremial consiste en mirar al mundo con los ojos dilatados por la extrañeza. Todo en el mundo es extraño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas. Esto, maravillarse, es la delicia vedada al futbolista, y que, en cambio, lleva al intelectual por el mundo en perpetua embriaguez de visionario. Su atributo son los ojos en pasmo. Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro con los ojos siempre deslumbrados.

La aglomeración, el lleno, no era antes frecuente. ¿Por qué lo es ahora?

Los componentes de esas muchedumbres no han surgido de la nada. Aproximadamente, el mismo número de personas existía hace quince años. Después de la guerra parecería natural que ese número fuese menor. Aquí topamos, sin embargo, con la primera nota importante. Los individuos que integran estas muchedumbres preexistían, pero no como muchedumbre. Repartidos por el mundo en pequeños grupos, o solitarios, llevaban una vida, por lo visto, divergente, disociada, distante. Cada cual — individuo o pequeño grupo — ocupaba un sitio, tal vez el suyo, en el campo, en la aldea, en la villa, en el barrio de la gran ciudad.

Ahora, de pronto, aparecen bajo la especie de aglomeración, y nuestros ojos ven dondequiera muchedumbres.

¿Dondequiera? No, no; precisamente en los lugares mejores, creación relativamente refinada de la cultura humana, reservados antes a grupos menores, en definitiva, a minorías.

La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si existía, pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha adelantado a las baterías, es ella el personaje principal. Ya no hay protagonistas: sólo hay coro.

El concepto de muchedumbre es cuantitativo y visual. Traduzcámoslo, sin alterarlo, a la terminología sociológica. Entonces hallamos la idea de masa social. La sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no especialmente cualificadas. No se entienda, pues, por masas, sólo ni principalmente "las masas obreras". Masa es el "hombre medio". De este modo se convierte lo que era meramente cantidad — la muchedumbre — en una determinación cualitativa: es la cualidad común, es lo mostrenco social, es el hombre en cuanto no se diferencia de otros hombres, sino que repite en sí un tipo genérico.

La estructura de un ensayo filosófico debe reflejar la lógica del argumento del escritor. También, ésta determina el tipo de sistema en base al cual el escritor responde un asunto en el ensayo. Y aunque los principios básicos de la correcta escritura son válidos para estos trabajos: la claridad, la coherencia y organización; también otras preocupaciones lógicas lo son, e influyen en el proceso de escribir un ensayo

José Ortega y Gasset fue uno de los más importantes filósofos y ensayistas españoles del siglo pasado.

  • Fundamentar un propósito

A menos que escribas un ensayo filosófico abierto, tendrás que fundamentar un asunto o mensaje. Por consiguiente, el tipo de asunto determinará en gran parte la estructura del argumento. En otras palabras, la estructura se desarrolla a partir de dos categorías: la construcción de una idea y la defensa de un argumento. En la primera, la tesis central se expresa mediante una paráfrasis del punto de vista o argumentos, como, por ejemplo, el significado de la cueva de la metáfora de Platón. En la segunda, el escritor parte de una perspectiva para la defensa de un asunto determinado, como, por ejemplo, la eutanasia, cuya ética la defiende como una alternativa, en el cuerpo del ensayo.

• Los párrafos del ensayo

En los párrafos del ensayo filosófico, el escritor enuncia sus argumento y los desarrolla. El escritor expresa su sentido de lo qué es correcto o mejor, como punto de vista alternativo. En el pensamiento filosófico, la lógica es una herramienta fundamental, mientras que la explicación es sólo una consideración más para la organización de dichos párrafos. Cada uno debe abordar una razón y la explicación correspondiente según el argumento central como verdadero o falso. Los puntos de apoyo y las ideas no deben limitarse a una mera enunciación, sino que se deben apoyar en argumentos secundarios. Los principales párrafos deben cumplir tres tareas: la primera consiste en demostrar la validez de los argumentos secundarios y cómo es correcto el argumento central; la segunda tienen que apoyar con hechos la verdad de los argumentos secundarios y la tercera, los párrafos deben tener en cuenta otros puntos de vista, llamados contra argumentos. El escritor debe considerar y responder a posibles objeciones a su tesis central.

• Introducción

Un buen ensayo filosófico requiere de una introducción. Su longitud no debe rebasar los 8 y 12 enunciados. En ésta se expone la tesis central del escritor. En los ensayos que reconstruyen argumento preexistentes, se puede incluir un breve análisis crítico o un pasaje relevante acerca del asunto en cuestión. En el caso de los que discuten un asunto, y lo defienden con argumentos, se debe presentar la exposición de sus términos. Por ejemplo, en uno sobre la ética de la eutanasia requiere que la definición del término aparezca en la introducción. En la última frase de la introducción de cualquier tipo de ensayo filosófico, debe aparecer la tesis central y la posición del escritor, además debe presentar brevemente los aspectos o razones que desarrollará detalladamente más adelante en el trabajo.

• La conclusión

En los trabajos escolares, los estudiantes aprenden a formular una introducción en párrafos finales. Sin embargo, este método no es la mejor estrategia para escribir un ensayo filosófico. La conclusión debe lograr una de las tres tareas siguientes: la primera, considerar argumentos en contra de su tesis central que puedan plantear una objeción real, pero que no será aceptada por los que no tiene mucha experiencia; segunda, contextualizar el ensayo, imaginando y articulando las consecuencias según el panorama general para aceptar o rechazar la tesis central, y tercera, explorar las formas en que el tema del ensayo se puede desarrollar mucho mejor.

Ensayo Filosófico

¿Qué es un ensayo?

Es un escrito generalmente breve sobre temas muy diversos. No lo define el objeto sobre el cual se escribe, si no la postura del escritor ante el mismo; en el fondo podría ser una hipótesis, una idea que se ensaya.

En el ensayo, el autor plasma sus impresiones y reflexiones acerca de la vida; es y debe ser personal, subjetivo: una visión particular del escritor. Los filósofos defienden el ensayo como una forma de expresión real de las manifestaciones filosóficas, llámese tratado, discurso o réplica.

Un ensayo filosófico consiste en la defensa razonada de una afirmación, lo que significa que debe ofrecer al menos un argumento. Es decir, en filosofía un ensayo no consiste en la mera presentación de unas opiniones, ni tampoco en el relato de lo que otros filósofos han opinado al respecto de un asunto.

El ensayo es un tipo de texto en prosa que analiza, interpreta o evalúa. Se considera un género literario, al igual que la poesía, la narrativa y el drama.

Las características que debe tener un ensayo son las siguientes:

  • Es un escrito serio y fundamentado que sintetiza un tema significativo.
  • Posee un carácter preliminar, introductorio, de carácter propedéutico.
  • Presenta argumentos y opiniones sustentadas.

Learn more about creating dynamic, engaging presentations with Prezi