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Otro atributo de la palabra hablada es la posibilidad de AHORAR PLABRAS,
porque con todo lo que puede hacer con su voz, muchas no son necesarias. Al describir
algo en radio, hay situaciones emocionales que no requieren explicación.
Hablar de sí mismo significa crear un estilo, entrelazar un programa con otro a
través de personajes o de alusiones directas, recuperar lo dicho días atrás para crear y
mantener un pasado del medio.
En definitiva: tomarse como punto de referencia, aún cuando se tenga en cuenta
la variedad de temas que se dispongan.
Muchas veces en la radio se debe reiterar aunque sin banalizar. Parece
contradictorio, pero el reiterar no va contra el ahorro de palabras, porque reiterara es
indispensable y necesario. El locutor necesita recordar las ideas claves con algunos
toques de diferencia.
Las rutinas (el modo en que es armado un programa, tal cortina musical, tal
secuencia...) son una de las claves del discurso radiofónico (y no solo de él, por
supuesto). El ordenamiento asegura la identificación y el reconocimiento de las
producciones.
Se refiere con esta expresión, a todos los juegos que suelen darse entre dos o
más hablantes. Un buen esgrimista conoce los movimientos del otro y trata de anticiparse
a ellos para lanzar su estocada.
Aunque los medios nos presenten temas lejanos (sea en sentido geográfico,
histórico o incluso de ciencia ficción), lo hacen siempre de manera cercana. Ello porque
apelan a personajes, a relatos, a formas coloquiales de comunicación, a experiencias
cotidianas, afectos y sentimientos que comparten distintos sectores de la población.
Las rutinas aseguran no solo una continuidad, sino también, y fundamentalmente,
una seguridad tanto para a quienes producen como a quienes escuchan. (Daniel Prieto,
1994: La vida cotidiana)
El discurso radiofónico, nos permitirá reflexionar y aplicar a nuestra tarea
cotidiana los elementos más adecuados para hacer de nuestro discurso el más
atractivo e interesante.
La certidumbre es lo cierto, lo que constituye un suelo base sobre el cual me
muevo. Ningún organismo, afirmaba Norbert Wiener (en cibernética y sociedad), soporta
una incertidumbre demasiado prolongada. Pues bien, la búsqueda de certidumbre es
constante en cualquier ser humano, la búsqueda en todos los frentes, incluso, y tal vez
fundamentalmente, en los medios de difusión colectiva.
La improvisación responsable
1. Porque rompe la magia de toda interlocución conversada, siempre tan
espontánea y fluida.
2. Porque desvirtúa el momento de la locución como aquel donde el locutor se
da, toma en cuenta al oyente vivencialmente, lo siente y ayuda a construir sentidos.
3. Porque supone y subraya un sistema de producción industrializada del
quehacer radial.
Si lo que va a decir se ha
interiorizado previamente y forma ya parte de uno mismo, sale fluidamente. (Rosa María
Alfaro: 1994: La interlocución radiofónica).
Se llama palabra caricia a aquella organizada para llegar con dulzura al otro, para
no irritar ni el oído ni el espíritu. Su clave está en la serenidad
Se llama palabra orden a un discurso estructurado de tal manera que no deja
alternativas al interlocutor para reflexionar y tomar decisiones por su cuenta. Quienes
reciben el mensaje, reciben en realidad órdenes.
Al drama no siempre hay que entenderlo como tragedia, expresado con tono
dramático; por el contrario, el drama sirve para representar una acción a través de un
personaje (dramatizar).