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Debemos preguntarnos si de verdad la conducta delictiva está determinada por ciertos rasgos biológicos. En primer lugar, existen numerosos individuos cuyas características físicas los clasificarían como criminales y sin embrago nunca llegan a serlo. En segundo lugar, las teorías biológicas solo se centran en el factor biológico de la persona, olvidándose de todos los demás factores que también influyen en su conducta. Así, la correlación entre las elevadas tasas de criminalidad entre los miembros de una misma familia puede deberse a otros factores que no sean solamente los biológicos, como la educación o el entorno del que se rodean y la transmisión de valores delictivos.
Sarnoff A. Mednick y sus colegas, propusieron una teoría que implicaba la herencia criminal de un sistema nervioso autónomo que es menos sensible a los estímulos externos; en otras palabras, estas personas son más lentas de lo normal para aprender a controlar la agresión o el comportamiento antisocial. Debido a esta predisposición hereditaria, son más propensos a cometer crímenes.
se centra en el material genético de un criminal que consigue heredarse por la selección natural. Como los criminales sobreviven mediante la manipulación de las probabilidades en su favor rompiendo las restricciones legales, tienen más probabilidades de sobrevivir al transmitir sus predisposiciones genéticas participando del comportamiento criminal a su descendencia.
En esencia, esta teoría sugiere que el nivel de motivación de una persona está directamente relacionado con su conducta criminal. En otras palabras, un individuo con un bajo nivel de motivación tiene menos probabilidades de aprender formas alternativas de hacer frente a sus sentimientos de agresión y violencia.
Esta teoría también se circunscribe en la línea de la predisposición hereditaria, sin embargo, se centra en los cromosomas del individuo. Mientras que las mujeres tienen dos cromosomas X para definir su sexo biológico, los hombres tienen un cromosoma X y uno Y. Los individuos superhombres poseen un cromosoma Y extra. Esta teoría sugiere que estos superhombres tienen más testosterona, debido a este cromosoma Y extra, haciéndolos más propensos a la violencia y la agresión.
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