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CARTAS PAULINAS

Se dice que la crítica moderna nos habla sobre el corpus paulino, en el cual encontramos las 13 cartas atribuida a San Pablo. Aunque en algunos momento se dice que algunas de los escritos que se le atribuyen tiene otro autor

Aunque los exégetas se muestran bastante recelosos a la hora de hacer afirmaciones tajantes. Lo cierto es que estas 13 cartas presentan la cohesión ideológica suficiente para considerarlas como producto de una mentalidad o forma de concebir la vida, el mundo y la Iglesia.

a) Cartas iníciales.

“Este grupo está integrado por dos escritos bastante breves. En ellos intenta Pablo recoger las inquietudes de la comunidad, obsesionada por la idea de un fin inminente con la consiguiente venida triunfal del Cristo y la instauración de un reino escatológico sobre la tierra.

Insiste en fomentar la ilusión y la esperanza a los creyentes. Estos deben tener la seguridad del que el Reino mesiánico no está muy lejano, describiéndolo con una imaginería literaria muy semejante a la utilidad con Daniel

Se refleja que 1T es el escrito más arcaico de cuantos integran el N.T. Parece que fue redactado en torno al año 50, durante el segundo viaje del Apóstol. El cuño de esta carta es netamente paulino. No ocurre, sin embargo, lo mismo con 2T es, a juicio de muchos críticos no tendría a Pablo por autor.

Se trataría de una fecha un poquito más tardía. Pablo refleja en ambos escritos, sobre todo en 1T escasa madurez teológica. El Apóstol fue experimentando una profunda evolución ideológica. A lo largo de toda su existencia. Y evoluciono precisamente gracias al influjo que iban ejerciendo sobre él sus contactos personales con las distintas comunidades.

Superada esta fase de expectación escatológica, halló el cristianismo la calma suficiente para reflexionar de forma más auténtica sobre la fe pascual. Todo ello fue motivando para la elaboración de los escritos. Fueron escogiendo temas y problemas relacionados con la existencia misma de la comunidad cristiana, tal como ésta venía postulada a la luz de la fe pascual”

Tenemos la visión general del estudios que conforman las primeras cartas que forman parte del grupo de las paulinas, en ellas se ven reflejadas el querer edificar comunidades bajo enigma pascual, y eso lleva a dejar plasmado aquello que vivían o que sería de gran relieve para todos aquellos que quería ser cristiano y seguir a Jesús misterio Pascual.

Es allí el deseo de vivir el Kerigma es decir el primer anuncio de Jesús a todo su pueblo creyente, es por esto que se afirma que las dos cartas de los Tesalonicenses han sido consideradas dentro en la Iglesia desde siempre como inspiradas y pertenecientes al canon de las escrituras, y ellas mismas nos ayudan a comprender el mensaje de un pueblo marcado por la experiencia mesiánica.

b) Cartas mayores.

Dentro de estas cartas encontramos gran diversidad de situaciones que nos reflejan las mismas comunidades. Tenemos la presencia de Pablo que va actuando en hechos concretos y en personas concreta. Dentro del grupo llamadas Mayores, encontramos cuatro cartas; Gálatas, 1 y 2 Corintios y Romanos.

Las Cartas de Pablo son las más grandes por su extensión y su contenido, pero todas ellas poseen característica similares, la de ser escritos circunstanciales. Estas cartas fueron enviadas para suplir una acción directa, que la ausencia del Apóstol hacía imposible, y ellas están dirigidas a una comunidad o a una persona determinada.

Podemos afirmar también que si bien son verdaderas cartas, pocas veces tienen un carácter íntimo y familiar, porque generalmente tratan asuntos de interés común y se dirigen a toda la comunidad o a personas constituidas en autoridad.

Para llevar a cabo los objetivos puestos en querer vivir el amor de Cristo desde el diario caminar, compartiendo todo y en especial siendo ejemplo de vida para otras personas que querían vivir el estilo propio del cristianismo.

“Estos escritos constituyen el núcleo cristológico y soteriológico de todo el pensamiento paulino. Sólo suele surgir dudas con respeto a 2Cor, carta que a veces viene considerada como una recopilación de fragmento, cuyo origen resulta difícil detectar.

Gálatas y Romano pueden ser consideradas el eje de la teología paulina. Las otras dos cartas, no presentan problemas tan agudos. Presentan más bien un enfoque pragmático y pretenden resolver dificultades más concretas.

Casi podría afirmarse que el contenido doctrinal de estos dos primeros escritos viene a complementar en cierto modo el enfoque de Gal – Rom, donde esos mismos temas reciben un trato de excepción.

Estas cuatro cartas reflejan, sin dudas, la reflexión cristológica del Apóstol, el cual sólo consiguió redactarlas, tras un largo y complicado proceso de maduración”

Nuestro misión es poder entender las cartas mayores dentro del bloque de las paulina como un elemento cristológico, gracias a Pablo en gran parte tenemos la propagación de una Iglesia, y es el interés crear temas dirigidos a las comunidades que les puedan ayudar en su crecimiento hacia la fe, desde una vida entregada al servicio del hermano.

Saliendo de aquello que no nos permite ver la gracia de Dios y entregando mi vida a un proyecto donde todos seamos parte, sin crear divisiones ni desigualdades.

c) Cartas de la cautividad

Estas cartas nos remiten a un buen número de elementos importantes para las otras comunidades cristianas, fundadas por Pablo, entre ellas tenemos se agrupa en cuatro: Filipenses, Colosenses, Filemón y Efesios.

Ellas fueron escritas por el Apóstol Pablo cuando se encontraban varias veces en cautiverio, se dice que Pablo no estuvo detenido en un solo lugar, sino que se remiten a muchos momentos y diferentes lugares.

Es allí donde el San Pablo sigue con el deseo ardiente de manifestar el mensaje de Cristo en medio de los hombres. Pablo manifiesta con su ser que la fuerza de Cristo vive en él, y es eso que lo motiva y encuentra fuerza para vivir bajo la gracia de su entrega en anunciar a Jesús resucitado.

Dentro de los estudios realizados en el proceso de justificar la vida de Pablo, se puede decir que Pablo fue encarcelado entre los años 64 y 66, con ocasión de la gran persecución de Nerón. Una mala interpretación de 2Tim 1,17 llevó a pensar que había estado algún tiempo en prisión en Roma antes de su ejecución.

Descartada tal posibilidad, con mucha probabilidad se puede concluir que Pablo escribió en Cesárea en los años 58-60 las cartas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón.

“Estas cartas reciben este nombre porque la tradición supone que las escribió Pablo desde la cárcel. Respecto a la autenticidad paulina Flp parece existir controversia seria. Se discute, sin embargo, sobre su origen, puesto que muchos críticos suponen que la carta tal como la leemos hoy sería la recopilación de tres escritos menores.

El enfoque doctrinal de Flp acaso invite a pensar que pudiera haber sido compuesto durante la cautividad efesia.

Mas evolucionada parece sin duda la doctrina de Efesios y Colosenses. Ambas escritos presentan netos paralelismos, de tal modo que se aboga con frecuencia por un influjo mutuo. Ambos escritos reflejan un contenido fundamentalmente eclesiológico

Es la constitución de la comunidad eclesial lo que más vivamente preocupa a Pablo, el cual comprueba cómo el peligro de la herejía se va cerniendo sobre los fieles”[3]. Y tenemos la carta de Filemón se dice que fue un ciudadano de Colosas que Pablo lo convirtió al cristianismo durante su permanencia en Éfeso.

Es allí la misión de Pablo dentro del contexto de hacer crecer la Iglesia. La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, cuya fuerza es el propio Jesús resucitado.

d) Cartas pastorales

En ellas encontraremos escritos del mismo Pablo. El contenido de estas cartas no ha dejado de alimentar discusiones sobre su autenticidad paulina.

Las Cartas precedentes Tesalonicense, Mayores, de la Cautividad están todas ellas, si exceptuamos la de Filemón, dirigidas a Iglesias particulares y contienen en su primera parte doctrina dogmática, y en su segunda exhortaciones de orden moral y ascético.

En las Cartas Pastorales cambia bastante la visión. Son escritos dirigidos a unos personajes concretos. Timoteo y una a Tito. Tienen por objeto darles instrucciones y consejos en orden a la dirección de las Iglesias que les había confiado el Apóstol; sin que puedan distinguirse en ellas las dos partes dogmática parenética que caracteriza los escritos antes mencionados.

“Basta una simple lectura de las mismas para comprobar como reflejan una organización de la Iglesia que muy difícilmente pudo haberse logrado durante la vida de Pablo.

Deben tenerse en cuenta que estas cartas siempre han formado parte del “corpus paulino”, y que sirven, en realidad, de gran ayuda en orden a valorar su auténtico contenido religioso y doctrinal. En cada caso procura responder a las exigencias concretas de las diversas comunidades cristianas”

Con estas cartas serramos este primer bloque las que llamamos paulinas son elementos de mucho obtener, en ellas se refleja la vida de grandes personas y de grandes comunidades cristianas que creen necesario expandir el evangelio y en especial vivir bajo el enigma Cristológica, porque es Cristo el centro de sus vidas y misión

“Es importante que al leer las cartas de pablo y sus seguidores, hay que tener en presente.

Están dirigidas a comunidades mixtas de cristianos de origen Judío y gentil, en las que se da una mezcla de heroísmo, entusiasmo por el evangelio y pecado. Eran comunidades establecidas en el mundo helenistas, y continuamente amenazadas por cultos paganos, y doctrinas y costumbres contrarias al evangelio de Jesús. Por eso, las cartas están llenas de advertencias, recomendaciones y llamadas de atención”

Las Epístolas de San Pablo

Carta a los Romanos

San Pablo escribió esta Carta desde Corinto, a principios del año 58, con el ánimo de preparar su viaje a Roma, acreditando sus títulos ante esos fieles, que no lo conocían aún.

Muchos la consideran posterior a la Epístola a los Gálatas (cf. Gál. 2, 1 y nota), pero es sin duda anterior a la Carta a los Efesios y demás Epístolas llamadas de la cautividad, que fueron escritas al final del tiempo de los Hechos, durante la primera prisión del Apóstol en Roma (años 61-63), es decir, después de su paso definitivo a los gentiles (Hechos 28, 23 ss. y notas).

El Apóstol explica en la primera parte (caps. 1-11), como lo hace también a los gentiles de Galacia, el misterio de la justificación mediante la fe que Jesucristo nos mereció gratuitamente, igualando en ella a judíos y gentiles y revela el misterio de la conversión final de Israel según los anuncios del Antiguo Testamento, confirmados por Jesús en el Evangelio.

En la segunda parte trata otras cuestiones de vida espiritual, y añade, en la doxología final, una referencia al "misterio oculto desde tiempos eternos" que expondrá especialmente en las Cartas a los Efesios y a los Colosenses.

I Carta a los Corintios

El Apóstol escribió esta epístola durante su tercer viaje apostólico, en Efeso, a principios del año 57.

Entre los cristianos de Corinto se habían producido disensiones y partidos que se combatían mutuamente: uno de Apolo, otros de Pedro y de Pablo, y hasta uno que se proclamaba partido de Cristo.

Además, cundían entre ellos grandes abusos y escándalos, procesos y pleitos, desórdenes en los ágapes, ciertas libertades de las mujeres en la Iglesia, y otras cuestiones que llamaban la atención de San Pablo.

Ningún otro documento apostólico pinta tan clásicamente las dificultades de la Iglesia en medio de un mundo pagano.

II Carta a los Corintios

Esta segunda epístola fue escrita poco después de la primera, a fines del año 57, en Macedonia, durante el viaje del Apóstol de Efeso a Corinto.

Tito, colaborador de S. Pablo, le trajo buenas noticias de Corinto, donde la primera carta había producido excelentes resultados. La mayoría acataba las amonestaciones de su padre espiritual.

No obstante, existían todavía intrigas que procedían de judíos y judío-cristianos. Para deshacerlas les escribió el Apóstol por segunda vez antes de llegarse personalmente a ellos.

Carta a los Gálatas

Los habitantes de Galacia, provincia del Asia Menor, fueron ganados al Evangelio por S. Pablo en su segundo y tercer viaje apostólico.

Poco después llegaron judíos o judío-cristianos que se les enseñaban "otro Evangelio", es decir, un Jesucristo deformado y estéril, exigiendo que se circuncidasen y cumpliesen la Ley mosaica, y pretendiendo que el hombre es capaz de salvarse por sus obras, sin la gracia de Cristo.

Además sembraban desconfianza contra el Apóstol, diciendo que él no había sido autorizado por los primeros Apóstoles y que su doctrina no estaba en armonía con la fe de aquéllos. Para combatir la confusión causada por esos doctores judaizantes, S. Pablo; escribió esta carta probablemente desde Efeso, según suele creerse, entre los años 49 y 55 (cf. 2, 1 y nota).

Carta a los Efesios

Toda esta epístola es un insondable abismo de misterios divinos que hemos de conocer porque nos revelan el plan de Dios sobre nuestro destino, e influyen de un modo decisivo en nuestra vida espiritual situándonos en la verdadera posición, infinitamente feliz, que nos corresponde gracias a la Redención de Cristo.

Frente a tales misterios, dice el Card. Newman, "la conducta de la mayoría de los católicos dista muy poco de la que tendrían si creyeran que el cristianismo era una fábula".

Efeso, capital de Asia Menor, donde más tarde tuvo su sede el Apóstol S. Juan, es la ciudad en la que S. Pablo, en su tercer viaje apostólico, predicó el Evangelio durante casi tres años.

La carta, escrita en Roma en el primer cautiverio (61-63), se dirige tal vez no sólo a los efesios sino también a las demás Iglesias, lo que se deduce por la ausencia de noticias personales y por la falta de las palabras "en Efeso" (v. 1), en los manuscritos más antiguos. Algunos han pensado que tal vez podría ser ésta la enviada a Laodicea según Col. 4, 16.

Carta a los Filipenses

La cristiandad de Filipos, ciudad principal de Macedonia, y primicias de la predicación de S. Pablo en Europa, había enviado una pequeña subvención para aliviar la vida del Apóstol durante su prisión en Roma.

Conmovido por el gran cariño de sus hijos en Cristo, el Apóstol, desde lo que él llama sus cadenas por el Evangelio, les manda una carta de agradecimiento, que es, a la vez, un modelo y un testimonio de la ternura con que abrazaba a cada una de las Iglesias por él fundadas. La Epístola fue escrita en Roma hacia el año 63.

Carta a los Colosenses

El Apóstol escribe esta carta desde Roma donde estaba preso, hacia el año 62, con el fin de explayarles, como a los Efesios, aspectos siempre nuevos del Misterio de Cristo, y de paso desenmascarar a los herejes que se habían introducido en la floreciente comunidad cristiana, "con apariencia de piedad" (II Tim. 3, 5), inquietándola con doctrina falsas tomadas del judaísmo y paganismo (necesidad de la Ley, de la observancia de los novilunios y de la circuncisión, culto exagerado de ángeles, gnosticismo, falso ascetismo).

I Carta a los Tesalonicenses

Tesalónica (hoy Salónica), capital de Macedonia, recibió la luz del Evangelio en el segundo viaje apostólico de S. Pablo. No pudiendo detenerse allí a causa de la sedición de los judíos, el Apóstol se dirige a ellos mediante esta carta, escrita en Corinto hacia el año 52 -es decir, que es la primera de todas las epístolas

para confirmarlos en los fundamentos de la fe y la vocación de la santidad, y consolarlos acerca de los muertos con los admirables anuncios que les revela sobre la resurrección y la segunda venida de Cristo.

II Carta a los Tesalonicenses

Esta segunda carta fue también escrita en Corinto, poco después de la anterior, como lo acredita la permanencia de Silvano y Timoteo (cf. I Tes. 1, 1), para tranquilizar a los tesalonicenses que, por lo que se ve (2, 2 y nota), eran engañados por algunos sobre el alcance de aquella carta, cuyo contenido, lejos de rectificarlo, confirma el Apóstol en 2, 15 (Vulg. 2, 14).

Porque no faltaban quienes descuidaban sus deberes cotidianos, creyendo que el día de Cristo había pasado ya, y que por consiguiente, el trabajo no tenía valor (cf. I Tes. 4, 16), o que las persecuciones que sufrían (v. 4; I Tes. 2, 14) pudiesen ser ya las del "día grande y terrible del Señor" sin que ellos hubiesen sido librados por el advenimiento de Cristo y la reunión con El (2, 1). S. Pablo los confirma en su esperanza (v. 5-12) y les da las aclaraciones necesarias refiriéndose en forma sucinta a lo que largamente les había conversado en su visita.

De ahí que, para nosotros, el lenguaje de esta carta tenga hoy algún punto oscuro que no lo era entonces para los tesalonicenses (cf. 2, 5).

I Carta a Timoteo

Timoteo, hijo de padre pagano y madre judía, era el discípulo más querido de Pablo, socio en su segundo viaje apostólico y compañero durante el primer cautiverio en Roma. Después de ser puesto en libertad, Pablo le llevó al Asia Menor, donde le confió la dirección de la Iglesia de Efeso.

Esta primera carta, escrita probablemente hacia el año 65, quiere alentar al Obispo Timoteo en su lucha contra las falsas doctrinas y darle instrucciones referentes al culto y a las cualidades de los ministros de la Iglesia, por lo cual constituye una lección permanente de espíritu pastoral, dada por el mismo Espíritu Santo, junto con la segunda a Timoteo, que es un doloroso cuadro de la apostasía, y la de Tito, análoga a la presente y que contempla más el ordenamiento particular de cada Iglesia, que hoy llamaríamos diócesis.

II Carta a Timoteo

El entrañable amor de S. Pablo a su "hijo carísimo" es el móvil ocasional de esta segunda carta, escrita en Roma en el año 66 ó 67, que contiene, podemos decir, el testamento espiritual de Pablo como Apóstol y Mártir.

Estaba de nuevo en cadenas, esta vez en la cárcel mamertina, y sentía la proximidad del martirio, por lo cual pide a Timoteo que se llegue a Roma tan pronto como le fuese posible, y con tal motivo exhorta a sus discípulos a la constancia en la fe, les anuncia la apostasía y los previene contra las deformaciones de la doctrina y la defección de muchos pretendidos apóstoles.

Desilusionado al ver que "todos buscan sus propios intereses (Filip. 2, 21), Pablo se complace en destacar que al menos en Timoteo la fe no es fingida. A nadie tenía tan unido en espíritu como a él (Filip. 2, 20).

Carta a Tito

La presente carta, contemporánea de la primera a Timoteo, fue dirigida, hacia el año 65, a Tito compañero apostólico de Pablo en varios viajes y más tarde obispo de la Isla de Creta.

Tito, nacido de padres paganos, era "hijo querido según la fe", lo que quiere decir que el Apóstol mismo lo había ganado para Cristo. La situación religiosa en la isla era muy triste: los cretenses se entregaban a muchos vicios, eran mentirosos, perezosos, inmorales; sin hablar de los herejes que allí se habían infiltrado.

Por lo cual Pablo escribe aquí otra de sus Epístolas llamadas pastorales, para consolar a su hijo en la fe, dándole a la vez instrucciones para el ejercicio del ministerio episcopal. Vemos una vez más cómo el Apóstol relaciona íntimamente, desde el principio, la piedad con el exacto conocimiento de la verdad, porque una cosa depende de la otra.

Carta a Filemón

Una mera carta privada, casi una esquela; pero sin embargo una joya de la Sagrada Escritura. Tal es esta Epístola, escrita por S. Pablo en Roma, por el año 63. Su objeto es interceder por el esclavo Onésimo que había huido de la casa de su amo Filemón de Colosas.

La huida contribuyó a salvar el alma del fugitivo que se hizo esclavo de Jesucristo y entonces volvió voluntariamente a su dueño, sin preocuparse de la servidumbre material pues ya era libre en el alma, según lo que Pablo enseña en I Cor. 7, 20-24.

La carta es un documento clásico para demostrar la posición de la Iglesia primitiva respecto de los esclavos (Tito 2, 9 s. y nota). "Filemón", el destinatario de la epístola, parece haber sido uno de los principales cristianos de la ciudad, dado que en su casa tenían los fieles sus reuniones; por otra parte, es llamado colaborador del apóstol, es decir, uno de aquellos que le prestaron ayuda en la difusión del Evangelio.

A) CARTAS INICIALES:

1 y 2 Tesalonicenses (años 50-51)

CONTENIDO TEOLOGICO Y ESPIRITUAL

• En la primera: dirige palabras de aliento y consuelo, les recuerda el trato y los desvelos de su predicación y de su trabajo, trata de corregir algunos errores sobre la inminente venida del Señor, les habla de la pureza, del trabajo, del destino de los difuntos, de la vigilancia.

• En la segunda: puntualiza la doctrina sobre la parusía, diciendo que no es inminente, y por tanto, hay que seguir trabajando, construyendo la ciudad terrena y no dejarse atrapar en las redes de un estéril parasitismo religioso.

Estilo

Se nota la naturalidad y sencillez, y el tono parenético, es decir, exhortativo y en forma de avisos.

B) GRANDES CARTAS:

A los Corintios, Gálatas, Romanos

* A los Gálatas:

Esquema y división:

hay tres secciones bien definidas:

• Una sección histórico-apologética en la que Pablo reivindica su legítima condición de apóstol (1-2).

• Una sección doctrinal, donde demuestra que la verdadera salvación viene de Dios a través de Cristo aceptado por la fe.

• Y una sección exhortativa, donde señala cuál debe ser la actitud del hombre liberado por Cristo, contrapuesto al hombre según la carne

Contenido teológico-espiritual:

• La salvación del hombre (justificación) viene de Dios, a través de Jesucristo muerto y resucitado. La ley no salva.

• Al hombre le corresponde aceptar, creer que Jesucristo es el único salvador.

• Esta fe, no sólo es asentimiento intelectual, sino sobre todo amor. Sólo así el hombre se convertirá en hombre nuevo y libre.

• Este hombre nuevo, recreado por Dios a imagen de Jesucristo será capaz de superar el pecado y la muerte, causantes del hombre viejo.

Estilo: es quizá la carta más genuina de Pablo, por sus datos biográficos, su tono, su estilo y sus ideas. Hace uso de referencias históricas, evocaciones personales, citas de la Escritura, procedimientos exegéticos, característicos de las escuelas rabínicas, interpelaciones personales, observaciones irónicas. Maldice y apostrofa con violencia, recrimina sin respetos humanos; ruega con dulzura.

* Primera carta a los Corintios:

Esquema y división:

No hay Esquema concreto

• Saludo y acción de gracias (1 Cor 1, 1-9).

• Divisiones en la comunidad (1 Cor 1, 10 – 4, 21)

• Desórdenes en la comunidad (1 Cor 5, 1-6 – 6, 20)

• Problemas concretos (1 Cor 7-11): celibato, virginidad, matrimonio.

• Problemas en las asambleas litúrgicas (1 Cor 11-14)

• La resurrección de los muertos (1 Cor 15)

• Conclusión (1 Cor 16).

Contenido teológico-espiritual:

• Ante la división creada, Pablo proclama la auténtica sabiduría: la de Dios, manifestada en el misterio de la cruz de Jesucristo.

• Ante los desórdenes sexuales, Pablo recuerda que el cristiano bautizado es una creatura nueva y templo de Dios. Propone los valores del celibato y del matrimonio, como dos caminos que Dios nos ofrece para llegar a la santidad. Pablo ensalza el valor del celibato y virginidad.

• Ante las demás cuestiones (carnes sacrificadas, asistencia a los banquetes paganos, multiplicidad de carismas...), Pablo expone la lección de la eclesiología práctica, recordando que todos somos parte de la Iglesia y debemos buscar lo que es útil a la comunidad, movidos por el amor.

Estilo: la escribe en un estado sereno y concentrado. Por eso, su estilo es limpio y vigoroso. Hay variedad de tonos: sencillez, densidad, ironía, sarcasmo, explosiones de ternura o de indignación.

* Segunda carta a los Corintios:

Esquema y división:

Más que una carta son diversas cartas:

• Saludo y acción de gracias (2 Cor 1, 1-11).

• El ministerio apostólico (2 Cor 1, 12; 7, 16).

• Colecta a favor de las iglesias pobres de Judea (2 Cor 8-9).

• Autodefensa de Pablo (2 Cor 10-12).

• Conclusión (2 Cor 13).

Contenido teológico-espiritual:

• Profundiza en el ministerio apostólico con sus grandezas y miserias, con su esplendor y su peso, sus riesgos y sus compensaciones. Declara que su ministerio lo recibió de Jesucristo, quien le llamó gratuitamente a ser apóstol de los gentiles.

• La solidaridad entre las distintas comunidades cristianas.

Estilo: es una carta donde podemos percibir el perfil humano y apostólico de Pablo115 . El estilo es fiel reflejo de un espíritu en efervescencia. La emoción con que está escrita roba claridad a la expresión; a cada paso nos topamos con alusiones oscuras, complejas construcciones gramaticales y desconcertantes interrupciones en el proceso de sus pensamientos.

* Carta a los romanos

Esquema y división:

• Introducción (Rom 1, 1-15).

• Sección doctrinal (Rom 1-11)

• Sección exhortativa (Rom 12-15)

• Sección conclusiva (Rom 15-16).

Contenido teológico-espiritual:

• Contenido teológico: La fuerza salvadora de Dios actúa en el hombre por medio de la fe en Jesucristo. Es toda la doctrina de la justificación o salvación, proveniente de Cristo, que nos libera del pecado. Jesús nos ofrece la salvación y el hombre, por la fe, acepta esta salvación, se convierte y se abre a esa salvación.

• El fruto más precioso de la salvación es la vida sobrenatural; es decir, la participación en la vida íntima de las tres Personas divinas, cuya obra de arte es la santificación de nuestras almas y la creación del hombre nuevo en nosotros.

• El proyecto salvador de Dios alcanzará también al pueblo de Israel.

Estilo: prevalece el estilo homilético o exposición teológica del tema doctrinal, entremezclado con exhortaciones. Mezcla también estilo litúrgico, himnos, demostración rabínica y diatriba o controversia.

C) CARTAS DE LA CAUTIVIDAD:

Filipenses, Colosenses, Filemón, Efesios

* Carta a los Filipenses:

Esquema y división:

• Pablo y la comunidad de Filipos (1-2): noticias, proyectos.

• Exhortaciones contra los predicadores judaizantes en Filipos (3)

• Invitación a la alegría y agradecimiento por la ayuda recibida (4)

Contenido teológico-espiritual:

• Invitación constante a la alegría, incluso ante la perspectiva de la muerte.

• La preocupación por el crecimiento espiritual y por la armonía y la unidad de la comunidad.

• Papel central de Cristo en la historia de la salvación, y modelo supremo del cristiano en todo y para todo.

Estilo: es una carta personal, atenta, cordial y tierna. No hay que buscar doctrina sistemática. Usa la exhortación, alusión al pasado y al presente.

* Carta a los Colosenses

Esquema y división:

• Introducción

• Parte dogmática (1-2): supremacía de Cristo en la Creación y en la Redención.

• Parte moral o exhortativa (3): les exhorta a la firmeza en la fe, frente a los errores; y a fundamentar su vida cristiana sobre la resurrección de Cristo.

• Conclusión:

Contenido teológico-espiritual:

• Himno cristológico: Pablo hace una teología sobre Jesús más desarrollada, considerándolo como centro del universo, primogénito de toda la creación y redención, y cabeza de la Iglesia. Cristo es presentado como el “Hijo del amor”. Se reitera la relación entre Él y todo118 , con evidente tono polémico contra el gnosticismo que despreciaba el mundo material y lo atribuía a otro creador.

• Más tarde, Pablo presenta a Cristo como “cabeza del cuerpo” que es la Iglesia. La Iglesia, por tanto, es presentada como Cuerpo Místico, que tiene a Cristo por cabeza y recibe de Él su impulso vital, y es Esposa de Cristo.

• Pablo ataca en la carta la ascesis y el culto a los seres intermediarios que proponían los nuevos maestros.

• Como exigencia del bautismo y de la unión con Cristo cabeza el cristiano bautizado tiene que ser hombre nuevo y renunciar al hombre viejo, para recobrar la imagen del Creador.

Estilo: multiplicación de sinónimos, complementos que se suceden en cascada. Vocabulario paulino: cabeza, cuerpo, misterio, plenitud, sabiduría, riqueza, conocimiento, potencias cósmicas. Influencia de la literatura sapiencial.

* Carta a Filemón

Esquema y división:

no hay esquema, pues es muy breve. Pablo da gracias, intercede por Onésimo y se despide.no hay

Contenido teológico-espiritual:

el tema es la esclavitud, que era aceptada en aquella sociedad grecorromana, pero que estaba en abierta contradicción con el mensaje de Cristo. Pablo no encara directamente el problema; se limita a exponer con una maestría insuperable los principios cristianos de los que Filemón deberá sacar las consecuencias. La idea principal es ésta: todos somos iguales ante Dios.

Estilo: es muy sencillo y cordial. Es la carta más breve del Nuevo Testamento.

* Carta a los Efesios (años 62-63)

Esquema y división:

• Un saludo.

• Parte doctrinal y teológico (1-3): Cristo y la Iglesia.

• Parte moral y exhortativa (4-6): invitación a la unidad y deberes del propio estado.

• Conclusión

Contenido teológico-espiritual:

• La acción del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en el plan de la Salvación. El Padre nos elige para ser sus hijos. El Hijo nos obtiene la redención con su sangre. El Espíritu Santo nos sella y es la garantía de nuestra herencia. Entona un himno sobre el Plan salvador de Dios:

• Unidad de la Iglesia en cuanto cuerpo de Cristo. La Iglesia es el lugar donde toda discriminación desaparece –yo soy judío, yo soy pagano-, donde no hay particularismos ni privilegios raciales, religiosos, culturales o sociales, donde la unidad no es uniformidad ni pasividad, sino dinamismo y colaboración.

• Exhortación a la nueva vida en Cristo. Muestra un programa de vida cristiana para todos, y a los hijos y padres de familia les recuerda los deberes del cuarto mandamiento de la Ley de Dios. Nos invita a renovarnos en Cristo, imitar el amor de Cristo, a caminar como hijos de la luz.

Estilo: tiene un aspecto de carta circular; parece una disertación teológica destinada a toda la iglesia cristiana, y no sólo a los efesios. En la parte doctrinal y dogmática se nota un estilo solemne y redundante, frases profundas, imágenes largas, y los pensamientos no se ordenan de forma progresiva. En la parte moral, es más claro, preciso y en forma imperativa o exhortativa

D) CARTAS PASTORALES:

Timoteo y Tito

1. ¿Por qué se llaman cartas pastorales?

Se llaman pastorales porque están dirigidas a dos grandes pastores, colaboradores de Pablo, y porque se ocupan de la función y normas de los pastores, es decir, de aquellos que mantienen la unidad y la fe dentro de una iglesia particular, que empieza a estructurarse.

2. ¿En qué año fueron escritas?

Las cartas pertenecen a la época final del siglo I. Posiblemente son de un discípulo que, después de la muerte de Pablo, le hace hablar en las nuevas situaciones que se habían creado en las comunidades.

3. ¿Qué problemas surgieron en las iglesias a las que se dirigen las cartas pastorales?

• Falsos doctores practicaban y enseñaban doctrinas de carácter judaizante gnóstico, que debían suponer un grave peligro, dada la insistencia con que las cartas las mencionan.

• No aparece el fervor y el entusiasmo de los creyentes del tiempo de Pablo, sino que los cristianos se han vuelto mediocres y conformistas.

• Se sentía también la necesidad de unos dirigentes de iglesias locales que asegurasen el depósito de la fe que Timoteo y Tito habían recibido de Pablo.

4. ¿Por qué son tan importantes las cartas pastorales?

• Ellas mantienen viva la herencia de Pablo, dado que había corrientes que querían una especie de vuelta al judaísmo.

• Defienden el carácter genuino del Evangelio, para que no se diluyese en una especie de intimismo esotérico y sectario, que evadía los problemas del mundo, en busca de pura interioridad espiritual, y con una visión dualista del mundo (maniqueísmo).

• Nos dan las pautas sobre la organización de la Iglesia, con las funciones de los varios ministerios.

• Dan unas reglas de vida para la fe de la comunidad: la fe verdadera es la que enseñaron los apóstoles, y fue transmitida en los inicios; los ministros deben mantener intacto el depósito de la fe recibido por los apóstoles; los creyentes crecerán en la fe, no pronunciando discursos inútiles, sino guardando la unidad con los apóstoles y poniendo en práctica la bondad que Cristo enseñó.

5. ¿Qué principios doctrinales tienen estas cartas pastorales?

• Cristo, en quien se hace visible el plan salvífico de Dios, es el único mediador universal. El nuevo nacimiento que comporta el bautismo no es debido a nuestras obras, sino a la bondad de Dios.

• La Iglesia aparece como el nuevo pueblo de Dios, purificado por el sacrificio de Cristo, como la casa del Dios vivo, como la gran familia de Dios, como el fundamento y la columna de la verdad. Tiene la misión de enseñar y conservar el depósito recibido. Los ministros, que reciben el ministerio por la imposición de las manos tienen la misión de enseñar y el poder de jurisdicción.

• La salvación por Cristo lleva consigo unas exigencias: ante todo la fe, esperanza y la caridad, fundamento de toda vida cristiana. Además oración y espíritu de lucha; obediencia, paciencia y mansedumbre, pureza, fidelidad a la sana doctrina y práctica de las buenas obras.

• Virtudes humanas: sobriedad, laboriosidad, amabilidad, hospitalidad, honradez.

* Cartas a Timoteo

Esquema y división:

no hay un esquema fijo. Se trata de una serie de consejos y recomendaciones para que sea fiel a su misión de pastor.

Contenido teológico-espiritual:

• La primera carta: Organización de la comunidad. Forma de combatir los errores120 . La vida cristiana de los fieles.

• La segunda carta: Pablo desde la cárcel le da consejos pastorales a Timoteo: mantenerse fiel al ministerio y conservar la sana doctrina. Son como un testamento de Pablo, antes de morir.

Estilo: es muy cordial, sencillo, ardiente y, por momentos, apasionado.

* Carta a Tito

Esquema y división:

tampoco aquí hay un esquema fijo, al igual que en las cartas a Timoteo.

Contenido teológico-espiritual:

• Organización de la Iglesia.

• Lucha contra los errores de los falsos maestros.

• Vida cristiana de los fieles, con consejos para ancianos, jóvenes y esclavos.

• Exhortaciones a la obediencia y la caridad.

• Puntos doctrinales: la muerte sacrificial de Cristo y su manifestación gloriosa al final de los tiempos; el amor de Dios a los hombres y su voluntad salvífica universal; la renovación por el Espíritu a través del bautismo y la acción transformadora de la gracia que nos constituye herederos de la vida eterna.

Estilo: igual que en las cartas a Timoteo.

CONCLUSIÓN: San Pablo ha sido, es y será el gran apóstol de Cristo. Toda la teología le debe a él sus reflexiones y sus principales puntos doctrinales. Pablo de Tarso es un monumento a la gracia de Dios. Pablo nos demuestra cómo Dios no destruye nuestra naturaleza humana, sino que la eleva, la transforma, respetando nuestro temperamento y propia idiosincrasia. Dios se sirvió de Pablo para sistematizar la doctrina de Cristo. Cristo no dejó nada escrito, simplemente habló y obró. Pero dejó a sus apóstoles la tarea de anunciar, de palabra o por escrito, su mensaje de salvación.

Las Epístolas de San Pablo

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