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La política educativa que hoy día se aplica en los diferentes espacios y ámbitos educativos del país resulta impensable si desconocemos o ignoramos su pasado histórico, es decir, su memoria; el presente artículo tiene por objeto presentar algunas ideas, planteamientos y propuestas que dieron origen a la construcción de proyectos educativos a lo largo del siglo XIX; ya que resulta de gran importancia y yo diría que es fundamental para comprender la construcción de un sistema educativo moderno organizado y dirigido por el Estado. De allí la pertinencia de hablar de los orígenes de la política educativa contemporánea.
El proyecto educativo del Porfiriato es uno: la modernización de la educación, con la idea de establecer un sistema educativo nacional, federal, uniforme, homogéneo, racional, laico y controlado única y exclusivamente por el Estado.Porfirio Díaz procuró, por diversos medios, transformar la sociedad que había recibido y convertirla en moderna, siguiendo para ello el ejemplo de los países avanzados; el orden y el progreso, premisas básicas del discurso positivista y del mundo industrial en ascenso, nutrieron el contenido de la modernidad.La élite educativa que rodeaba al General Díaz buscaba generar nuevos enfoques educativos con miras a establecer una educación vinculada con el proceso de industrialización que se imponía en el mundo; además, intentaba formar nuevas generaciones de ciudadanos trabajadores, sanos y disciplinados.Para 1887, el currículo de primaria incluía una materia nueva: “Instrucción Moral y Cívica”; al respecto, Justo Sierra anota: “en las escuelas primarias de todos los ámbitos de la nación se formará no sólo al hombre socialmente hablando sino al ciudadano mexicano, inspirado en los grandes ideales que la patria persigue”.
Con la inteligencia, compromiso e iniciativas de maestros, pedagogos y educadores mexicanos y algunos de ellos extranjeros, que ofrecieron grandes aportaciones a la educación mexicana; destacan: Enrique C. Rébsamen, E. Laubcher y Leopoldo Kiel entre otros. Todo ello se conjuntó para la transformación educativa. El siglo xix da cuenta de una ardua labor de hombres interesados en la construcción de una nación imaginada. El objetivo era claro: se requería de la educación para construir y dar sentido a la nación. el proyecto educativo del porfiriato, el único que logró esgrimir un fuerte proyecto de modernización para la educación pública y, con ello, sentar la base del sistema educativo nacional del siglo xx.
Los años que van de 1856 a 1867 constituyen un período de gran actividad Los años que van de 1856 a 1867 constituyen un período de gran actividad con Juárez a la cabeza consideraba urgente las iniciativas en materia educativa; sin embargo, mucho de lo propuesto ya se había planteado anteriormente, pero ahora se daba fuerza a estas ideas al incluirlas en la Constitución de 1857. El tema educativo quedó incluido en el Art. 3°: “La enseñanza es libre; la ley determinará qué profesiones necesitan título para su ejercicio y con qué requisitos se debe expedir”.12 En 1856 se establece la secundaria para niñas, importante iniciativa que coloca la primera piedra en la construcción de la formación de las futuras maestras; para el año de 1857 se dan las bases para la fundación de escuelas normales.
El año de 1821 marca el inicio de la vida independiente del país; el momento resulta complejo y difícil pues es necesario imaginar a la nación y dar paso a su construcción; Ya el gobierno de Agustín de Iturbide, en 1822, intenta considerar el tema educativo; sin embargo, carece de fondos suficientes para apoyar un proyecto amplio, por tanto, éste queda en manos de la Compañía Lancasteriana, la cual debía fundar con el tiempo escuelas elementales y normales; el Estado quiere impulsar la educación, pero no cuenta con los recursos necesarios; por ello, deberá valerse de instituciones alternas que apoyen esta iniciativa. El primer ensayo educativo se presenta en el año de 1823 bajo el gobierno del Supremo Poder Ejecutivo, Proyecto de Reglamento General de Instrucción Pública; en su art. 1° se anota que la educación ha de ser pública y gratuita. El art. 3°, todo ciudadano tiene derecho a instruirse; nadie ha de pagar por ella, y la instrucción será uniforme y por el mismo mé- todos y tratados elementales.
Aunque la situación económica del país impidió que estas iniciativas en materia educativa se pusieran en práctica; se dieron reajustes y, para 1827, surge un tercer plan educativo, el cual busca nuevamente y con muy buenas intenciones impulsar la educación pública en el país, en su art. 2° se indica que el número de escuelas se adaptará a la población de las parroquias; además se habla de un cuerpo de inspectores que deberá supervisar las escuelas. Los maestros serán examinados; fijan sueldos de $100.00 para los maestros y $83.00 para las maestras. El art. 13° establece que la enseñanza es gratuita.
Para 1832, durante la gestión de Anastasio de Bustamante, el Sr. Valentín Olaguíbel presentó ante la Cámara de Diputados un nuevo ensayo educativo, la cual es el resultado de la inestable situación política y económica; de allí, que se plantee un plan sencillo y económico para la educación. En su art. 1° se anota: La enseñanza costeada por fondos públicos será pública, gratuita y uniforme. Art. 2°. La enseñanza privada será libre, se impedirá que se enseñen doctrinas contrarias a la religión católica, la buena moral o contrarias a la Constitución.