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• Vaga hambriento de muerte.
• Castiga a los hombres borrachos y mujeriegos.
• A los borrachos les succiona el ombligo para beberse el aguardiente que ellos ingirieron.
• A los mujeriegos los despedaza y les quita los huesos.
• Alargado gigante de seis metros de altura.
• Emite un escalofriante silbido.
• Hace crujir los pálidos huesos de su infortunado padre.
• Escuchar el silbido del joven, es un presagio de la propia muerte.
• El Silbón se aparece cerca de una casa, dejando en el suelo el saco y poniéndose a contar los huesos de su padre uno a uno.
Advertir a la población acerca de lo que sucede cuando se trasgreden las reglas o costumbres.
Justificar el origen, la razón de ser y la causa de alguna costumbre de los pueblos. Los mitos no sólo son historias que justifican actos, sino que le dan una dirección a la vida, ya que calma los ánimos de las personas y sugieren soluciones.
Cuentan que cierto joven descubrió que algo extraño estaba pasando entre su esposa y su padre. Unos dicen que el padre la había golpeado, pero generalmente se cuenta que la violó y que, cuando su hijo lo encontró cometiendo el crimen, únicamente se justificó diciendo: “lo hice porque es una regalada (mujer fácil)”. Entonces la cólera del joven se desató y ambos comenzaron un combate cuerpo a cuerpo, golpeándolo en medio de la lucha con un palo y asfixiando a su padre con éste (que yacía en el suelo tras el golpe), apretándolo con ferocidad hasta que dejó de respirar…
• El padre golpeó y violó a la esposa del joven.
• Cuando el hijo encontró al padre cometiendo el crimen este se justificó únicamente diciendo: ´´lo hice porque es una regalada´´.
• Ambos comenzaron una lucha cuerpo a cuerpo hasta que asfixiándolo el padre dejo de respirar.
• El joven homicida fue atado y recibió infinidad de latigazos por su abuelo.
• El abuelo le frotó ají en las heridas al joven.
• Tureco, el espíritu del perro, perseguirá al joven hasta el fin de los tiempos.
• El Silbón se sienta en los troncos de los árboles y recoge polvo en sus manos.
• Sus silbidos se suceden unos a otros en ciclos de do, re, mi, fa, sol, la, sí.
• Los silbidos se escuchan cercanos cuando no hay peligro y lejanos cuando sí lo hay.