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ARGENTINA
Durante su curso fueron disueltos los partidos políticos y la violencia política se disparó. En las manifestaciones callejeras comenzaron a ser asesinados manifestantes, cuyos nombres (Santiago Pampillón, Juan José Cabral, Máximo Mena, Adolfo Ramón Bello, Luis Norberto Blanco, Hilda Guerrero de Molina, etc.) fueron enarbolados bajo lemas como "la sangre derramada no será negociada
Comunicado N° 19, 24/03/76
Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales. (Diario "La Prensa", 24 de marzo de 1976).
Durante su curso fueron disueltos los partidos políticos y la violencia política se disparó. En las manifestaciones callejeras comenzaron a ser asesinados manifestantes, cuyos nombres (Santiago Pampillón, Juan José Cabral, Máximo Mena, Adolfo Ramón Bello, Luis Norberto Blanco, Hilda Guerrero de Molina, etc.) fueron enarbolados bajo lemas como "la sangre derramada no será negociada
El terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 fue un período de terrorismo de Estado llevado a cabo durante la última dictadura cívico-militar autodenominada "Proceso de Reorganización Nacional", que gobernó la Argentina entre comienzos de 1976 hasta la restauración de la democracia en 1983
el terrorismo de Estado perpetrado por la dictadura militar asesinó entre ocho mil y nueve mil personas, una masacre pavorosa que incluyó la desaparición de personas, torturas, secuestros de niños y saqueos de los bienes de la víctimas. La tragedia no pierde su condición de tal porque los muertos son nueve mil y no treinta mil, como agitan los seguidores de las funcionarias oficialistas Hebe Bonafini y Estela de Carlotto. Al respecto es necesario observar que el rostro de la verdad no necesita de sobreactuaciones y, sobre todo, de mentiras para ser tal, como si para el montaje oficial la cifra real de nueve mil desaparecidos no alcanzara para la lúgubre puesta en escena.
En 1966 se instaló la primera dictadura militar de tipo permanente en Argentina: la Revolución Argentina (1966-1973), apoyada por Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría contra la Unión Soviética