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En la que la psicología actúa como auxiliar del Derecho cuando necesita información sobre sus fines, sus estrategias o para interpretar hechos relativos a casos específicos.
Donde se toma la misma idea, misma que estudia las normas jurídicas como estímulos verbales, que tratan de retraer determinadas conductas, por lo que la aplicación y formulación de conductas requiere del aporte de la Psicología, para lograr una eficacia jurídica por los sujetos que intervienen en el cumplimiento de esas normas.
Donde se establece que el derecho está lleno de componentes psicológicos, y que se hace necesaria la psicología para que el derecho como tal pueda funcionar adecuadamente, lo cual se observa en el planteamiento de muchos de los artículos penales como lo es el caso de los criterios para la "inimputabilidad".
El hecho de haber planteado que tanto la psicología como el derecho tienen en común el "objeto de intervención", que no es otro que la "conducta de la persona", se quiere mostrar no sólo lo común que tienen ambos campos, sino la necesidad de un trabajo coordinado entre ambos.
La historia ha ido también uniendo o encontrando puntos en común entre la Psicología y el Derecho como el estudio de la teoría para colaborar en la elaboración de leyes o para cuestionarlas cuando la investigación encuentre resultados contrarios.
Del mismo modo la Psicología se fue introduciendo para analizar los parámetros conductuales en las salas de juicios, así como la importancia de estudiar actitudes y valores sobre la justicia y el interés por analizar los procesos de socialización legal, etc.
Son considerados como ciencias que desde su perspectiva tratan en forma común:
La psicología jurídica se ve orientada a aplicar el conocimiento científico y los métodos de la psicología a los problemas derivados del estudio que lleva a cabo el derecho y a pretender llevar una relación beneficiosa para los dos,
teniendo que atravesar los obstáculos pertinentes con las opiniones que hacen quienes exploran este terreno, psicólogos y juristas así como con lo que genera cada una de estas disciplinas en pro de consolidar un cuerpo de conocimientos y aportar al desarrollo del estudio del hombre, su acción con el grupo y las leyes y en si, el comportamiento legal de las personas.
El derecho regula la conducta por mandato y en función del poder de que esta investido el legislador para obligar, incluso mediante la sanción, a la ejecución o prohibición de determinadas conductas.
La psicología carece de este poder social, la psicología regula la conducta acudiendo a los procesos que rigen el comportamiento humano.
La racionalidad jurídica puede llegar a moderar y manejar las representaciones sociales de los individuos e influir ideológicamente en la vida diaria de las personas.
Así como, el saber científico fortalece el funcionamiento judicial en esta unión.
Junto con el darse cuenta que los argumentos y decisiones jurídicas afectan y se ven afectados por la opinión pública,
dando lugar a este inevitable encuentro entre justicia y poder político grandemente importantes para la Psicologia y el Derecho.
La psicología y el derecho coinciden en su carácter objetivo, empírico y cuantificador, cada una se basa en herramientas claras y precisas, la experiencia y la practicidad son elementos importantes dentro de estudios y proceso jurídicos.
El orden cuantificador hace referencia a establecer datos, patrones cuantificables, medibles u observables que están inmersos en los contextos y contenidos normativos.
La psicología y el derecho parten del estudio del sujeto como único ser capaz de modificar sus conductas y actos, al igual que es directamente responsable de los mismos.