Se trata de un combustible ecológico de origen vegetal que tiene como materia prima diferentes tipos de plantas. Se puede encontrar en las estaciones de servicio bajo la denominación E85. Contiene un 85% de etanol y un 15% de gasolina y tiene un octanaje de 105, lo que además permite al motor proporcionar un mayor rendimiento.
De este modo, nos encontramos ante una fuente de energía que es renovable, ya que se obtiene a partir de la materia orgánica que, llevando a cabo un uso correcto y una gestión eficiente, podríamos aprovechar sin fecha de caducidad.
Su combustión produce menos emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), así como de monóxido de carbono (CO). Tampoco produce azufre y, en lo relativo a las emisiones de dióxido de carbono (CO2), varía en función del tipo de bioetanol utilizado.
El bioetanol tiene los mismos usos que los combustibles que se queman para obtener otro tipo de energía, ya sea motriz o eléctrica. De este modo, el bioetanol se puede usar para el transporte o para la generación eléctrica, además de calorífica.
El bioetanol puede usarse para todos los tipos de procesos que requieran combustión, siempre que los equipos estén adaptados a ello, como motores específicos o para calefacción.
En el caso de la generación eléctrica, una caldera de bioetanol estaría compuesta por un espacio donde se realizaría la combustión y un circuito (generalmente hidráulico) que, al calentarse, haría girar una turbina que sería la que produciría electricidad. De este modo, funcionaría de forma similar a las centrales que generan electricidad mediante la combustión de otros combustibles, como pueden ser la biomasa, el gas natural, derivados del petróleo o el carbón.
En el caso de la automoción, el bioetanol puede ser usado del mismo modo que la gasolina o que los vehículos de diésel. De esta forma, se trataría de un tipo de combustible que podría sustituir los combustibles derivados del petróleo o, en una tesitura menos exigente, combinarse de forma conjunta, lo que, en consecuencia, implicaría reducir el uso de combustibles fósiles.
Las fuentes principales del bioetanol son la remolacha, la caña de azúcar y los cereales como el trigo, el maíz o la cebada. El proceso de elaboración del bioetanol se produce mediante la fermentación y posterior destilado de las plantas o, también se puede producir mediante la reacción química del vapor sobre el etileno. Por otro lado, el denominado «bioetanol» se produce a partir de árboles y hierbas, aunque el su proceso de elaboración es más complejo. El resultado final es un combustible líquido de alto octanaje, transparente, incoloro, biodegradable y de baja toxicidad.
