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La voz, como elemento fundamental para la comunicación oral, cumple varias funciones, ya que nos sirve principalmente para:
FUNCIONES
1. Denotar nuestra personalidad. Nos distingue ante los demás; conforma gran parte de nuestra personalidad, pues se considera un sonido “único” que, al ser escuchado por otros, forma una impresión de nuestra identidad.
2. Comunicar nuestros sentimientos, actitudes y emociones. Al respecto, Disraeli10 dijo: “No hay indicador tan seguro como la voz para saber si nuestro discurso causó una impresión en el público”, pues con ella los demás pueden deducir nuestros intereses, filosofía de vida o estado emocional.
FUNCIONES
3. Transportar el mensaje. Como medio de transporte, su función es llevar el mensa- je hasta los escuchas, pero la decisión de elegir las condiciones de ese transporte es nuestra. ¿Queremos enviar nuestro mensaje en un transporte que va lento, con pausas prolongadas, empujón por empujón?
4. Generar imágenes. Hacemos que los escuchas visualicen imágenes al escuchar una voz: la anciana cuyo tono vocal es muy agudo y nasal puede hacernos pensar en una bruja de cuento infantil. Un hombre de voz áspera y fuerte da idea de ser tosco y agresivo. Una voz suave, fina, lenta, nos sugerirá sumisión o falta de carácter.
5. Hacer más interesante la comunicación. A través de la emoción, el entusiasmo y la ener- gía al hablar, formamos en los escuchas un ambiente vital en donde las ideas expresadas cobran significado; aunque cuando alguien habla con poca expresividad o emotividad el tiempo transcurre lentamente, nos sentimos aburridos y tal vez ni escuchamos el men- saje completo.
FUNCIONES
6. Conocer más del mensaje y de las personas a las que escuchamos. El tono de ciertas expresiones, las pausas, las inflexiones bajas y suaves o de volumen alto casi nos hacen adivinar “entre líneas” la idea de nuestro interlocutor por la pronunciación de sus pala- bras, o algún estado de ánimo; la voz refleja un verdadero sentimiento o una emoción que muchas veces no se dice con la palabra.
7. Expresar, hablar, comunicar. El éxito en las diversas situaciones de comunicación oral depende en 38% de la voz,11 de acuerdo con la habilidad que tengamos para manejar este instrumento sonoro considerado “el medio por excelencia” para la expresión del lenguaje racional y emocional de los seres humanos.
El habla se articula con diferentes sonidos que sirven de base para las distintas características vocales individuales, que son generadas por nuestro aparato fonador; éste se compone de varios órganos que in- tervienen en la producción de la voz: nariz, paladar, lengua, faringe, epiglotis, laringe, tráquea, clavícula, pulmones, cavidad torácica y diafragma.
CARACTERISTICAS
1. Claridad. Es la cualidad principal de una buena dicción. En ella intervienen el maxilar inferior, la lengua y los labios. El nerviosismo, la tensión y la rapidez son enemigos de la claridad.
2. Pureza. Es la condición de una voz limpia, clara, sin defectos producidos por el aparato vocal, como ronquera o mala pronunciación.
3. Intensidad o alcance. Son características que afectan directamente la escucha y el enten- dimiento del mensaje. Cuanto más intensidad y resonancia tenga la voz, más lejos llegará en un espacio.
4. Variedad o flexibilidad vocal. Flexibilidad es dar modulación a la voz.
Otras características que es posible combinar en formas distintas para ayudarnos a mejorar el sonido de la voz, imprimiéndole más variedad, son: volumen, velocidad, tono, ritmo, pausas y énfasis.
1. Volumen. Es la percepción del sonido en el oído; puede variar desde un sonido muy débil, suave o bajo, hasta uno muy fuerte o alto.
2. Velocidad. Es el número de palabras que pronunciamos en una unidad de tiempo y una característica de la voz que se ajusta al tipo de pensamientos y sentimientos que transmite el comunicador. Por ejemplo, cuando estamos tristes hablamos más despacio que cuando estamos muy alegres.
3. Tono. Puede ir desde un tono muy grave hasta uno muy agudo. El comunicador necesita modularlo para dar a su mensaje mayor expre- sividad y matices diferentes de los de otras personas.
4. Ritmo. Es la sensación de dinamismo que se genera por la combinación de la velocidad del sonido y la extensión de las pausas. Cuando hablamos, lo hacemos rápida o lentamente, y dejamos pausas cortas o prolongadas entre las palabras.
5. Pausas. Nos ayudan a agrupar las palabras habladas en bloques o unidades que tienen significado en conjunto. Son como los puntos en un escrito. Permiten respirar, dar variedad a la voz y cambiar el tono y ritmo. Si se hace buen uso de ellas, ayudan a mantener viva la atención de los receptores, propiciando breves cortes para reflexionar o pensar en el mensaje.
6. Énfasis. Poner énfasis equivale a subrayar (como en los escritos); es dar más fuerza a aquellas sílabas o palabras con las que queremos llamar la atención de los que nos escuchan.