Introducing
Your new presentation assistant.
Refine, enhance, and tailor your content, source relevant images, and edit visuals quicker than ever before.
Trending searches
NOMBRE Y APELLIDO
El pediatra debe saber reconocer los factores de riesgo pre, peri o posnatales que pueden asociarse con esta enfermedad, extremar la vigilancia neurológica, valorar los posibles trastornos asociados y enfocar el abordaje terapéutico del niño, según un conocimiento amplio de los diferentes tratamientos empleados en estos pacientes.
La parálisis cerebral infantil (PCI) es un grupo de trastornos heterogéneos y crónicos, no progresivos aunque sí variables desde el punto de vista clínico, que afectan al movimiento o la postura, de comienzo temprano, cuyo origen se sitúa en una lesión producida en un cerebro inmaduro1.
La heterogenicidad de la PCI comprende las características clínicas, etiológicas y pronósticas. Clínicamente es frecuente observar otras alteraciones como retraso mental, epilepsia, déficit sensoriales, visuales o auditivos, o trastorno del aprendizaje y de la conducta.
Las mejoras obstétricas y neonatológicas han reducido notablemente la incidencia de esta afección en recién nacidos a término en los últimos años.
En la actualidad se estima una prevalencia global de este trastorno en 2-2,5 por 1.000 recién nacidos vivos en países desarrollados2; la prematuridad es un hallazgo asociado en el 45% de los casos.
Los factores prenatales, especialmente las infecciones congénitas y la leucomalacia periventricular, están notablemente relacionados con la PCI observada en el recién nacido a término.