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Jose Manuel Balmaceda
Gobierno
Causas
Causas
José Manuel Balmaceda es sin duda uno de los personajes más controvertidos de la Historia de Chile. Para algunos autores, fue el estadista visionario que representó las transformaciones sociales y económicas de fines del siglo XIX y el gestor de los cambios necesarios para lograr un mayor desarrollo industrial. Para otros fue el dictador, el tirano, que pasó por sobre la institucionalidad y desencadenó la Guerra Civil de 1891. Su fuerte y controvertida personalidad, el sentido de misión que siempre le otorgó al servicio público, y sobre todo las circunstancias de su vida y su muerte, hicieron de Balmaceda un personaje casi mítico en la escena nacional.
Causas
Revolucion del 1891
Su primer gabinete estuvo integrado por Eusebio Lillo en el Ministerio del Interior; Joaquín Godoy, en Relaciones Exteriores; Pedro Montt, en Justicia; Agustín Edwards Ross, en Hacienda, y Evaristo Sánchez, en Guerra y Marina. La situación económica en su gobierno fue muy próspera, ya que el mandatario anterior (Domingo Santa María) había pagado las cuentas de la guerra del Pacífico y el salitre continuaba su aumento en la exportación: de 4.510.000 quintales métricos en 1886, se elevó a 10.751.000 en 1890.
El 15 de junio de 1886, José Manuel Balmaceda fue elegido presidente de la República, apoyado por los partidos Nacional, Liberal y una parte del Radical. Al asumir el mando (18 de septiembre), se encontró en medio de un gran desajuste político, expresado en intensas luchas parlamentarias. Por ello, se propuso lograr la unión de todas las fracciones del partido Liberal y conseguir la unidad nacional.
El aumento del poder que había logrado el Congreso durante los últimos años y el enfrentamiento de este con el presidente hicieron crisis en 1890, cuando Balmaceda intentó reformar la Constitución para eliminar todo rastro del parlamentarismo.
Además, el nuevo gabinete, encabezado por Salvador Sanfuentes, fue rechazado por el Congreso.
Ante esto, Balmaceda se negó a nombrar nuevos ministros, argumentando que, según la Carta Fundamental, ellos tenían un cargo de confianza.
Este nuevo conflicto se prolongó en el tiempo, y las sesiones ordinarias del Congreso concluyeron sin que se hubiese despachado el proyecto de ley de Presupuesto para 1891.
El 5 de enero de 1891, Balmaceda dispuso que regiría para este año el mismo presupuesto que el año anterior, acto considerado anticonstitucional y dictatorial por sus opositores, por lo que fue destituido de su cargo de presidente por el Parlamento.
Balmaceda recibió la situación económica más floreciente que haya podido concebirse en Chile, pues Santa María había pagado las cuentas de la guerra y el salitre continuaba su desarrollo: de 4.510.000 quintales métricos en 1886, la exportación se elevó a 10.751.000 en 1890.
Este desahogo financiero permitió a Balmaceda suprimir algunos impuestos, invertir en obras públicas los sobrantes de las entradas y consolidar la deuda pública. Además, tendió a preparar la conversión del billete; pero la revolución, junto con aplazar estos planes, obligó al gobierno a emitir más de 20 millones de pesos en billetes fiscales. Estas emisiones, unidas a la desconfianza, hicieron bajar el cambio.
La desconfianza de los partidos llegó a su punto culminante en 1890, cuando –ante los permanentes cambios de gabinete– Balmaceda manifestó la necesidad de reformar la Constitución para eliminar todo vestigio de parlamentarismo.
El nuevo gabinete, encabezado por Salvador Sanfuentes, fue rechazado por el Congreso. El presidente no procedió a nombrar otros ministros, argumentando que, según lo establecido en la Carta Fundamental, ellos eran de su confianza. Planteado el conflicto, el Legislativo se negó a discutir el proyecto de ley de contribuciones para el año siguiente.La desconfianza de los partidos llegó a su punto culminante en 1890, cuando –ante los permanentes cambios de gabinete– Balmaceda manifestó la necesidad de reformar la Constitución para eliminar todo vestigio de parlamentarismo.
El nuevo gabinete, encabezado por Salvador Sanfuentes, fue rechazado por el Congreso. El presidente no procedió a nombrar otros ministros, argumentando que, según lo establecido en la Carta Fundamental, ellos eran de su confianza. Planteado el conflicto, el Legislativo se negó a discutir el proyecto de ley de contribuciones para el año siguiente.
Dos días después de pedir la destitución de Balmaceda, la Escuadra nacional se sumó al movimiento antibalmacedista, zarpando desde Valparaíso rumbo a Iquique con los blindados Cochrane y Blanco Encalada, el crucero Esmeralda, la corbeta O?Higgins y la cañonera Magallanes. Más tarde, se unieron el Huáscar y la corbeta Abtao.
Además, se apoderaron de los barcos de la Compañía Sudamericana de Vapores y los de la Compañía de Lota.
Una vez en Iquique, se constituyó una junta revolucionaria, formada por el capitán de navío Jorge Montt, el vicepresidente del Senado, Waldo Silva, y el presidente de la Cámara de Diputados, Ramón Barros Luco.
Los enfrentamientos militares más importantes entre balmacedistas y congresistas fueron los combates de Dolores (15 de febrero de 1891), de Huara (17 de febrero), de la Aduana de Iquique (19 de febrero) y Pozo Almonte (7 de marzo) y los combates navales de Caldera y Calderillas (23 de abril). Tras estas duras peleas, los congresistas triunfaron sobre las fuerzas del gobierno, logrando el dominio del norte del país.
Luego de este último hecho, los congresistas se dedicaron a reforzar sus tropas (usando la plata de los impuestos del salitre), mientras los balmacedistas lo hacían con su ejército en la capital.
En agosto de 1891, el ejército congresista desembarcó en Quintero triunfando en las batallas de Concón (21 de agosto) y Placilla (28 de agosto).
Tras las derrotas de sus partidarios, Balmaceda entregó el mando al general Manuel Baquedano (28 de agosto), dejó a su familia en la embajada de Estados Unidos y luego se asiló en la legación Argentina.
En aquel lugar pidió a la junta gobernante las garantías legales correspondientes al cargo que había desempeñado por cinco años, pero se la negaron.
El 18 de septiembre (el mismo día que concluía su mandato constitucional) se vistió de negro y se acostó en su cama, donde se suicidó.
Con este hecho finaliza el período de la República Liberal y comienza el conocido como República Parlamentaria, donde la clase dirigente, la burguesía y la aristocracia estuvieron por sobre el Ejecutivo.
Balmaceda advirtió en su testamento político que el triunfo de la revolución y, con ello, la instauración del parlamentarismo, acarrearía solamente males al país.
Sin embargo, con o sin el conflicto armado, las pretensiones del Ejecutivo tarde o temprano se habrían visto superadas, debido a las condiciones ideológicas imperantes en la época, que buscaban minimizar las atribuciones del Poder Ejecutivo.
Por otra parte, los revolucionaros triunfantes no creyeron necesario modificar la Constitución de 1833, por interpretarla en el sentido parlamentario. Su victoria, producto de la violencia, fue absoluta y sin contrapeso: de ahí la falta de reglamentación del parlamentarismo y sus consecuentes excesos.
Bajo otros aspectos, la revolución dejó alrededor de 10.000 víctimas, la más profunda división en las familias, odios que perduraron por décadas y más de cien millones de pesos de la época gastados en desmedro de la economía nacional.
Intervención electoral:
El Presidente pretendió continuar con una práctica que se había convertido en habitual entre todos los máximos mandatarios chilenos de la época. Así, quiso designar al Congreso y a su sucesor en la presidencia sin respetar la libertad electoral.
Enfrentamiento contra la oligarquía;
Parte del enfrentamiento tradicional entre el Presidente y el Congreso era la traducción de las tensiones entre las oligarquías dominantes y el poder político liberal.
Balmaceda también intentó debilitar a los oligarcas. Para ello, procedió a nombrar a una serie de ministros jóvenes, sin relación con los más poderosos.
Este movimiento provocó la reacción de la oligarquía, poco dispuesta a perder poder social y político.
Causas:
Motivos económicos:
Una de las causas más importantes del a Guerra Civil de 1891 fue el proyecto económico de Balmaceda, que acabó enfrentándole con algunos de los empresarios más poderosos.
la intención del presidente era aprovechar los ingresos provenientes de la exportación de salitre, aumentando incluso su producción.
el objetivo era usar lo conseguido para modernizar todas las infraestructuras del país y desarrollar un importante plan de obras públicas.
Dentro de su proyecto también se pretendía dar facilidades a los nacionales para explotar los yacimientos de salitre, casi todos en manos extranjeras.
Por último, quería expropiar los ferrocarriles dedicados al transporte de este material, que también pertenecían a los mismos empresarios, sobre todo a John North, un inglés apodado el “rey del salitre”
Este proyecto le costó una fuerte oposición por parte de esos empresarios, así como de algunos países con intereses en los yacimientos.
Causas:
División de las Fuerzas Armadas:
Aunque no se considera un causa directa para la guerra, la división existente en las Fuerzas Armadas fue una condición indispensable para que se produjera. En el caso de que hubiera habido unidad de acción, alguno de los dos bandos no hubiera podido plantar cara.
En general, la Armada apoyó a los congresistas, mientras que el resto del ejército se mantuvo fiel el Presidente.
Conflicto con la Iglesia:
Otro de los grandes poderes tradicionales en Chile, la Iglesia, también se puso en contra del Presidente Balmaceda. La condición de liberal de este chocaba con la visión conservadora de la institución eclesiástica, que contribuyó a que la tensión social y política aumentara.