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La criminalidad femenina o delincuencia femenina es la conducta delictiva de la mujer, que a lo largo de la historia ha sido analizada y estudiada desde perspectivas tanto psicológicas como antropológicas. A pesar de que el estudio de la criminalidad femenina ha sido considerado como poco esencial e intrascendente debido a su poca incidencia en los índices de criminalidad, en las últimas décadas se han observado aumentos en su práctica.
Antecedentes
Cesar Lombroso fue uno de los primeros médicos que generó investigación acerca de las mujeres con tendencia a la criminalidad. En una de sus obras "La mujer delincuente; la prostituta y la mujer normal" realizada aproximadamente en el año de 1899, buscó probar que existen deferencias antropométricas (fisonómicas) entre mujeres delincuentes y no delincuentes.
Perfil de la mujer criminal
• Tendencia al Suicidio.
• Aumento de la agresividad en ciclo biológico.
• Insatisfacción de necesidad.
• Baja formación moral académica.
• Cuidado parental inadecuado.
Teoría Psicobiológica
• Sexualidad precoz
• Ciclo biológicos
• Diferencias hormonales
• Diferencia innatas en agresividad
En las conductas delictivas y antisociales más frecuentes que se presentan en la mujer podemos mencionar:
La mayoría de las prostitutas son hijas ilegitimas o han tenido una mala relación con su padre, y esto se debe a la privación de ser amada por este, las experiencias traumatizantes pueden impulsar a la mujer hacia conductas masoquistas de autodestrucción.
Especialmente en la mujer se observa el homicidio pasional. Es difícil, observar que la mujer llegue a una conducta de homicidio por problemática de alcoholismo, como se ve frecuentemente en el hombre.
Sin lugar a dudas en la mayoría de los crímenes de la mujer existe una elación afectiva ente el autor y víctima del crimen, es decir hay un proceso emocional que desencadena el crimen.
No es común el robo con violencia ya que la mujer elige otros medios para apropiarse de objetos, estos medios son sin agresividad o fuerza, prefiere la simulación, la distracción de la víctima.
La mujer actúa en el tráfico de drogas como miembro de una organización, está consciente e identificada con sus actividades, las cuales justifica a través de mecanismos de racionalización (no conseguí trabajo, me despidieron, no tengo que dar de alimento a mis hijos).
El consumo de drogas en la mujer se manifiesta en jóvenes adolescentes y constituye siempre una conducta autodestructiva.
La realización de esta conducta significa que la mujer se caracteriza porque no tiene el deseo de concebir el producto, o por otras diferentes razones (familiares, económicas, la sociedad, etc.), que la orillan a por lo general a ir a un hospital clandestino donde le practicaran el aborto.
Expertos consideran que las condiciones sociales bajo las que viven las mujeres responde a una subcultura machista que impone controles sociales a la mujer, haciendo que se sienta disminuida y por lo tanto ayuda a desarrollar un desorden de atención que se convierte en el deseo de cometer delitos.
Surgen distintos factores que explican por qué la mujer llega a la conducta antisocial:
Generalmente, las mujeres que cometen delitos buscan satisfacer deseos o llenar vacíos provocados por experiencias que fueron de gran impacto. Gran número de mujeres delincuentes previamente han sido víctimas de algún tipo de delito que puede incluso tratarse de un delito no tan grave como un hurto. Los casos más comunes se tratan de mujeres que fueron víctimas de abusos físicos, sexuales o psicológicos; también son propensas de convertirse en delincuentes las víctimas del tráfico ilegal de personas o por abusos sufridos durante el ejercicio de la prostitución.
El perfil de la delincuencia femenina ha ido modificándose también. Sin embargo, la mujer sigue siendo la gran olvidada del sistema penitenciario hasta el punto de que en algunos países existen escasas cárceles exclusivas para mujeres, como en México o Colombia.