Introducing
Your new presentation assistant.
Refine, enhance, and tailor your content, source relevant images, and edit visuals quicker than ever before.
Trending searches
By: Enniss Scaion
1. Ficha de la película.
2. Argumento.
3. Personajes.
4. Relación entre los protagonistas.
4.1. Soledad.
4.2. Desamor.
5. Relación de la película con la filosofía.
6. Conclusión y opinió personal.
7. Bibliografía.
Lost in Translation (España)
Perdidos en Tokio (Hispanoamérica)
- Dirección :
Sofia Coppola.
Producción:
Sofia Coppola,
Ross Katz.
- Guion:
Sofia Coppola.
- Música:
Kevin Shields,
Brian Reitzell,
Roger Joseph Manning Jr.
- Fotografía:
Lance Acord.
- Montaje:
Sarah Flack.
- Protagonistas:
Bill Murray,
Scarlett Johansson,
Anna Faris,
Giovanni Ribisi.
- País:
Estados Unidos,
Japón.
- Año:
Estados Unidos: 3 de octubre de 2003.
España: 13 de febrero de 2004.
- Género :
Comedia, drama.
- Duración :
105 minutos.
- Presupuesto :
4 millones de dólares.
- Recaudación :
$119,7 millones.
Bob Harris (Bill Murray) fue un actor de éxito en los 70 que, tras ver cómo su carrera cinematográfica se hundía sin remedio, acaba aceptando por una sustanciosa suma grabar una campaña publicitaria de whisky japonés, en Tokio. Allí coincide con Charlotte (Scarlett Johansson), la joven esposa de un fotógrafo, que se pasa el día fuera del hotel, dejando a su mujer abandonada en la capital japonesa. Tras terminar los estudios de filosofía, Charlotte no sabe qué hacer con su vida, le confiesa a Bob que está perdida y que, por eso, le ha acompañado a su marido.
Pero la cotidiana rutina que viven, en mayor medida, en el hotel, implica un choque cultural tremendo. Charlotte habla con su amiga pero nunca le confiesa su infelicidad y su tristeza constante.
Bob también habla con su mujer pero no halla una respuesta satisfactoria desde el otro lado de la línea: ¿Tengo que preocuparme por ti, Bob?, le pregunta, Sólo si tú quieres, le responde el. El teléfono agudiza en ambos la distancia y la incomprensión, la soledad y la melancolía, revelando que aunque hablen a cientos de kilómetros no deja de observarse que son dos extraños que apenas tienen nada que decirse.
Tampoco la joven pareja se sabe comunicar. John (Giovanni Ribisi) está ensimismado en su trabajo, hasta se le ve más alegre cuando se encuentra con una joven estrella, Kelly (Anna Faris). Aquí hay una crítica áspera a su insustancialidad, pues sólo sabe hablar de banalidades; por el contrario, apenas tiene tiempo de hablar con Charlotte, que se halla tremendamente sola, in saber cual será su lugar en el mundo. Y que se agudiza, en ambos, ante una ciudad, To- kio, inmensa y ruidosa, llena de carteles de neón y de tráfico, y una multitud que no cesa nunca. Sin duda, ambos están perdidos, pero también se sienten trasadados a un mundo distinto.
Los personajes principales son sin duda, Charlotte; es una joven solitaria en la crisis de los veinte que se aloja en el mismo hotel con su esposo fotógrafo. Charlotte espera todo el día a su esposo, el cuál es ausente por temas de trabajo, para luego ver que él no es capaz de darle nada de lo que ella espera.
Bob Harris; es una estrella de cine sin ilusiones que viaja a Tokio para rodar un anuncio para la marca de whisky Suntory y una serie de comerciales, entrevistas y publicidad japonesa. Mientras que Charlotte está insatisfecha con su marido, Bob recibe de su esposa llamadas absurdas y frías.
John esposo de Charlotte, está tan obsesionado con su trabajo que se olvida de que está casado, y no presta las suficientes atenciones a su esposa Charlotte.
Tokyo es el sitio ideal para que Bob Harris se de cuenta de que su vida, por lo general, no tiene demasiado sentido. En ese momento conoce a otra persona en la idéntica situación, Charlotte (Scarlett Joahnsson), una chica que se aloja en el mismo hotel con su marido, un prestigioso fotógrafo que a pesar de parecer buena gente no se da la más mínima cuenta de lo que a ella le pasa por la cabeza. El viaje del marido de Charlotte a otra ciudad por un par de días es el detonante para que ella y Bob inicien una relación entre la amistad y el amor que les ayudará a encontrarle otro punto a sus vidas a pesar de saber que eso no durará más que en su recuerdo. Así la película nos va llevando de un lugar a otro tanto de Tokyo como de las sensaciones de los dos protagonistas que pasan de sentirse solos y amargados, a ver que al final en la vida siempre puedes encontrar tu sitio y algo que merezca la pena. Y entre tanto cúmulo de sensaciones mostradas de forma sútil y no en plan de sobreactuación de telefilme, suceden unas cuantas anécdotas de lo más divertidas que reflejan el tremendo choque de idiomas y culturas (la sesión de fotos, el rodaje del anunció y la entrevista en la TV no tienen desperdicio).
En conclusión; el amor es muy confuso y puede llegar a ser agobiante. Esta relación de dos personas, con sus propias vidas y rumbos es la que les llevará por caminos distintos. . Lost in Translation tiene una historia basada en momentos y como interactúan en nuestras sensaciones, como bien he dicho antes. En como funcionamos cuando estás solo junto a la persona que amas.
La representación de la soledad
No se plasma sólo en las escenas en las que los personajes no están con nadie, sino también en las conversaciones, los movimientos y, por supuesto, los escenarios. La visión que se aporta de Tokio es la de una ciudad llena de luces y repleta de gente con la que los protagonistas no se pueden comunicar, no sólo por la barrera del idioma sino también por la cultura. Además, viven en un hotel, en el que pasan gran parte del tiempo: lujoso pero impersonal, con el silencio que domina en este tipo de alojamientos y un bar que podría estar en cualquier sitio. Esa sensación de estar en una burbuja es lo único que les vincula en un principio, ya que la soledad es lo que les lleva a juntarse (los 20 años de diferencia en edad parecen no importar en absoluto).
El desamor
Tanto Charlotte como Bob son conscientes de que sus matrimonios se están yendo a pique. Ella lleva dos años casada (”no sé con quién me he casado”, dice en un determinado momento) mientras que él ve cómo su matrimonio de 21 años llega a su fin. Su mujer tiene bastante con los hijos y con la decoración de interiores y nadie le echa demasiado en falta. El hecho de que no se conozcan hace que los personajes no tengan miedo a contar sus intimidades al otro ni esperar una respuesta en concreto.
Esta película nos demuestra el modo de funcionar de esta sociedad, porque se nos van asignando roles, como el de una estrella en decadencia de Hollywood o una recién egresada, casada y frustrada, los cuales no tendrían nada que ver entre sí. Al sacar estas dos personalidades de su ámbito (EEUU) y colocarlos en uno totalmente ajeno (Japón), dejan sus etiquetas atrás y pasan a ser simplemente un hombre y una mujer que comparten más que una nacionalidad, también lo hacen con ideas, sentimientos, frustraciones ... Sin importar la diferencia de más de 20 años, ni las máscaras ni las personalidades, lo único que resuena la pareja que forman. Y todo eso que conocieron uno del otro fue porque las barreras sociales no estaban ahí, muchas veces no nos atrevemos a conocer alguien diferente a nosotros por los límites sociales que no lo permiten y sobre todo por los prejuicios.
Esto demuestra que nadie es inalcanzable, sólo es un reflejo de una cultura que impide que ciertos grupos socialicen con otros. TODOS somos seres humanos, con las mismas necesidades de afecto, compañía, sinceridad, calidez, si nos damos cuenta de nuestra humanidad y de lo estúpidos que nos vemos al apoderarnos de una máscara como nuestra identidad, tal vez nos demos la oportunidad de ser más humanos y conocer otros seres con distinto rol pero parecidos en esencia.
Todos tenemos ese sentimiento de convivir y compartir, no con otra persona, sino con otro HUMANO, que es auténtico, no como el otro concepto que implica personajes. Si nuestra comunicación fuera de humano a humano y no de personaje a personaje, creo que viviríamos y disfrutaríamos de otra realidad diferente a la actual.
La película acaba de una forma totalmente coherente, sin concesiones, sin un "final feliz", del mismo modo que terminan otras historias de amor narradas previamente. Aquí es donde Coppola o los actores podrían haberse equivocado, muy fácilmente, pero todo queda narrado con la misma naturalidad y elegancia que ha caracterizado el resto de la película, y asistimos a unos de los finales más tristes, dolorosos y a la vez bonitos. De toda la poderosa secuencia final me quedo con dos momentos muy concretos: el primero, que me impacta de forma increíble, es la mirada que se le queda a Bob cuando se despide de Charlotte, cuando se da cuenta de que no hay marcha atrás, que la pierde para siempre; la segunda gran imagen es la de los ojos llorosos de la chica, abrazada a Bob, solos en medio de una ciudad atestada, escuchando una última frase que nosotros no podemos oír.
Recomiendo esta película a todo tipo de público ya que su comprensión no es para nada complicada, su duración es de 1h y media, lo cuál no se hace pesada y aburrida, no solo por su duración sino que tambien por el argumento y la manera en la que los actores interpretan esta increíble história.