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En Europa, hubo enfrentamientos bélicos que ocasionaron una gran inestabilidad política.
El liberalismo defiende la libertad innata del ser humano y rechaza cualquier intervención del Estado en el ámbito personal.
La aplicación del liberalismo a la conciencia artística de esta primera mitad del siglo se conoce como movimiento romántico.
A mediados del siglo se originaron varias revoluciones que provocaron la expansión económica, el crecimiento demográfico, el auge del comercio y de las comunicaciones y el progreso técnico.
En España, la alfabetización se incrementó gracias al desarrollo del periodismo y la literatura. La vida cultural se impulsó por la creación de tertulias en cafés, teatros y museos, esto ayudó a difundir las nuevas ideas de la época.
En la segunda mitad del siglo, la Revolución industrial entra en una nueva fase y la burguesía se establece en las posiciones de poder. Además, las condiciones laborales provocan el movimiento obrero, con un proletariado que reclama sus derechos.
El Realismo será la corriente literaria que se da en este periodo.
Se empieza a aplicar el método científico experimental, incluso en la novela. El Naturalismo literario será la prueba de ello.
El krausismo y positivismo son nuevas corrientes que defienden el conocimiento basado en la experimentación. Estos fomentaron la difusión de obras y teorías científicas que serían indispensables para el siglo XX.
Es una corriente filosófica del siglo XIX, de origen alemán, que alcanzó su mayor difusión en España, inspirando además un amplio movimiento cultural. Su principal idea es la regeneración de los ideales políticos y los valores humanos de la sociedad. El krausismo español cristalizó en un impulso de renovación y crítica social que tuvo una notable representación en la Institución Libre de Enseñanza. Karl Krause fue su inspirador.
El espíritu romántico se caracteriza por la exaltación del yo, que lleva al individualismo y al subjetivismo. La primacía de los sentimientos frente a la razón está relacionada con la naturaleza (que simboliza los estados del alma).
Son frecuentes los deseos de evasión a lugares exóticos.
El idealismo, el rechazo a cualquier sometimiento a las normas y el deseo de libertad caracterizan las producciones de la época.
Este se consolidó en España por el posromanticismo. Los autores posrománticos se centraron en en el intimismo, estos son Gustavo Adolfo bécquer y Rosalía de Castro.
La tradicional que defiende los principios conservadores del absolutismo, el cristianismo y la tradición.
La liberal que defiende la libertad
moral, política y estética.
—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
puedo brindarte dichas sin fin.
Yo de ternura guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.
—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz.
Soy incorpórea, soy intangible,
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!
El realismo se desarrolló en el seno de la nueva sociedad burguesa. El autor realista deja de lado al yo individual romántico para pasar al análisis del grupo social.
Se empieza a presentar la realidad cotidiana, esta se tiende a representar con objetividad.
Algunos autores destacados fueron Benito Pérez Galdós, Juan Valera y José María de Pereda.
A finales del siglo XIX se dio paso al Naturalismo, que llevó el método científico experimental a la literatura.
El escritor francés Émile Zola es su máximo representante.
Incluyeron esta dinámica a sus obras varios autores españoles como Leopoldo Alas Clarín o Vicente Blasco Ibañez.