Presentado por Adriana Hernandez
El uso de la tecnología digital en las aulas es cada vez más acuciante, debido a las características de los niños y jóvenes en tanto "nativos digitales” o primera generación de personas que nacieron con el "boom” informático.
El celular como herramienta para el aprendizaje facilita la creación colectiva de conocimiento en las aulas. Ese dispositivo de pantalla táctil que amenaza con ser un distractor durante las lecciones, tiene la capacidad de que niños y jóvenes junto con sus profesores puedan cuestionar, innovar y proponer soluciones a los problemas de su entorno inmediato, si se logra pasar la barrera del mero entretenimiento y la banalidad de solo criticar a través de las redes sociales.
La gama de aplicaciones móviles disponibles ofrece evaluaciones de forma inmediata a procesos de lectoescritura, comprensión de textos, enseñanza de las matemáticas, ciencias y artes; mediante juegos, trivias y textos que están al alcance de un clic. La tecnología funciona como aliada en la medida en que, desde la educación, se enseñe a pensar que el “teléfono inteligente” no debe convertirnos en autómatas incapaces de poner en marcha nuevas ideas.
Cuando la tecnología se usa para bien, sus efectos podrían causar sorpresa entre quienes se aferran al uso de los métodos tradicionales. Una investigación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) concluye que el uso adecuado de la tecnología produce motivación en los alumnos, incentiva la creatividad en el aula, disminuye los índices de deserción y favorece el desempeño académico.
Es una plataforma que, por medio de un aparato tecnológico, el infante puede aprender distintos idiomas de una manera fácil, a través de imágenes, sonidos y traducciones.