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Rvda. Omayra Vega Robles
La escritura de este libro obedece a una inquietud sentida por uno de mis Timoteos, es decir, uno de mis discípulos o hijos espirituales exhortándome a que escribiera sobre este tema, que a su vez, es y será para siempre, el lema original y permanente de la FIADAH y su propia razón de ser. Todo lo que se hace en la FIADAH gira alrededor de este lema: “Unidos por Amor”.
PRIMERA PARTE: I, II Y III
Capítulo I
Hacia una definición del amor
El amor no es fácil de definir, por consiguiente, es igualmente difícil limitar su extensión y su manifestación.1) Está el amor ÁGAPE que es el que nos relaciona con Dios. 2) Tenemos el amor PHILOS que es el que nos relaciona con los hermanos, de este es que se deriva el término Philadelphia que significa amor fraternal. Es el amor puro y sano entre hermanos. 3) Por otro lado, existe el amor EROS, este tiene que ver con el sexo, es la inclinación hacia lo sexual, de ahí se derivan términos tales como erótico, erotismo, etc.
El amor es un afecto fuerte y poderoso. El amor despierta las pasiones y los sentimientos en los seres humanos. El amor incluye las diferentes formas de expresarlo y manifestarlo. El amor ablanda y suaviza el trato para con los demás. El cariño, la comprensión y la consideración son efectos del amor. La combinación del amor AGAPE y el PHILOS nos mueven a amar a Dios y al hermano. Ese amor tiene una gran supremacía en el libro sagrado. Dios mismo exigió esa combinación desde el principio: amarás a Jehová tu Dios y a tu prójimo como a ti mismo. Así mismo lo enseñó reiteradamente Jesucristo mismo. Mateo 22:37-40
De hecho, el Señor Jesucristo enseñó tan firme y enfáticamente el amor fraternal que debía practicarse y prevalecer entre los hermanos en la fe, que lo manifestó de esta manera, conforme al evangelio según San Juan 13:34,35:
Él quería que ese amor fuera el distintivo de sus discípulos, de todos los creyentes, de toda la iglesia y de todas las Asociaciones y Fraternidades Cristianas. De ahí lo hemos obtenido y aprendido nosotros y nos esmeramos en practicarlo, vivirlo, proyectarlo y perpetuarlo. Es ese AMOR, traducido en UNIDAD, el que puede y debe convencer al mundo con respecto a la obra transformadora que Jesucristo ha hecho en nosotros, su pueblo. El amor es algo muy sublime y muy dulce. El amor nos impulsa a ver las virtudes en todo el mundo y no las faltas. Cuando amamos aprendemos a apreciar, atesorar y cultivar la verdadera amistad. Ese mismo sentir nos mueve a ser agradecidos, nos mueve a fomentar la paz y el compañerismo. El amor nos mueve a llorar con el que llora y sufrir con el que sufre.
Como Dios es amor, y nosotros somos gente de Dios, la propia naturaleza de Dios debe residir y reflejarse en y a través de nosotros. Si hay algo que el cristianismo del siglo XX y XXI debería hacer es tratar por todos los medios posibles de regresar a conectarse con el espíritu de amor y unidad que caracterizó a la Iglesia Primitiva, es decir, la iglesia del primer siglo de la era cristiana. No se debe criticar a quien lo haga, sino felicitarles y solidarizarse con esa visión y pasión.
Capítulo II
Dios es Amor. La propia naturaleza de Dios es Amor. La palabra Amor se convierte, por tal razón, en sinónimo del nombre Dios. Aunque en el idioma griego, hay otras dos palabras que también significan amor, o son variantes del objetivo del amor, la que nos une a nosotros, es “ágape”. Ágape en este sentido, es el sentimiento de unidad con que los cristianos de la Iglesia Primitiva se convocaban para compartir juntos la hermandad, el amor que los unía, es decir, el amor de Dios.
Ese amor ágape estaba íntimamente ligado al amor que se siente cuando una persona tiene su encuentro genuino y personal con el Señor Jesucristo. Es una experiencia única, se caracteriza por una llenura espiritual y un gozo inefable. Ese primer amor es como un motor o como el combustible que mueve a ese motor a hablar de Cristo, a compartir esa experiencia, a querer congregarse todos los días y a dar de gracia lo que de gracia se ha recibido. Cuando hablamos de “Unidos por Amor” como lema de una Organización o Movimiento, como lo es el caso de la FIADAH Internacional, de lo que estamos hablando es que todos los que forman parte de ella, todos sus afiliados, todos sus miembros y componentes, están unidos a ella y militan en ella, movidos y atados solamente mediante el amor. No se obliga a nadie, es una unión voluntaria en amor y por amor.
¿Qué gracia tiene para dos personas casadas y que, obviamente, forman un matrimonio, vivan toda una vida juntos, bajo el mismo techo, si han dejado de amarse o nunca se amaron? Lo que sucede en la mayor parte de los casos, por no decir en todos, es que se separan o se divorcian. ¿Por qué? Porque no había amor entre ellos, el amor llegó a su fin, se agotó, se murió. Ese amor nos lleva a ser agradecidos, fieles, leales, firmes y perseverantes. Como en el propio caso de un matrimonio, es el amor, y tal vez el temor de poner en peligro o perder ese amor, el que se convierte en compromiso para aquella persona que ama; el amor y sólo el amor nos motiva a ser responsables, cumplidores con la persona o institución con la que recíprocamente compartimos ese amor.
Capítulo III
El apóstol Pablo, en su primera carta a los corintios dedicó todo un capítulo en un esfuerzo muy enfático por hacerles entender la importancia del amor en la práctica del verdadero cristianismo. Cuando uno lee ambas cartas escritas por el apóstol Pablo a la iglesia de los corintios, observa de inmediato las divisiones en diferentes grupos y siguiendo a diferentes líderes, que había en ella.
De nada vale presumir de cristianismo y de espiritualidad si no se practica el verdadero amor entre los hermanos. De nada sirve alardear de haber recibido la promesa y el bautismo en el Espíritu Santo y tener los dones, incluyendo el de hablar en otras lenguas, si en el corazón no hay amor. De hecho, el apóstol Pablo recoge todas estas anomalías para armonizar y neutralizar la situación en la siguiente declaración:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,
y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe…”
Si no estamos verdaderamente unidos por amor, de nada vale el lema y de nada vale la Organización entera. De nada vale que Dios use a una persona para hacer grandes milagros, señales y prodigios, si su egoísmo lo delata, si su orgullo lo delata, si su materialismo lo delata, si su apetito desmedido por el mero protagonismo y reconocimiento público lo delata, si su ansia de fama, grandeza y monumentos lo delata. 1 Co. 13:1-2.
Ese amor que nos debe caracterizar como creyentes, como cristianos, como hijos de Dios, debe manifestar en nuestra personalidad y en los momentos más difíciles algo de resignación. Como ya hemos dicho, el amor nos lleva a condolernos del infortunio ajeno, aun cuando pudiera ser el de un enemigo gratuito, porque el amor “no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad”. 1Co. 13:6
La preeminencia del amor queda magistralmente articulada allí donde dice:
“Y ahora permanecen la fe, la
esperanza y el amor, estos tres;
pero el mayor de ellos es el AMOR”.
1 Co. 13:13.
IV, V, VI
CAPÍTULO IV
EL COMPROMISO Y
SACRIFICIO DEL AMOR
Amor sin compromiso, no es amor. Amor sin sacrificio, tampoco es amor. El que ama, desea lo mejor para la persona, institución u objeto receptor de ese amor. El verdadero amor nos mueve a buscar el bienestar de aquél, aquélla o aquello que amamos. Si decimos que amamos y no somos capaces de contribuir a la subsistencia y sobre vivencia de quien o lo que amamos, ahí no hay compromiso, ahí no hay sacrificio, ahí no hay amor. Cuando disfrutamos un ambiente de amor y somos partícipes de la libertad, la protección, la paz y tranquilidad que necesitamos y queremos; debemos aportar todo lo que sea necesario para no poner en peligro tal ambiente y tal tranquilidad.
El que dice que ama y sinceramente cree que ama; pero no está dispuesto a hacer acto de presencia allí donde a quien dice que ama, lo necesita y no aparece o no aporta o contribuye, no se compromete, no se sacrifica para asegurar y garantizar la permanencia y el continuo buen funcionamiento de aquello que le propicia, le facilita y le provee ese ambiente de paz, tranquilidad y armonía; tal persona debe revisar su definición de lo que en realidad es amor y amar. No podemos pretender amar y al mismo tiempo ser y actuar completamente apáticos o indiferentes a lo que le pase al objeto de nuestro amor
LAS ORGANIZACIONES ECLESIÁSTICAS Y EL AMOR
El odio y el rencor no pueden tener cabida en el trato de la iglesia cristiana con el mundo, mucho menos para con sus propios miembros. La ira y la violencia tampoco pueden ser características de ninguna organización cristiana. El amor es justo, es decir, obra con justicia, de ahí que la iglesia cristiana y sus diferentes organizaciones o entidades, deben actuar con y en justicia. La injusticia y las acciones injustas delatan a aquellas organizaciones supuestamente cristianas que, en realidad, no lo son. Donde hay atropellos y abuso de poder, no hay amor, y si no hay amor, allí no está Dios, porque Dios es amor
La FIADAH Internacional, a partir de todo ese conocimiento y esas amargas y dolorosas experiencias, NO SOMOS Y JAMÁS QUERREMOS SER UN CONCILIO. Nos hemos organizado como una Hermandad, una Fraternidad, porque eso es lo que somos los que hemos aceptado a Jesucristo como Salvador personal, somos hermanos, conformamos una familia, la familia de la fe. Desde su origen, habiendo escudriñado bien la Palabra de Dios, y luego de que muchos de los ministros fundadores de ésta habíamos sido también golpeados y heridos injusta y abusivamente, precisamente por un concilio, descubrimos esta gran verdad: Jesucristo advirtió que los concilios no son buenos.
En la FIADAH queremos enfatizar la preeminencia del amor. Para no dejarnos desviar jamás de ese principio y esa meta, hemos adoptado como nuestro lema general y permanente: UNIDOS POR AMOR. Todos los que nos visitan y comparten con nosotros, se dan cuenta de inmediato que el amor de Dios verdaderamente se siente y se disfruta entre nosotros. SOMOS UNA FRATERNIDAD DE IGLESIAS Y MINISTROS AL ESTILO DE LAS SIETE IGLESIAS DEL LIBRO DE APOCALIPSIS: IGLESIAS AUTÓNOMAS. A cada ángel de cada iglesia lo dirige el Príncipe de los Pastores: JESUCRISTO.
LA EVIDENCIA DEL AMOR: LA VOLUNTAD DE CUMPLIR
Cuando hablamos de que la evidencia del amor verdadero es la voluntad de cumplir, a lo que nos referimos es al compromiso serio y responsable en el que uno entra cuando hace un pacto de amor. Es un pacto de amor recíproco con cargo de conciencia individual y un voto de comportamiento ético y moral también individual.
El verdadero amor no piensa ni especula en términos de lo que pueda obtener de ganancia o beneficio personal de la otra pare. El amor se da, se entrega desprendida mente. El amor nuestro, el de los cristianos hacia Dios y hacia Su obra, debe ser incondicional. No aceptamos a Jesucristo como Salvador personal para servirnos de Él, sino para servirle a Él y ayudar a extender Su obra.
Todo creyente honesto debe examinar sus intenciones, sus acciones y sus caminos. ¿Qué hago yo aquí y por qué estoy aquí? ¿Qué vine a buscar o qué vine a dar? ¿Me estaré preguntando yo esto por amor o por interés personal de algo que busco y que no tiene nada que ver con el amor genuino y desprendido que debo profesar aquí? Muchas veces mientras estamos enfocados pensando qué es lo que me van a dar o qué es lo que voy a recibir, tenemos la facultad y la posibilidad de dar para mejorar la situación y no lo hacemos. No nos damos cuenta de que estamos en una mejor condición y situación que aquél que amamos y de quien estamos esperando la dádiva. “Dando es como se recibe”.
VIII Y IX
La disciplina sin amor no es disciplina y el amor sin disciplina no es amor. El Señor
Jesucristo vino y armonizó en Sí mismo, en Su diario vivir y enseñanzas; y en Su
obra expiatoria, todo lo que el Antiguo Testamento enseñaba sobre la disciplina y
nos lo dejo todo modelado e impreso en nuestras conciencias como en un curso de ética cristiana.
XI, XII Y XIII
En este capítulo deseo destacar el amor en plena práctica y manifestación dentro de nuestra organización FIADAH Internacional. Lo vemos en el ambiente de dulce compañerismo a nivel internacional y en todos los niveles locales de las propias naciones y en todas las iglesias afiliadas.
“Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía”.
Yo, personalmente, tengo que agradecer el amor, respeto y lealtad de la que he sido objeto por todos los Oficiales de la FIADAH en todos los niveles. Gracias a todos los ministros e iglesias por su buen trato y cariño.
¡GRRRAAACIAAAS! Continuemos por siempre “UNIDOS POR AMOR”
El mayor propósito por el que este libro ha sido escrito y ha salido a la luz, es el empeño que hemos puesto en querer definir lo más claro posible la naturaleza, la razón de ser y la imagen o proyección de la Fraternidad Internacional Asambleas de Dios Autónomas Hispanas, como Organización Cristiana, cuya sigla distintiva es FIADAH. Es algo así como la brújula que nos orienta al caminar en medio de un bosque lleno de muchos árboles todos parecidos sin que se nos confunda la ruta nuestra. Es algo así como el espejo en el que nos podemos mirar todos los días al cuidar la imagen o proyección que vamos a reflejar y sembrar en la mente y memoria del que nos ve en la calle. En nuestro caso, sería no sólo por veinticuatro horas, sino continuamente como un estilo de vida en el evangelio. Es algo así como una descripción clara y definida de la bandera bíblica bajo la cual todos nos dejamos gobernar o dirigir y la cual nos esmeramos por honrar y promover dentro del espíritu de la ley del AMOR y la LIBERTAD con que Cristo nos ha hecho libres Jn. 8:32,36.
Aquí, en la FIADAH Internacional, hemos adoptado como consigna general los siguientes postulados: “En lo doctrinal, firmeza; en lo no doctrinal, tolerancia; en la hermandad, armonía, unidos amor”.
Esa propia consigna nos capacita como miembros de la FIADAH y nos frena, para no creernos mejores que nadie y a no odiar a nadie, aun cuando nos mantenemos firmes en nuestra fe y en nuestras doctrinas bíblicas. Si hay algo que Jesucristo no quiere que reine o predomine en Su iglesia, son las escamas religiosas legalistas y conciliares que lo que traen es discrimen, acepción de personas, vanagloria y orgullo, celos dañinos, odio, rechazo, persecución y hasta muerte. Esas escamas religiosas legalistas y conciliares en los ojos de los que pretenden ser celosos con la obra de Dios, enceguecen el entendimiento, embotan la mente e insensibilizan a quienes las poseen y se dejan dominar por ellas. Los tales son capaces de odiar, rechazar, perseguir y hasta matar a quienes piensan distinto a ellos. Son gente así los que respiran amenazas contra los que pacientemente esperan que sea Dios, a través del Espíritu Santo el que haga la obra de redargüir, persuadir, convertir, salvar y santificar a Su pueblo.
Como nuestro lema permanente en la FIADAH es UNIDOS POR AMOR, nuestro distintivo tiene que ser el AMOR. De ahí que todo cuanto hagamos, el trato entre unos y otros así como el trato para con los de afuera, debe ser motivado por el amor que profesamos tener y practicar, que es el amor de Jesucristo en nosotros. La enseñanza implícita es: “no hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti”. Seguir un protocolo conlleva una ética, un respeto y una sensibilidad. Conlleva, poner en práctica esa regla de oro de las relaciones humanas que nos enseñó Jesucristo. Un comportamiento protocolar conlleva, además, conocer lo que es un orden jerárquico o cadena de mando y estar dispuestos a reconocerlo, aceptarlo y honrarlo. Así lo enseña el apóstol Pablo en Ro. 13: 7,8: