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Wendy Yurai García Mendoza
El maderismo: la oportunidad perdida
En enero de 1909 se imprimió el libro La sucesión presidencial en 1910 de Francisco I. Madero en el taller de Serafín Alvarado, de Parras, Coahuila. Tras su distribución, el libro tuvo un éxito inmediato. El llamado a la alternancia política mediante el voto que en él hacía su autor despertó gran entusiasmo en diversos círculos, principalmente de la clase media. Dio inicio a un movimiento político electoral que a lo largo de cuatro años provocaría la caída de un gobierno, la instalación de otros dos, un magnicidio y dos revoluciones, una política y la otra social, la primera casi incruenta, la segunda sangrienta. Fue un movimiento político electoral que inició con altos ideales sobre el valor de la democracia y acabó por hundir al país en un ciclo de guerras civiles y revueltas para resolver transmisiones de poder cuya etapa más violenta duraría hasta 1930.
El Porfiriato como sistema político
Gracias a la combinación de políticas de conciliación, cooptación y represión selectiva, Díaz logró afianzar un ambiente de paz a partir de los años ochenta del siglo xix, desconocido pero deseado durante las primeras siete décadas de vida independiente. Y la paz porfiriana trajo el crecimiento económico, perdido a partir del momento en que Hidalgo lanzó sus huestes contra los gachupines en 1810.
El sistema político porfiriano fue sencillo. Basado en el triunfo de la facción liberal (y un inicial ostracismo político de los conservadores), consistió en conciliar, jerarquizar, compartir poder y dar algo a todos. Construyó un sistema político, es decir, un conjunto de reglas informales que dieron cauce y apoyaron el funcionamiento del régimen de gobierno consignado en la Constitución
Díaz compartió con los gobernadores tramos de decisión importantes. Es decir, hizo explícito lo que ya era, lo que siempre había existido. A éstos se les garantizó el ejercicio de un poder casi absoluto en sus entidades a cambio de mantener el equilibrio político en sus estados, conciliando a todas las familias de notables. Podían designar a todos los candidatos a elección popular locales sin intervención alguna por parte del poder central.
Para la Iglesia y para los antiguos conservadores, también se tuvo acomodo. A estos últimos no se les persiguió e incluso se cooptó a algunos de sus hijos para la administración y la diplomacia. Sus propiedades y negocios fueron estrictamente respetados
El sistema político porfirista tenía dos piezas esenciales para su adecuado funcionamiento. La primera era la centralidad que guardaba el Presidente de la República. En él confluían todos los hilos informativos del país oficiales e informales, que le permitían tener una visión del conjunto y del detalle a la vez. Pero sólo él la tenía y únicamente él podía dictar las disposiciones conducentes para refrendar una decisión o cambiarla. El gabinete era mero auxiliar en la ejecución de decisiones más que un órgano de consejo y definición de políticas.
La segunda pieza clave para el funcionamiento del sistema político porfirista fue la maquinaria electoral, sin duda su aspecto más cuidadosamente ensamblado.
El sistema de elecciones indirectas, introducido por la Constitución de Cádiz, estuvo vigente 100 años.
Formalmente, el proceso electoral era altamente descentralizado.
La mesa se integraba con los primeros siete ciudadanos que se presentaban. Instalada la mesa se recogían las boletas de los ciudadanos presentes; en ellas el votante consignaba el nombre del elector o electores de su preferencia. Hacia finales de siglo se empezaron a imprimir las boletas con los nombres de los electores.
En cuanto a los actores políticos, el sistema electoral tenía varias peculiaridades. Fuera de los requisitos de elegibilidad, no había formalidad alguna en cuanto a las candidaturas de electores o a puestos de elección, y no se exigía registro previo de éstas. Tampoco se exigía residencia para ser candidato a puesto de elección popular: se podía serlo por dos o más estados simultáneamente; todo era cuestión de ser inscrito formalmente. No existía en la ley o en la práctica la definición de partido político.
Otra peculiaridad del sistema electoral fue la ausencia de compromiso entre el ciudadano sufragante y el elector secundario. No existía la noción del mandato, como en otros sistemas electorales europeos de la época.
Para las reelecciones de Díaz de los años noventa, la maquinaria electoral funcionaba con la perfección de artificio de relojería. Es el gobierno elector en su apogeo. Al despuntar el siglo xx, las elecciones habían dejado de ser campo de batalla con enfrentamientos violentos y asonadas, pero ello se logró a un gran costo. Al convertir las elecciones en mero acto ritual administrativo, en las cuales la participación ciudadana se redujo al mínimo indispensable para cumplir con los cánones legales, tuvo lugar la principal acusación de los precursores de la revolución en contra del Porfiriato: la ficción democrática.
Al despuntar el nuevo siglo empezó a redactar su libro La sucesión presidencial en 1910. Tardó en conseguir la anuencia de su familia para la publicación; la familia, que se había enriquecido a la sombra del Porfiriato, temía represalias económicas y políticas. Finalmente, su padre Francisco y su abuelo Evaristo accedieron a que lo publicara después de leer la versión final
Su tesis empieza por afirmar que el militarismo era el mal tradicional de México, y había dado lugar al régimen de Porfirio Díaz. A este régimen lo caracterizó, según Madero, el poder absoluto, cuya búsqueda era el rasgo distintivo del carácter de Díaz y la razón de su conducta. Sin embargo, gracias a sus virtudes personales (honradez, patriotismo), Díaz lo había ejercido de manera moderada.
Madero hizo aportaciones fundamentales al quehacer político electoral de México. Fue el primero que, consciente o intuitivamente, se dio cuenta de que una campaña política es, sobre todo, un gran esfuerzo de comunicación. También su nutrida correspondencia con notables en todos los estados para incitarlos a abrazar la causa y convertirse en organizadores locales del nuevo partido.. Y finalmente, el gran esfuerzo de organización que, con la ayuda de giras y epístolas, logró la creación de un movimiento político nacional. Aunque después cambiara de estrategia, el suyo fue el primer planteamiento pacífico para conquistar el poder desde la oposición de acuerdo con las reglas constitucionales
A medida que avanza en las giras para la organización del partido y enfrenta obstáculos y hostilidades de las autoridades locales, Madero cae en la cuenta de que el partido que surja no debe limitarse a proponer sólo candidato a la vicepresidencia, sino una fórmula completa para disputar también la presidencia.
El Partido Nacional Antirreeleccionista quedó formalmente integrado en abril de 1910 y acto seguido se aprobó la fórmula para presidencia-vicepresidencia: Francisco I. Madero y Francisco Vázquez Gómez, para la elección frustránea de 1910.
En el Plan de San Luis, predatado en San Antonio, Texas, a donde Madero ha huido, declaraba la guerra al gobierno y pedía la anulación de las elecciones de todas las autoridades: presidente y vicepresidente, representantes al Congreso de la Unión y magistrados de la Suprema Corte de Justicia.
Díaz y la élite política y económica que lo apoyaba sospecharon que Madero contaba con la simpatía del gobierno estadunidense, pues éste actuaba libremente en los Estados Unidos a pesar de las protestas del gobierno mexicano.
Es importante recalcar que Madero nunca puso en entredicho el sistema político del Porfiriato
Las elecciones extraordinarias de 1911 se celebraron sin que la maquinaria electoral se hubiera desmontado. La fórmula Francisco Madero-José María Pino Suárez fue electa sin problemas simplemente porque el presidente provisional, Francisco León de la Barra, cumplió con su parte del trato convenido en Ciudad Juárez.
La consecuencia inmediata del convenio de Juárez fue el descontento de los cabecillas de las partidas revolucionarias. No secaba aún la tinta de las firmas que suscribieron el acuerdo, cuando un grupo de jefes revolucionarios se pronunciaba por el completo y cabal cumplimiento del Plan de San Luis.
México, entre 1920 y 1940
• 70 o 75% de la población vive en pequeñas comunidades rurales, en un universo mental y cultural que interpreta, aguanta, utiliza las elecciones de una manera sui géneris, muy alejada de nuestra concepción “democrática” de la democracia electoral, idealmente vista como la expresión absolutamente libre, informada, autónoma, de la voluntad y de la conciencia política de cada ciudadano y ciudadana.
• Se volvió a establecerse, lo que se llama “el gobierno elector”, versión modernizada de lo intentado por Juárez y Lerdo de Tejada
• A partir de 1929, con la fundación del Partido Nacional Revolucionario (pnr), empieza la construcción de un partido de masas que monopoliza todo el juego.
Constitución de 1917
• Instauró la elección directa del presidente, Venustiano Carranza expidió la famosa y decisiva Ley para Elecciones de Poderes Federales del 2 de julio de 1918.3 Restableció el voto secreto abolido por él mismo en 1916 eliminaba el requisito de la mayoría absoluta para la elección directa del Presidente de la República y otorgaba carácter permanente al padrón electoral sobre la base del censo nacional de población.
El sistema político electoral mexicano era formalmente democrático, pero no era compatible con una realidad social que facilitaba el trabajo de los muñidores. De modo que la única manera de manifestar su opinión, su inconformidad contra la “imposición” era el recurso de las armas.
C) La práctica: “Una cena de negros”
Años que corren de 1918 a 1934 para su estado: 16 años, es decir, cuatro periodos de gobierno, pues un gobernador duraba entonces cuatro años
D) LOS ESTADOS
A partir de 1929, las elecciones nunca fueron decisivas y cuando mucho, vinieron a ratificar una victoria decidida en otro lugar o de otra manera.
Cacique, actor estratégico, peligroso por lo mismo, y en peligro, por lo tanto.
El caciquismo micro y macro
• se alimenta de todo, del reparto agrario, del sindicalismo, de los pleitos entre familias y pueblos y, desde luego, de las elecciones municipales, estatales y las presidenciales, las cuales son una simple formalidad
• El más débil de todos los caciques es el gobernador
• Bloque Democrático Revolucionario del Senado, se tomó el acuerdo de que una comisión compuesta por los senadores.
• El quería marcar una nueva orientación en la política electoral de los estados, terminando de una buena vez con el cúmulo de conflictos que se presentan en cada elección de poderes locales, y en que se instalan dos o más legislaturas y el conflicto se prolonga indefinidamente con grave detrimento de los intereses de la gente de trabajo que no sabe a qué atenerse.
• Desea que el pueblo sufrague libremente y que se acaben de una vez para siempre las intromisiones indebidas de autoridades federales, locales o municipales, que dan como fruto imposiciones descaradas aun cuando las autoridades violadoras del sufragio procuren cubrir aparentemente las formas legales.
• trata de tomar control de los estados en los cuales hay elecciones: en 1925 hay 12 conflictos que corresponden a su ofensiva contra diversos adversarios del bloque callista-moronista.
• en Sinaloa, Nayarit y Aguascalientes; no tiene el mismo éxito fácil con lo que denuncia como “la maffia de los gobernadores”, entre los cuales figuran Zuno y Colunga; abre un frente contra “el Bloque del Golfo”, a saber: Tamaulipas, Veracruz y Tabasco. Causa serios “daños colaterales” con el caos generado en Nayarit, Aguascalientes, Colima y Morelos, estados en los cuales el verdugo militar no se hace del rogar para adornar las alamedas con colgados
Se anuncia el fin de la era de los caudillos y el inicio de la era de las institucione y a principios de 1929 se funda, como una verdadera institución, el Partido Nacional Revolucionario, cuya primera prueba de fuego va a ser la elección presidencial de fin de año.
Vasconcelos
• Su campaña duró un año, de noviembre a noviembre, pero dos acontecimientos imposibilitaron el levantamiento poselectoral programado al estilo maderista: la rebelión de los generales obregonistas en la primavera de 1929 fue rápidamente derrotada por Calles; los cristeros fueron desarmados en junio del mismo año por los “arreglos” entre el Estado y la Iglesia
Las elecciones tuvieron lugar en noviembre (Jose Vasconcelos vs Pascual Ortiz Rubio)
• Pascual Ortiz Rubio obtuvo, oficialmente, 97% en el Distrito Federal que había recibido a Vasconcelos en forma apoteótica; 100% en Chiapas, Guerrero, México, Nayarit, Oaxaca, San Luis Potosí y Yucatán. Sin comentario. José Vasconcelos afirmó haber ganado las elecciones presidenciales y pasó a la tercera etapa, para repetir la hazaña de Francisco I. Madero: el levantamiento.
Con el asesinato de Obregón se dio el final del caudillismo y fue el inicio del surgimiento del Partido Nacional Revolucionario en 1929. Desde esa fecha el partido tuvo un gran papel electoral, entre 1929 y 1935 Calles se encontró siempre como la sombra de los caudillos.
Calles puso fin a la familia revolucionaria creando el Partido Nacional Revolucionario ya que era la causa de la inestabilidad política.
El PNR se crea para resolver la crisis de sucesión planteada por la desaparición del caudillo Obregón y también para evitar crisis futuras a todos los niveles, también hubo que conseguir arreglos y componendas, aceptar concesiones, reformar el sistema electoral: no reelección absoluta para la presidencia, que se prolonga de cuatro a seis años, no reelección consecutiva para diputados y senadores (se alarga la diputación de dos a tres años y la senaduría a seis), pero posibilidad de pasar en seguida de la cámara de Diputados al senado y viceversa, o de optar por un puesto de elección local en su estado de origen.
Diversas agrupaciones políticas se reagrupaban para que tuvieran más peso cuando sucediera la convención en Querétaro.
En Julio de 1929 el PNR contaba con 1800 unidades de apoyo y Calles fue el tutelar de arbitrar tantos grupos e intereses, de ahí surge la figura de “Jefe máximo”.
Sucedió primero con Pascual Ortiz Rubio luego siguieron los experimentos de Abelardo Rodríguez y Lázaro Cárdenas como presidentes. Hasta 1935 Cárdenas puso fin al Maximato y al caudillismo institucionalizado.
El Congreso en abril de 1933 aprobó la reforma del artículo 83 constitucional y una al 51, con estas reformas Calles se dio por satisfecho y dejó el poder a Abelardo L. Rodríguez. El reparto agrario que ocurría genero clientes al partido.
Para 1934 ya existía un verdadero partido cuyo carácter era un instrumento del Estado mexicano, debía ser el lazo de unión entre las masas obreras y campesinas, el pueblo y las instituciones constitucionales.
Durante los primeros meses de su mandato, generó una crisis con el general Calles que termino con el exilio del ex presidente.
Por primera vez el presidente de la república acumulaba las funciones de jefe del Ejecutivo Federal y de líder real del partido, Cárdenas reorganizo el partido creó la Confederación de Trabajadores de México y la Confederación Nacional Campesina, el cambio significativo de nombre al Partido de la Revolución Mexicana que estaba formado por los tres sectores (obrero, campesino y militar).
Se trataba del paso de un partido de cuadros a un partido de masas, Cárdenas puso las reglas del juego político para muchos años; la omnipresencia de un partido oficial con estructuras verticales y un presidencialismo sin freno permitieron una estabilidad política sorprendente.
El sinarquismo y Acción Nacional surgen en la tercera parte de la presidencia de Cárdenas. El sinarquismo se lanzaba a conquistar las masas rurales, la Unión Nacional Sinarquista contó con más de 400 000 militantes, sus manifestaciones pacíficas y masivas eran frecuentemente disueltas a balazos por los matones de los caciques locales, chicos y grandes.
La desconfianza absoluta de los sinarquistas por la democracia electoral fue por la idea de que “los partidos parten”, ellos no votaban ya que creían que era hacerles el juego a los malvados dueños del poder.
La apuesta de los fundadores del partido acción nacional fue exactamente la opuesta: tomarles la palabra a los gobernantes revolucionarios y transformar la representación teatral electoral en una realidad democrática.
Manuel Gómez Morín, vasconcelista en 1929, con la idea de crear un partido democrático moderno. En 1937-1938 fue el momento perfecto para la creación de su partido que creía en la vía electoral y aceptaba ser leal oposición a su majestad del partido oficial.
En 1940 el pueblo fue a votar masivamente ya que parecía ser la primera vez que existía la posibilidad de escoger libremente entre dos verdaderos candidatos.
El hecho de que para la sucesión presidencial donde el presidente saliente se encargara de la designación de su sucesor hizo que quedara establecido el partido oficial como poderosa máquina electoral, las elecciones del 7 de julio de 1940 son importantes debido a que no existía la posibilidad de derrotar electoralmente al grupo en el poder. Era volver al sistema político de 1890-1910, un sistema mejorado por la modernización que imponían todos los cambios sociales, económicos y políticos.
El periodo que abarca este capítulo está marcado por el afianzamiento del autoritarismo en el sistema político, que en el terreno electoral se expresó como fortalecimiento de la hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (pri), a costa de la expresión de la pluralidad política por vía de las instituciones y, por lo tanto, de la construcción de un sistema de partidos sólido que le diera cauce. El ejercicio de control político desplegado en esos años reflejó el auge del llamado presidencialismo mexicano, apoyado entre otras prácticas en el fuerte intervencionismo sobre las organizaciones sociales, el diseño y uso discrecional de la ley,
La institucionalización de los procesos electorales que acompañó a la modernización económica emprendida en esta época, implicó el diseño de un espacio limitado para los partidos y excluyente para la oposición política, que habría de caracterizarse por su marginalidad. A cambio, se establecieron rígidas reglas del juego que permitieron sentar las bases de la estabilización de los procesos electorales, erradicando la disidencia y los conflictos desatados por ésta.
Con un marco jurídico esbozado desde el gobierno, se restringió la vida de los partidos y la participación ciudadana. La Ley Electoral, modificada en 1951, 1954 y 1963, contribuyó a suprimir los partidos coyunturales auspiciando la existencia de partidos que, al lado del pri, tuvieron pretensiones de permanencia, pero que no lograron extender su área de influencia a todo el territorio nacional.
La sucesión presidencial de Miguel Alemán se destacó por el desarrollo de un importante movimiento disidente dentro del pri que se articuló en torno a la candidatura del general Miguel Henríquez Guzmán.
En las elecciones federales de 1952 debutaron como partidos opositores con candidato propio, el Partido Popular (pp) a la “izquierda” del pri y a su derecha, el Partido Acción Nacional (pan).
Contrario al continuismo (garantizar la continuidad de la gestión alemanista y el dominio de los grupos que se habían beneficiado, los henriquistas inicialmente buscaron impulsar dentro del pri procedimientos participativos en la designación del candidato presidencial, así como incidir en la definición de la plataforma del futuro gobierno.
Como no había posibilidad de registrar candidaturas independientes, un sector del grupo henriquista reorganizó en marzo la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (fppm). Lograron su registro ante la Secretaría de Gobernación el 4 de junio siguiente. El 28 de julio, postuló formalmente a Henríquez como su candidato presidencial.
Se hicieron modificaciones a la estructura orgánica encargada de la organización y desahogo de las elecciones. Se creó, en sustitución de la Comisión Federal de Vigilancia Electoral, la Comisión Federal Electoral (cfe), que estaría vigente hasta 1990. Se modificó su integración a uno de los representantes del Poder Ejecutivo, el secretario de Gobernación, quien se mantuvo como su presidente. Se incrementaron de dos a tres los comisionados de los partidos participantes, pero se dejó sin cambios la representación del Congreso, un diputado y un senador.
Otra novedad de la ley fue la creación del Registro Nacional de Electores (rne) que sustituyó al Consejo del Padrón Electoral.
La de 1951-1952 fue una campaña tensa, donde los opositores de todo signo fueron hostigados y reprimidos.
Los resultados electorales no fueron reconocidos por la oposición; numerosas denuncias se hicieron en relación con las irregularidades de la jornada electoral. Las autoridades del Distrito Federal prohibieron toda manifestación pública que tuviera como motivo las elecciones. Después de la represión el movimiento henriquista se fragmentó.
El gobierno realizó reformas a la Ley Electoral Federal para evitar el desarrollo de la fppm. Promulgadas el 7 de enero de 1954, las reformas impusieron requisitos de membresía que la fppm no estaba en condiciones de cumplir. Dos acontecimientos fueron decisivos para la cancelación definitiva del registro a la fppm: el asalto al cuartel de Ciudad Delicias, Chihuahua en 1954, y la violencia desatada en el mitin del 5 de febrero convocado por el Partido Constitucionalista. A fines de febrero se le revocó el registro legal de manera definitiva a la fppm con lo que se hizo patente la fuerza del Estado para controlar a la oposición.
Adolfo Ruiz Cortines emprendió una serie de medidas para fortalecer al pri y la imagen democrática de su gobierno. Para ello llevó a cabo las reformas constitucionales en octubre de 1953 para otorgar plenos derechos políticos a las mujeres y al tiempo que se adicionaba la Ley Electoral se endurecían los requisitos para que los partidos pudieran obtener el registro legal. Con estas reformas se conformó el sistema de partidos que estuvo vigente hasta la reforma política de 1977.
La integración de las mujeres al universo de votantes a nivel federal significó la disputa por una nueva clientela electoral y el impulso al crecimiento de los grupos femeniles que dentro de los partidos políticos. A pesar de la movilización de los partidos para incorporar a las mujeres, muy pocas pudieron ocupar cargos de representación popular y en la esfera de la toma de decisiones.
Se endurecieron los requisitos para el registro de los partidos políticos. El decreto de reformas se publicó el 7 de enero de 1954, y establecía en el artículo 29 fracción I que los partidos debían organizarse “con más de dos mil quinientos asociados en cada una, cuando menos de las dos terceras partes de las Entidades Federativas y siempre que el total de sus miembros en la República no sea menor de setenta y cinco mil”. Para las elecciones de 1955 recibieron registro, además del pri, el pan, el pp y el pnm.
Las elecciones de medio periodo en 1955 fueron las primeras en que las mujeres votaron y, en muy reducido número, también figuraron como candidatas.
Ante la maquinaria priísta, el pan no lograría consolidar una tendencia de crecimiento en las siguientes elecciones. Aunque captaba el voto de protesta urbano y de sectores medios de la población, su papel no fue el de un opositor en sentido estricto. Hasta los ochenta, ocupó un cómodo lugar junto al pri, legitimando la apariencia democrática del sistema.
La debilidad de los partidos de oposición se ponía en evidencia también por su incapacidad para postular candidatos en todos los distritos electorales.
Con las reglas del juego que entonces entraron en operación, en esta elección dio inicio la tendencia a la estabilidad electoral que se mantendría hasta los años ochenta, con un pri hegemónico, sin competencia real ni desprendimientos
El gobierno se propuso abrir el juego electoral, pero no para todas las fuerzas políticas. La iniciativa de reformas a los artículos 54 y 63 de la Constitución, enviada al Congreso de la Unión en diciembre de 1962, propuso impulsar solamente a los partidos minoritarios que ya contaban con registro.
Al construir una pluralidad artificial en la Cámara de Diputados, se aumentó la presencia de la oposición con la asignación de curules mediante un cociente electoral. El nuevo sistema mixto para la elección de diputados, aprobado el 22 de junio de 1963,43 establecía que los partidos que no alcanzaran 20 diputados de mayoría tendrían derecho a participar en la asignación de lo que se llamó popularmente “diputados de partido”.
Las reformas constitucional y legal efectuadas al marco institucional que regía la vida electoral y la constitución de organizaciones políticas durante el primer año del gobierno del presidente López Portillo marcaron un punto de inflexión en la consolidación del sistema político mexicano moderno. Algunos ven en ellas la culminación de una obra de ingeniería institucional emprendida más de 30 años antes, que garantizaba el predominio de un partido político en el poder, el PRI, que permitía la participación en la vida institucional de una diversidad de fuerzas políticas minoritarias de oposición cuyo crecimiento era controlado por el gobierno.
A finales de la década de 1960, el régimen de la posrevolución fue víctima de su propio éxito. El crecimiento económico acelerado y sostenido de los años de la posguerra, base de lo que fue conocido como “el milagro mexicano”, favoreció la eclosión de una sociedad más compleja, diversa y apoyada en una clase media cada vez más extensa. De 1961 a 1976, la economía creció a un ritmo promedio de 6.28% anual. La sociedad mexicana era cada vez más urbana e industrial, aunque seguía existiendo una fuerte presión demográfica en el campo que entraba en un ciclo de decadencia productiva. Dicha sociedad se reconocía menos en los arreglos corporativistas que habían permitido la incorporación formal de las masas al sistema político mexicano.
se dio en medio de las secuelas de la represión del movimiento estudiantil del 68. Se supone que su designación como candidato del pri por el presidente Díaz Ordaz fue atribuible a la garantía de continuidad y firmeza que él representaba frente a las movilizaciones sociales. Sin embargo, desde su campaña electoral, este candidato mandó señales en sentido opuesto. El famoso minuto de silencio que propuso en memoria de las víctimas de la represión estudiantil fue interpretado como una clara expresión de ruptura y hasta de condena a la política de su predecesor.
La promesa de “apertura política” del presidente encontró restricciones en los límites del sistema de representación establecido. La reforma electoral de 1973 constituyó una decepción para los sectores que esperaban una ampliación de los canales de participación política. Así, en el plano electoral, el gobierno mantenía cerrados los canales de acceso a la representación política para las organizaciones de izquierda y derecha que no tenían registro de partido nacional, y enviaba señales antagónicas al único partido de oposición autónomo, el Partido Acción Nacional (pan). Esto incremento la presión directa sobre el Estado y su representante, el presidente de la República.
, la ley de 1946 limitó la presentación de candidaturas a los partidos políticos haciendo desaparecer la posibilidad de las candidaturas independientes y obligó a esas organizaciones a solicitar su registro ante la Secretaría de Gobernación y a satisfacer requisitos más estrictos para conseguirlo, uno de los cuales era la necesidad de contar con 30 000 miembros distribuidos en por lo menos dos terceras partes de los estados. De esta manera, las organizaciones partidistas se volvían el único vehículo de la representación política. Su reconocimiento estaba sometido a la satisfacción de una serie de requisitos cuya aprobación dependía del gobierno que, si bien admitía la existencia de partidos de oposición, daba los instrumentos para controlar su naturaleza y tamaño.
A principios de 1960, ante una fuerte crisis en el seno del pan, sometido a presiones internas para dejar de participar en elecciones inequitativas que no garantizaban sus triunfos, y la debilidad de los otros partidos de oposición, que no alcanzaban a ganar siquiera elecciones distritales por la vía mayoritaria, se negoció una reforma que propició una mayor representación de los partidos de oposición. Para ello, se creó la figura de los “diputados de partido”, que permitía a la oposición incrementar su número de congresistas en función del porcentaje de votos conseguidos a nivel nacional en las elecciones legislativas
José López Portillo hizo de la reforma política una de sus prioridades, ya que era necesaria para ampliar las posibilidades de representación nacional y garantizar, la manifestación plural de ideas e intereses en el país.
Se realizaron 12 audiencias públicas del 28 de abril al 21 de junio de 1977. En las audiencias participaron 15 organizaciones políticas, dos agrupaciones gremiales, un instituto de investigaciones y 26 ciudadanos. El 9 de octubre de 1977 fue presentada al Congreso la iniciativa de reforma constitucional que abría la vía a la sustitución de la Ley Federal Electoral por la nueva Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (loppe): modificaba 17 artículos de la Constitución hacía de los partidos políticos entidades de “interés público” y les confería un carácter “nacional”.
Las reformas permitieron sin lugar a dudas ampliar el espectro de la representación política y crear condiciones para el fortalecimiento de los partidos de oposición, aunque no se trató de un proceso automático. Establecieron prácticas de negociación entre fuerzas políticas en el marco de las instituciones estatales para definir las reglas de la competencia electoral, prácticas que tendrán un papel fundamental en el proceso de transición democrática posterior.
El 6 de julio de 1988, Diego Fernandez de Cevallos, representante del PAN ante la Comisión Federal Electoral (cfe) declaro que: se calló la computadora, afortunadamente no del verbo caerse, sino del verbo callar”. Manuel Bartlett, secretario de Gobernación y presidente de la cfe, dijo: “efectivamente, el sistema se cayó”. Según Martha Anaya, los reporteros entendieron que el sistema se había no sólo callado, sino caído. , Jorge de la Vega, presidente del PRI, al filo de la medianoche proclamó el “triunfo rotundo, contundente, legal e inobjetable” de Carlos Salinas de Gortari. el Llamado a la legalidad de los otros candidatos, Cuauhtémoc cárdenas, Manuel J. clouthier y rosario Ibarra de piedra, denunciaba las violaciones e irregularidades de los comicios.
Los cuestionamientos del movimiento estudiantil y la forma en que éste fue reprimido manifestaron los aspectos más brutales del autoritarismo en México. en el ámbito electoral, la elección presidencial de 1976, en la cual López portillo fue el único candidato (ya que el pan no hizo postulación debido a pugnas internas), mostró la falta de condiciones mínimas para la competencia electoral que había en el sistema político.
La reforma electoral de 1977 buscó abrir nuevos canales de representación política y, sobre todo, darle un cauce institucional a la lucha política. Se permitió la legalización del Partido Comunista Mexicano con el fin de que éste participara en las elecciones
La división entre los políticos tradicionales y los tecnócratas fue uno de los motivos para impulsar la creación de la corriente democrática, que encabezaban Cuauhtémoc cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. La corriente acabó por escindirse del partido y formar, junto con otros partidos políticos de izquierda, el Frente democrático nacional, cuyo candidato fue, precisamente, el hijo del general cárdenas
El candidato del PAN en 1988 para la presidencia fue Manuel Clouthier, claro representante de la corriente “neopanista”, empresario que había sido presidente de la coparmex y del consejo coordinador empresarial (cce). el estilo de liderazgo de clouthier distaba de los candidatos del panismo tradicional
La creación del instituto Federal electoral (ife) fue la modificación más importante de la reforma de 1989. Se trataba de un organismo público, autónomo, de carácter permanente, con personalidad jurídica y patrimonio propio, formado por consejeros magistrados (electos por los poderes Legislativo y ejecutivo), por el secretario de Gobernación y por representantes de los poderes Legislativo y ejecutivo y de los partidos políticos. Con ello, se buscaba dar mayor confianza y tener elecciones limpias. Sin embargo, aún había un gran peso del gobierno en la formación de su consejo, por lo que no era completamente autónomo.
El “nacionalismo revolucionario” y el legalismo de la política exterior mexicana sirvieron de “caparazón” cada vez que algún actor extranjero señalaba algo sobre el estado mexicano. a pesar de declararse a favor de la democracia, el gobierno se apresuraba a delimitar como “asunto interno” todo aquello sobre lo que no quería pronunciamientos internacionales.
La elección de 1988 aumentó sin duda la competencia partidista, incluso hemos mostrado aquí que se puede hablar de un realineamiento electoral, es la primera elección desde la crisis de 1968 en que la posibilidad de perder fue real para el PRI. Sus consecuencias no fueron menores: transformó el sistema de partidos, abrió la puerta a las victorias de la oposición en el ámbito estatal y propició una reingeniería en el sistema electoral. Sin embargo, las condiciones para la alternancia aún eran distantes. una vez consumado el fraude, el partido dominante tuvo todavía la suficiente fuerza para mantener el poder ejecutivo Federal durante 12 años más
La democratización incompleta se volvió un tema de la agenda bilateral. por lo tanto, cabría decir que las dudas de fraude provocadas por la elección de 1988 facilitaron, seis años después, la apertura del proceso electoral a observadores de otros países