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Mitología

Hecho por:

Paula Jiménez y Claudia Santana

Hades/Plutón

Hades/Plutón

Plutón para los romanos. Hijo de Cronos y Rea. Es dios de los muertos y del mundo subterráneo. Los romanos le llamaban Plutón o Dite, el rico, aludiendo a las riquezas del subsuelo de las que era dueño.

Su atributo era el casco invisible que le regalaron los Cíclopes. También el trono, el Can Cerbero, el ciprés y el narciso.

Junto a su esposa Perséfone reinaba en el mundo subterráneo, el lugar donde residen los muertos, todos, ya sean buenos o malos y el dios que gobernaba esa región. Por ser inflexible, es aborrecido por hombres y dioses aunque no es injusto, ni malvado. Su nombre da mal augurio, por lo que no se le nombra, o se le llama con otros nombres como Plutón, que significa el rico, y al ser el dueño de las profundidades de la tierra, en sus posesiones se encuentran los metales y rige la fecundidad del suelo.

Condenados

a sufrir

castigos

Condenados a sufrir castigos

Sísifo:

Le conoceréis por ser el fundador y rey de Éfira (nombre antiguo de Corinto). Bueno, pues, fue condenado por engañar a Hades y escaparse del infierno. Esto lo condenó a llevar una piedra enorme hasta lo alto de una colina, sin descanso. Desgraciadamente, cuando estaba a punto de alcanzar la cumbre, el peso de la roca le hizo retroceder obligándolo a empezar de nuevo.

Tántalo:

Hijo del mismísimo Zeus. Este sujeto organizó un banquete con todos los dioses del Olimpo. No se le ocurrió otra cosa que servir la carne de su propio hijo, Pélope y osarse a robar la ambrosía de todos ellos. Desde ese día permanece en un estanque rodeado de árboles frutales que desaparecen en cuanto intenta coger alguno de sus frutos. Además, cuando intenta inclinarse para beber del estanque, el nivel del agua baja, impidiéndole beber.

Prometeo:

Todos le conoceréis por haber robado el fuego eterno de los dioses con el fin de entregárselo a los hombres. La gamberrada le salió cara y dolorosa, pues al igual que Ticio, su hígado era devorado día tras día por águilas, en representación a Zeus. Por suerte fue salvado por Heracles, (Hércules).

Danaides:

Las cincuenta hijas del rey Dánao, (sí habéis oído bien, cincuenta), asesinaron a sus maridos, bueno, esperad, no fueron las cincuenta ya que una de ellas, las más pequeña, llamada Hipermestra no cometió semejante crimen, pues antes de matar a su amado, Linceo, se enamoró de él, aceptando dicho matrimonio. Como consecuencia están obligadas a echar agua en cántaros con agujeros o a llenar tinajas que no se llenaban nunca. ¡Menuda paradoja!

Orfeo y Eurídice

Orfeo y Eurídice

Después de haber vivido todas esas aventuras, Orfeo se refugia en Tracia. Allí conoce a la dríade o ninfa del bosque. Eurídice, se enamora de ella y se casan. Pese a vivir en la corte, Eurídice sigue visitando el bosque y a sus compañeras ninfas. En una de esas visitas, Eurídice se encuentra con un cazador, que persigue un cervatillo. Eurídice se niega a indicarle el camino por el que ha huido el cervatillo y el cazador se enfurece con ella, revela ser Aristeo, el dios de los cazadores y pide un beso de Eurídice para sentirse menos agraviado. Ella se niega y huye de él. Aristeo la persigue y, en la persecución, Eurídice es mordida por una serpiente.

Orfeo se preocupa por la tardanza de su esposa, manda a unos soldados que la busquen y ellos traen su cadáver de vuelta a casa. En las orillas del río Estrimón, Orfeo se lamentaba amargamente por la pérdida de Eurídice. Consternado, Orfeo tocó canciones tan tristes y cantó tan lastimeramente, que todas las ninfas y dioses lloraron y le aconsejaron que descendiera al inframundo en busca de Eurídice.

Orfeo, inconsolable, no acepta la muerte de su esposa y decide hacer algo al respecto: irá a buscarla al infierno, el Hades, para traerla de vuelta a la vida.

Finalmente, el héroe llega hasta la reina del infierno, la esposa de Hades, Perséfone. Ella decide permitir a Eurídice que vuelva al mundo de los vivos, pero con una condición: si Orfeo se vuelve a mirar a su esposa antes de salir por completo del inframundo y llegar a la luz del día, Eurídice volverá al Hades, y para siempre.

Orfeo acepta y se reúne con Eurídice. Los dos afrontan su camino de salida del Hades, a través del lago Estigia y después un estrecho pasadizo que los lleva de nuevo a la tierra. Orfeo siente varias veces la tentación de girarse para comprobar si Eurídice le sigue o si Perséfone le ha engañado y quien va detrás de él es un demonio. Sin embargo, resiste, y cuando él ya está fuera del Hades, se gira a mirar a su esposa, pero a ella todavía le faltaba un paso para salir del inframundo y llegar a la luz del sol, y se desvanece ante el desesperado Orfeo.

Hades y Perséfone

Hades y Perséfone

Sucedió que un día Hades, que era el dios del Inframundo, se encontraba paseando fuera de sus terrenos y se internó en lo más profundo del bosque, donde habitaban las ninfas. Allí fue donde vio por primera vez a Perséfone, quien bailaba con tanta gracia y alegría, que el dios inmediatemente se enamoró de ella. Fue así que comenzó a hacer un plan para casarse con la muchacha. Encantó una de las flores en el bosque y en cuanto Perséfone acudió a recogerla, observó la tierra abrirse bajo sus pies, conduciéndola hasta los confines del Inframundo. Y desde entonces no se volvió a saber de ella.

Démeter, desesperada ante la desaparición de su hija, la buscó por nueve días y nueve noches, hasta que el Sol le contó lo que había presenciado, intuyendo que la ninfa se hallaba con Hades. Llena de furia, Démeter bajo a sus dominios abandonando la Tierra, que sin sus cuidados se quedó estéril y dejo de dar frutos. La diosa estaba dispuesta a regresar en compañía de su hija pero era demasiado tarde. Ella se había casado con Hades y comido la semillas de una granada, que era la fruta del Inframundo. Por lo que le estaba prohibido regresar. Pero Zeus intercediendo por Démeter, llegó a un acuerdo con Hades. Perséfone pasaría la mitad del año con él y la otra con su madre. Y así fue. Y cada vez que la ninfa regresaba a la Tierra, traía consigo la Primavera y todo se llenaba de flores.

Artemis/Diana

En la mitología romana, Diana era la diosa virgen de la caza, protectora de la naturaleza y la Luna. Su diosa griega equivalente en la literatura es Artemisa.Hija de Leto y Zeus ,nació en la isla de Delos junto a su hermano gemelo Apolo, al que ayudó a nacer por ser Artemisa la primogénita, por lo que también se la considera patrona de los partos. Artemisa está íntimamente ligada a los mitos que se refieren a Apolo.

Artemis/Diana

Diana y Acteón

Diana y Acteón

El joven no se retiró sino que se quedó contemplando la escena con sus mortales ojos, extasiado ante la visión de la belleza de la diosa.

Ártemis, irritada al sentirse observada, lo castiga duramente: lo convierte en un ciervo y excita contra él a los perros que integraban su jauría. Acteón conserva su consciencia humana e intenta hablar con los perros que no lo reconocen y se abalanzan sobre él, desoyendo los sonidos lastimeros que el ciervo emitía en su deseo de que lo reconocieran. Luego buscan desesperados a su amo por todo el bosque hasta llegar a la cueva donde habitaba Quirón quien, para consolarlos, modeló una estatua a imagen de Acteón y se la mostró.

La diosa Ártemis-Diana es la protectora de la caza, su actividad habitual.En este cometido recorría bosques y montes acompañada de su séquito de ninfas. Cuando estaban cansadas y sudorosas tras el ejercicio solían descansar en las orillas de remansos de los ríos o fuentes rumorosas y aprovechaban para tomar un baño.Las diosas eran muy celosas de su intimidad no podían ser vistas en su desnudez por ningún mortal.

Esto le ocurrió a Acteón, un joven de la familia real de Tebas, educado por el centauro Quirón, que practicando un día en el monte Citerón su actividad favorita, la caza, encaminó involuntariamente sus pasos hasta el lugar donde la diosa y sus ninfas tomaban un baño.

El sacrificio de Ifigenia

El sacrificio de Ifigenia

El rey al principio se negó, pero al no haber otra solución, consintió en hacer el sacrificio.

Así, mandó a llamar a su hija que se encontraba en Micenas con su madre, con el pretexto de prometerla al héroe Aquiles. Cuando llegara, el adivino Calcante sería el encargado de inmolarla en nombre de la diosa encolerizada.

Según cuenta la versión más conocida, cuando Ifigenia llegó y el sacrificio se iba a realizar, la diosa se apiadó de la joven, y puso en su lugar una cierva. Se llevó a Ifigenia a Tauride, donde la convirtió en su sacerdotiza.

Ifigenia es una de las hijas del rey Agamenón y Clitemnestra. Su historia no fue desarrollada por Homero, pero sí por los trágicos posteriores como Eurípides, y aparece en las epopeyas cílcicas.

Agamenón se había ganado la cólera de la diosa Artemisa, ya que su gente caza a uno de los venados sagrados de la diosa. Debido a esto, la flota aquea del rey que venía de luchar en Troya estaba detenida en Aulide sin poder partir.

El adivino Calcante fue interogado para saber cómo apalcar a la diosa, y la respuesta fue que se debía sacrificar a Ifigenia en nombre de la diosa Artemisa, para que ésta los dejara partir.

Episodio con Níobe

Episodio con Níobe

Níobe tuvo con Anfión gran número de hijos, de los que estaban orgullosos sobremanera. Níobe se vanagloriaba de su prole, mofándose de Leto porque ésta sólo había tenido dos hijos (Apolo y Artemisa). Estas burlas llegaron hasta tal punto de soberbia que se opuso a que se le tributaran honores a Leto, diciendo que ella era más digna de que se le levantasen altares. En venganza, Apolo mató con sus flechas a todos menos uno de los hijos varones de Níobe y Artemisa hizo lo propio con todas menos una de las hijas; los salvados del castigo fueron Amiclas, que había ofrecido una plegaria propiciatoria a Leto, y Melibea, que al presenciar la muerte de sus hermanos adquirió tal palidez que fue llamada Cloris a partir de entonces.

Cuando la desafortunada madre acudió junto a los cadáveres de sus hijos sintió tal dolor que, deshecha en llanto, quedó inmóvil y terminó convirtiéndose en piedra, como había suplicado a Zeus . Un torbellino la transportó hasta el monte Sípilo en Lidia, donde se podía ver cómo las lágrimas brotaban de una roca de mármol con forma de mujer. Otra versión afirma que huyó voluntariamente hasta Lidia, y que sus lágrimas formaron el río Aqueloo

Anfión quiso vengar la muerte de sus hijos y acudió al santuario de Apolo en Delfos para matar a sus sacerdotes, pero el Dios le dio muerte, y además Anfión fue castigado en el Tártaro por esta acción.

Anfión quiso vengar la muerte de sus hijos y acudió al santuario de Apolo en Delfos para matar a sus sacerdotes, pero el Dios le dio muerte, y además Anfión fue castigado en el Tártaro por esta acción.

Los cuerpos de los infortunados hijos de Níobe permanecieron en la intemperie durante nueve días, pues Zeus se había puesto de parte de Leto y había convertido a los habitantes de Tebas en rocas, no quedando ningún hombre que pudiera enterrarlos. Al décimo día los mismos dioses les dieron sepultura, cumpliendo así la norma religiosa.

Partenio relata otra versión del mito, según la cual Níobe era hija de Asaón y mujer de Filoto. En venganza por burlarse de Leto, Apolo y Artemisa hicieron que Filoto fuera hecho pedazos en una cacería y que Asaón se enamorara de su propia hija. Rechazando ésta sus pretensiones, Asaón prendió fuego a los hijos de Níobe y a sí mismo, y Níobe se suicidó arrojándose por un precipicio.

La necesidad ilustrada de racionalizar lo sobrenatural identificó las "flechas de Apolo" con la peste (apoyándose en el episodio de la peste que se abatió sobre los griegos durante la guerra de Troya), de modo que "explicase esa fábula por una peste que asoló en lo antiguo á Tebas y sus cercanías, dejando la ciudad despoblada" e incluso con "... los rayos del Sol. Así es que cuando dice la fábula que este dios con Diana, su hermana, mataba á flechazos a los hijos de Níobe, esto significa que la peste, efecto por lo común del calor excesivo de los rayos del sol, hizo perecer a todos los niños.

Amores de Artemis

Amores de Artemis

Artemisa diosa de la naturaleza, la caza, protectora de los niños, todos la conocían como una fiera guerrera adorada por las amazonas.

Pero nadie conoció a Artemisa tanto como lo hizo Orión, el único ser en la tierra que llego a amar, tenía la habilidad de caminar sobre las aguas, lo que le permitió llegar hasta la isla de creta, lugar preferido por la diosa para cazar.

Durante un largo tiempo Artemisa había observado desde la distancia al singular hombre, era un gigante, uno muy apuesto pensó ella, sacudió sus pensamientos rápidamente ya que aborrecía a los hombres, ella permanecería pura por la eternidad.

Orión ,una vez regresando al río para lavar sus presas se encontró con la mujer más hermosa que habían visto sus ojos, Artemisa tomaba un baño bajo la mirada sedienta del gigante; pero no dijo nada solo observo.

Artemisa se percató de que era observada, tomo su arco y flechas y comenzó a perseguir al intruso, la persecución duro horas, hábilmente Orión esquivaba las flechas, Artemisa odiaba fallar, pero en el fondo le resultaba divertido.

Durante días los encuentros entre estos dos se repitieron. Orión se sentía sumamente atraído por la hermosa diosa, antes había escuchado que como castigo a los hombres que observaban a una amazona les eran arrancados los ojos, tuvo la suerte de no perder los suyos ya que no podría observar a el monumento de mujer que era Artemisa.

Rápidamente el rumor llego a oídos de Apolo, hermano gemelo de Artemisa quien se había proclamado el protector de la castidad de su hermana, no le parecía correcto que esta rompiera su juramento por ese hombre.

Artemisa estaba enamorada de Orión, quien le había jurado amarla hasta la eternidad en el mismo lugar donde se conocieron, sellando el juramento con un beso.

Apolo llego a la isla de creta con malas intenciones, busco a su hermana y la invito a cazar, ella nunca negaría una competencia contra su hermano.

Apolo le propuso un nuevo reto, dispararle a un ciervo a varios kilómetros en el bosque, no podría divisar la presa, pero por lo menos ella sabía que podría lograrlo. Su hermano le indico el objetivo.

Se preparó, apunto y disparo, había dado en el blanco, juntos se acercaron para recoger el botín pero para la sorpresa de Artemisa, Orión era el blanco.

Intento ayudar al amor de su vida pero fue en vano, su Madre Leto llego para consolarla pero de nada sirvió.

Leto pidió a Zeus ayudara a su hija, quien conmovido por el dolor de Artemisa tomo el cuerpo de Orión y lo elevo a los cielos, convirtiéndolo en la constelación Orión; quien siempre velaría por Artemisa y está siempre podría verlo todas las noches.

Otras historias como la de Adonis y Venus

Otras historias como la de Adonis y Venus

El diario de Noa: La Ciudad de las Estrellas.

La La Land:

Orgullo y prejuicio:

Venus/ Afrodita

En la mitología griega, la diosa de la belleza y el amor. Su equivalente romano es Venus. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que antiguamente no se refería al amor en el sentido romántico sino erótico.

Venus/Afrodita

Mito

El mito

El mito del origen de Afrodita está relacionado con la propia etimología de su nombre. El término griego aphrós significa espuma, y esto pudo llevar a la consolidación de la creencia de que esta diosa había nacido del mar.

Según el mito más antiguo que ha llegado hasta nosotros, tras arrancar Cronos los genitales a su padre Urano arrojó los despojos de esta acción al mar, en las costas de Pafos, en la isla de Chipre. De la mezcla del semen y la sangre de Urano con la espuma del océano, nació la diosa del amor, ya adulta. Esta versión del nacimiento de Afrodita ha sido la más célebre, inspirando a artistas de todas las épocas.

Sin embargo, existen otras tradiciones que hablan de un origen diferente para esta diosa. Según Homero, Afrodita era hija de Zeus y Dione, una divinidad que acabó por perder su importancia en el panteón griego, pero que en su origen pudo haber sido la compañera del padre de los dioses hasta que Hera la sustituyó en este papel.

Todos los escritores antiguos están de acuerdo en que Afrodita no tuvo infancia, sino que nació ya siendo que adulta, con sus formas físicas maduras y listas para ser deseables por todos los mortales y los inmortales.

Eros y Psique

Eros y Psique

Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio.Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y la hija que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Voluptas.

Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo erección(Cupido) para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.

Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en medio de la oscuridad, se amaban.

Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que jamás lo había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia.

Venus y Adonis

Venus y Adonis

En la mitología griega se supone que Adonis es hijo de Cíniras, rey de Chipre, y de su hija Mirra o Esmirna. Dado que Mirra no adoraba a Afrodita, diosa del amor, ésta la castigó haciendo que se enamorase de su padre. Con la ayuda de una de las doncellas de su servicio. Mirra consiguió dormir con Cíniras varias veces sin que él se diese cuenta de que estaba haciendo el amor con su hija. Cuando finalmente descubrió que había cometido incesto, sacó su espada, indignado, con el propósito de matarla, pero Mirra, ya embarazada, escapó y los dioses la convirtieron en una planta, el arrayán. Finalmente, el arbusto se partió y de ahí nació Adonis, cuya belleza ya sorprendía incluso siendo un bebé. Afrodita no se encontraba complacida con esta circunstancia y ocultó al pequeño Adonis en un cajón y se lo llevó a Perséfone, diosa del Averno. Cuando Perséfone miró dentro del cajón quedó prendada y llevó al pequeño a su propio palacio, rechazando devolvérselo a la diosa del amor.

Fin

¡Muchas gracias!

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