El contexto histórico era violento. El movimiento obrero hacía sentir sus demandas contra las
políticas liberales que beneficiaban a los grandes capitales y contra el fraude electoral, en este
caso liderado por la Unión Cívica Radical. Esto es reprimido por el gobierno de Quintana, pero
la tensión social crece, e incluso el presidente sufre un atentado fallido por parte de un
militante anarquista.
Ante estos hechos, el liberal modernista Manuel Láinez intenta democratizar el sistema.
Sostiene que el crecimiento del país y su orden dependen de la inversión educativa para
lograr educar en la unión nacional, con identidad patriótica, para detener el movimiento
socialista y anarquista a través de la alfabetización y no de la violencia. También se incluye la
capacitación docente, todo con fondos nacionales.
La idea era establecer escuelas nacionales en territorios provinciales para alfabetizar
masivamente e impedir la inmigración hacia la capital.