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Sánchez Juárez Scarlett Itzel. 1MM2
El
Homo habilis,
en algún lugar de África oriental, se encontraba
golpeando dos piedras entre sí.
Al hacerlo, una de ellas se fracturó exponiendo
bordes muy filosos. Así fue como comprobó
que, con esa piedra filosa, podía cortar fácilmente
ramas de árboles.
El hombre primitivo observó que, asegurando una corriente forzada de aire sobre carbón encendido, podía aumentar la temperatura de sus hornos de alfarería. Si alguna de las piedras coloreadas que usaba para decorar la alfarería era un mineral de cobre en contacto con el carbón incandescente,
el mineral se reduciría a cobre metálico y se fundiría.
Al apagar el horno, se podía ver, entre las cenizas del fondo del horno, glóbulos metálicos rojizos. Era cobre metálico. Comprobó que este material se podía deformar golpeándolo con una piedra y que con el mismo se podían fabricar diferentes objetos.
Los habitantes
del lugar después de, aproximadamente 1000 años de usar el cobre, mejoraron sus propiedades
agregándole otro metal, el estaño. En general, se prefi rió la adición de estaño con lo que se obtenía lo que ahora
conocemos como bronce.
De modo que, al agregar estaño al cobre y obtener el bronce, se tenía un material que fundía
más fácilmente y que era considerablemente más duro que el cobre.
En los primitivos hornos de cerámica es muy probable que el mineral de hierro reaccionara con el carbón incandescente. Pero, debido a la relativamente baja temperatura de los hornos, no se producían gotas de metal fundido, como en el caso del cobre, de modo que no se pudo usar con el hierro la tecnología que se conocía muy bien para el bronce.
Con toda seguridad el mineral de hierro se reducía a metal y quedaba en forma de esponja, con sus poros llenos de escoria. Probablemente, esta esponja era observada como un residuo indeseable. Lo que el hombre aprendió entre 1000 y 1500 años a.C. fue cómo trabajar con ese residuo en apariencia inservible.
El secreto estaba en que había que trabajarlo muy caliente. Golpeando en caliente se podían soldar pedazos de ese metal entre sí, para formar piezas de mayor tamaño.
El uso del hierro permitió desarrollar también otras tecnologías. Por ejemplo, al contar con tubos de hierro, fue posible el soplado del vidrio fundido.
Con el cobre no se podía hacer el soplado del vidrio fundido, por la alta conductividad térmica de este metal. El operario no podría manipular un tubo de cobre que estuviera en contacto con vidrio fundido.
El otro problema es la alta temperatura de fusión del vidrio. Tubos de bronce en contacto con el vidrio fundido, también se fundirían. En cambio el hierro tiene baja conductividad térmica y alto punto de fusión. Los herreros pueden martillar el extremo caliente de una barra de hierro en tanto sostienen el otro extremo con la mano.
ALUMINIO
En 1846 se podían producir pequeñas cantidades
de aluminio, pero por un método muy costoso. Como resultado, el aluminio en esa época era más caro que el oro.
La situación del aluminio cambió, totalmente, en 1886 cuando en
forma independiente un americano y un francés desarrollaron un método de producción de aluminio basado en la electrólisis de sales fundidas.
El hecho de ser un metal resistente mecánicamente
y además liviano, lo hizo muy atractivo
para la industria aeronáutica.
Si bien fue descubierto en 1791, era una curiosidad de laboratorio hasta que en 1946 se descubrió un método químico que permitió producir comercialmente este metal. El titanio tiene la particularidad de ser tan duro como el acero pero es un 45% más liviano que éste. Pesa un 60% más que el aluminio pero lo duplica en cuanto a resistencia mecánica. Otra propiedad muy atractiva es su elevada resistencia a la corrosión.
Por ahora, el único problema que presenta el titanio es que el método de fabricación es todavía muy caro.
El hombre estuvo experimentando durante
mucho tiempo con polímeros que encontraba
en la naturaleza, a fin de hacerlos
más útiles. Es así como, trabajando con el
caucho, en 1839 Charles Goodyear descubrió la vulcanización de la goma. Experimentando
con otro polímero natural, la celulosa, en 1863 Hyatt desarrolló el celuloide. Este nuevo material
permitió reemplazar, en muchas aplicaciones, al carey, al nácar y al marfil.
En 1939 Du Pont introdujo, con extraordinario éxito, una fibra sintética que denominó Nylon,
en reemplazo de la seda. El Nylon es un material que aún hoy se utiliza, en muchas aplicaciones técnicas...
La investigación y la evolución de la industria nos ha traído productos que no se encuentran de manera natural en el medioambiente. Sin embargo, ahora mismo cientos de investigadores deben estar trabajando en estos materiales mejorándolos o creando nuevos, el futuro se está construyendo, desde materiales que sean capaces de soportar temperaturas extremas hasta materiales que pueden salvar millones de vidas al año evitando infecciones...