PROYECTO
FINAL
A traves del proyecto final el alumno elaborara un trabajo que llevara toda la logistica de una campaña o actividad la cual debera de ser de caracter social.
Proyecto de caracter social
Factibilidad y viabilidad
Ambiental o enfocado a la salud
El Proyecto final debera de llevar ciertos componentes los cuale no permitiran conocer la partes que conformaran nuestro trabajo
Se trata del desarrollo racional y estructurado de lo que se va
a hacer, determinando qué se quiere conseguir, qué se pretende
transmitir, cómo se va a hacer, cómo reaccionar en caso de que
surja algún imprevisto, qué recursos se necesitarán, y cómo se
evaluará la actividad. En definitiva, planificando se están
ordenando las ideas que surgen y acercándose a la meta que se
haya propuesto. Es un paso imprescindible ya que ayuda a
rentabilizar las ideas, y no desde un punto de vista económico
sino desde el punto de vista de la eficacia. Planificando con
anterioridad se evita olvidar cualquiera de los elementos
necesarios para que un proyecto sea exitoso.
Cuestiones previas
Antes de realizar la acción educativa tenemos que cuestionarnos ciertas
preguntas:
• ¿Sobre qué problemática ambiental específica va a actuar el
programa a diseñar?
• ¿Quiénes van a ser los destinatarios y las destinatarias?
• ¿Porqué creemos que es necesario este proyecto?
• ¿Qué queremos conseguir?
• ¿Qué queremos transmitir?
• ¿Cómo lo vamos a hacer?
• ¿Qué vamos a necesitar?
• ¿Cuándo vamos a llevar a cabo el programa? ¿Cuánto tiempo
necesitaremos para su desarrollo?
• ¿Cómo lo vamos a difundir?
• ¿Cuánto nos va a costar?
• ¿Se han conseguido nuestras metas? ¿Cómo podemos
mejorarlo?
¿Sobre qué problemática ambiental específica va a actuar el programa a
diseñar? ¿Quiénes van a ser los destinatarios y las destinatarias?
Identificación del Problema Ambiental
Hay que fijar las prioridades según las necesidades de la comunidad. En algún momento, ciertos temas tendrán que escogerse por encima de otros.
La detección de necesidades implica analizar la realidad donde se va a actuar, con el fin de elaborar los programas de acción en función de las características propias del ámbito en el que se aplican. Este punto es esencial para no plantearse metas inalcanzables.
Lo más interesante es que el grupo de participantes se involucre en la elaboración de las soluciones, pero evidentemente el educador debe conocerlas, al menos en su mayoría. Todas las soluciones deben ser viables.
Se trata de establecer por qué se ha de desarrollar este programa, en qué datos nos basamos para pensar que debemos iniciar una acción y qué ventajas supondría sobre la situación actual (Herrera Menchén Mª del Mar, 1998).
La justificación deberá contener datos sintéticos acerca de:
• Descripción de la situación de partida.
• La finalidad última del proyecto.
• Las bases del proyecto: recursos y posibilidades del mismo.
• Las limitaciones con las que puede encontrarse.
• El punto de vista del personal técnico, de la comunidad y del grupo
político.
• Y si la situación lo requiere:
o Marco legislativo en el que se apoya.
o Marco teórico (participación, solidaridad, intercambio, etc).
Objetivos generales: Indican qué se quiere conseguir con este programa o proyecto. Necesitarán de varias acciones para conseguirlos.
• Objetivos específicos: Nos indican qué vamos a conseguir a pequeña escala con las actividades propuestas, o con el grupo en cuestión. Deben ser medibles, y conviene que no sean muy ambiciosos para que se puedan alcanzar. Son concretos y vendrán determinados por la actividad propuesta.
A la hora de definirlos debemos tener en cuenta:
Los contenidos constituyen el eje sobre el que se centrará nuestra programación, entendiendo como contenidos no sólo lo referente a conceptos, sino también a procedimientos y actitudes. El sistema educativo se ha centrado tradicionalmente en la transmisión de conceptos. En escasas ocasiones se transmitían contenidos procedimentales, es decir, cómo se hace, y casi nunca valores (contenidos actitudinales).
Vamos a definirlos brevemente:
A la hora de seleccionarlos debemos tener en cuenta algunos factores:
En este apartado tendremos que determinar por un lado el tipo de actividades que realizaremos, y por otro las técnicas de dinámica que utilizaremos a lo largo del proceso formativo.
La metodología no es más que el motus operandum, por tanto lo primero que debemos hacer será definir la metodología. Hoy por hoy, existen nuevas tendencias que apuntan hacia una autoconstrucción del conocimiento, partiendo siempre de las ideas previas que se tienen, bien reforzándolas si están en lo cierto, bien desmontándolas si son erróneas.
Mediante una metodología adecuada completaremos todos los pasos
necesarios para lograr un proceso formativo completo:
Se trata de establecer el tiempo que vamos a emplear en el desarrollo de
cada programa o actividad y la fecha o época en la que se llevará a cabo. Es
muy importante estimar la duración y las fechas en las que se realizarán las
actividades propuestas.
Si el desarrollo de nuestro proyecto depende al 100 % de la concesión de
una subvención, se indicará que el plazo de realización será posterior
(señalando un plazo de tiempo) a la concesión del proyecto. Ejemplo: dos
meses a contar desde la concesión del proyecto. También se deberá especificar si el periodo de realización abarca parte del año siguiente a aquel en el que se presenta el proyecto.
Una vez decidido todo lo anterior hay que concretar qué recursos se necesitarán. Es un momento importante ya que una mala previsión puede provocar que el proyecto fracase. Se deberán tener en cuenta:
Recursos humanos: Se trata del equipo técnico. Éste variará en función de las necesidades del programa, y hay que tener en cuenta todos los aspectos. Coordinador-a, monitores-as, personal sanitario, cocineros-as, conductores-as, etc.
Recursos materiales:
- Infraestructuras: aulas, alojamiento, etc.
- Material inventariable: Hace referencia a todo lo que se necesita para el desarrollo del proyecto y que no es perecedero, al menos a corto plazo. Ej sillas, mesas, ordenadores, prismáticos, etc.
- Material Fungible: Se refiere a todo el material que se va a consumir durante el proyecto. Conviene que esté bien calculado, un proyecto no es mejor porque use más material, lo que interesa Es que el uso del material sea optimizado. No debemos olvidar que la coherencia es un aspecto fundamental cuando estemos desarrollando un programa
La evaluación es una parte fundamental en el proceso, y una
herramienta muy valiosa para el buen funcionamiento del programa, para lo
cual lo más adecuado es una evaluación continuada. Por esto podríamos
distinguir tres momentos diferentes en la aplicación de la evaluación:
Conviene realizar un presupuesto ajustado a los intereses del programa,
y recordar que no es mejor proyecto el que tenga más presupuesto. Muchas
veces realizamos proyectos con muy poco presupuesto que son muy
ingeniosos y efectivos. A continuación se ofrece un modelo de presupuesto que puede servir como guía.