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Este trabajo analiza la necesidad e importancia de construir la identidad profesional del docente en un contexto reflexivo, investigativo y colegiado,
dado que contribuye al mejoramiento de la calidad de su ejercicio profesional y de la formación de los estudiantes.
la escuela constituye una realidad social intrincada, compuesta por actores diversos, procesos formativos complejos, planes y programas prescriptivos, grados,
ciclos, y reglamentos, entre muchos otros aspectos. Estos contienen, a su vez, regulaciones, acciones, procedimientos y hechos, que generan diversas explicaciones, significados, interpretaciones y concepciones acerca de la realidad escolar, las que en ocasiones se presentan divergentes o antitéticas.
Es decir, la escuela se constituye como una realidad con actores y elementos diversos, conflictos y presiones que surgen desde su complejidad y diversidad que la tensionan fuertemente.
La aplicación de esta perspectiva instrumental hace perder el rumbo tanto del significado de la formación como de la base valórica que le da sentido y legitimidad. De este modo, la exagerada preocupación por los objetivos y medios descuida la integridad del proceso formativo; la necesidad de reflexionar críticamente en torno a los factores que afectan e inciden en el proceso formativo se ve suplantada por la transmisión de conocimiento supuestamente objetivo y las prácticas verticalistas desestiman el protagonismo de los estudiantes quienes se constituyen como simples objetos de acciones técnicas planificadas.
La práctica de la reflexión crítica favorece el cuestionamiento de las situaciones escolares enfrentando y analizando sus contradicciones, disonancias y dicotomías. Es precisamente, esta práctica la que permite acceder a los matices morales y políticos del discurso educativo y los componentes éticos de la acción práctica, lo que facilita la construcción de creencias y compromisos enmarcados en argumentos y evidencias. Del mismo modo, permite
establecer un diálogo entre la explicación racional de los aspectos explícitamente involucrados en la tarea docente y los aspectos subyacentes en los discursos, perspectivas curriculares, y textos escolares e identificar tanto las consecuencias de los procesos formativos como sus implicancias.
Así mismo, la práctica de la reflexión crítica permite tomar conciencia de que la enseñanza es un proceso, por una parte, interrelacionado dado que implica reflexión intersubjetiva; por otro, interdependiente, por cuanto los contextos físicos, sociales y culturales en los cuales se realiza se constituyen como parte integral de esa actividad y ésta, a su vez, es parte integral del aprendizaje que surge de estos contextos. Ofrece, por lo tanto, la oportunidad para razonar aprendiendo a adquirir información acerca de la realidad, descubriendo sus implicancias, todo lo cual permite abrir las mentes de los estudiantes hacia nuevas formas de pensar y actuar.
Las profesiones se nutren de avances disciplinarios, lo que interpela a los
profesionales a acrecentar su saber especializado para la realización de prác-
ticas más informadas. Si el desarrollo profesional representa un proceso de
construcción y reconstrucción de saberes y prácticas específicas que fortale-
cen el desempeño profesional, este desempeño requiere, en consecuencia,
operar aplicando conocimientos teóricos y técnicos construidos sobre la
base de los avances disciplinarios generados a partir de procesos investigativos