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Transnacionalidad
La transnacionalidad es el ámbito propio de toda una serie de fenómenos cuyas causas y sujetos se desarrollan por encima e independientemente de las fronteras nacionales y no entre ellas.
Las empresas transnacionales son aquéllas que no sólo están establecidas en su país de origen, sino que también se constituyen en otros países para realizar sus actividades mercantiles tanto de venta y compra como de producción en los países donde se han establecido.
La provisión alimentaria ha experimentado un largo proceso que tiene como hilo conductor su progresiva integración en la organización industrial de la producción, la distribución y el consumo de alimentos. Hoy forma parte de un sistema en el que las formas de hacer dinero se han desplazado hacia el ámbito de lo financiero para consolidar así una economía de la “adquisición". En este contexto, la elaboración y el consumo de alimentos ha ido separándose progresivamente de su vinculación directa con la agricultura y con el entorno próximo en el que ésta se desenvolvía para insertarse en un complejo sistema desde el que se resuelven las cuestiones de qué, cómo y para quién se producen, se distribuyen y se consumen los alimentos.
Lo que disputan las empresas transnacionales es principalmente el control y el poder de todas las cadenas comerciales internacionales. En los últimos cien años, mientras ha ido avanzando el capitalismo global, los Estados-nación han venido cediendo parte de su soberanía en cuanto a las decisiones socioeconómicas, las empresas transnacionales han logrado ir consolidando y ampliando su creciente dominio en distintas partes del mundo.
El poder transnacional en la actualidad controlan los sectores estratégicos de la economía mundial: la energía, las finanzas, las telecomunicaciones, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las industrias y la alimentación.
Cabe destacar que el 40% del valor de todas las transnacionales del mundo está controlado por un pequeño núcleo de 147 transnacionales.
El poder transnacional en la actualidad controlan l...
Las ETN alimentarias, y en particular las grandes empresas de distribución, tienen una alta capacidad de influir en los hábitos de consumo de la población, mediante los que rigen el tipo de productos que se van a presentar en el mercado de una determinada manera, bajo el flujo de una potente publicidad de ámbito mundial, y de la transnacionalización de las empresas distribuidoras.
Las ETN alimentarias, y en particular las grandes empres...
El poder transnacional se extiende de territorios (Aumentan su lugar de venta de gran manera para obtener más ingresos). Utilizan nuevas tecnologías (Poseen una tecnología de punta dependiendo el territorio de venta).Posicionamiento y publicidad extraordinaria en medios de comunicación (Tienen una capacidad muy buena para cautivar a la población y obtener nuevos clientes).
Ante el aumento de la pobreza y las desigualdades a nivel mundial y el creciente rechazo social que han ido generando, las grandes corporaciones pretenden construir un relato con el que no pueda cuestionarse su centralidad en la economía global. Las compañías multinacionales han pasado a controlar la mayoría de los sectores estratégicos de la economía mundial: la energía, las finanzas, las telecomunicaciones, la salud, la agricultura, las infraestructuras, el agua, los medios de comunicación, las industrias del armamento y de la alimentación.
Cada día que pasa van creciendo en fuerza e intensidad las luchas y movilizaciones sociales que se enfrentan a las grandes corporaciones: usuarios, consumidores, sindicalistas, feministas, ecologistas, indígenas, activistas y, especialmente, las personas más directamente afectadas por los impactos empresariales
A lo largo del siglo XX, el desarrollo agrícola dio lugar a la formación de las agroindustrias mediante la organización de grupos y complejos agroalimentarios. Por medio de este proceso, la agricultura dejó de ser productora de alimentos para transformarse en proveedora de materias primas o insumos para la industria alimentaria
En los albores del siglo XXI, el modelo se ha centrado en la integración de cadenas agroalimentarias de carácter global, controladas por las grandes corporaciones detallistas. Conciben al Régimen Alimentario como un extenso y denso entramado de relaciones generadas en torno de la producción, transformación, distribución y consumo de alimentos, con su propio "sistema de regulaciones" para garantizar su reproducción.
• La segunda guerra mundial tuvo una profunda influencia en la agricultura mundial, de hecho, sobre todo en el caso de la agricultura de América del Norte, los años de la guerra fueron un período de expansión y prosperidad. La producción agrícola de esta región aumentó un tercio en comparación con los niveles de antes de la guerra, y las exportaciones netas de cereales subieron de aproximadamente 5 millones de toneladas en 1938 a un promedio anual de 17,5 millones de toneladas en 1946-1948. Las importaciones netas anuales de cereales en Europa subieron de 9,5 millones a 14 millones de toneladas durante el mismo período.
• El crecimiento impulsado por la industria, que había sido ya la piedra angular de las estrategias de desarrollo de muchos países latinoamericanos, se convirtió en el paradigma ortodoxo de desarrollo durante los años cincuenta.
El sistema agroalimentario mexicano se ha orientado hacia dos vertientes principales; por un lado, a abastecer las necesidades de alimentación de la población en general que, además de los beneficios intrínsecos de la actividad, generan una importante derrama económica; y por el otro, a los mercados de nuevos productos derivados de los cambios en los patrones de consumo. En años recientes el sector agroalimentario ha encontrado, tanto en el mercado interno como en el externo, diversos nichos que han incentivado que parte de la producción se destine a atender esta nueva demanda. Por su parte, la cadena de suministro del sistema alimentario mexicano presenta diversas restricciones que la hacen poco competitiva e ineficiente, la heterogeneidad en los canales de distribución, la reducida infraestructura de almacenamiento y transporte, poco uso de estándares de calidad, trazabilidad y normas, las fallas de mercado y de información, los altos costos de transacción, las elevadas mermas y el poco énfasis de la política pública para atender estos problemas son solo algunos de los problemas en los que la política agroalimentaria del país deberá poner especial énfasis.
A partir del régimen alimentario corporativo se construye un sistema regulador que busca controlar la dimensión institucional del mercado mundial. A través de la OMC se “fabrican” las decisiones en torno al funcionamiento de un ámbito, el del comercio internacional, mecanismo esencial para la consolidación de formas de intercambio desigual que facilitarán a los agentes que dominan el comercio alimentario mundial el acceso a los recursos naturales y al trabajo, “optimizando” la utilización de las fuentes de suministro a escala planetaria
Por otra parte, las especificaciones y normas sobre productos y procesos agroalimentarios experimentan un proceso de privatización que supone el desplazamiento de su elaboración e implementación hacia las grandes organizaciones empresariales, que las han convertido en un mecanismo más para reestructurar, gestionar y controlar el sistema agroalimentario globalizado. En definitiva, las normas deciden quiénes podrán ser los proveedores, dónde se localizarán y cuáles serán sus condiciones, permitiendo a las grandes corporaciones desplazar costes y riesgos hacia otros agentes, áreas y territorios.
Las estrategias que las grandes organizaciones empresariales del sistema utilizan para su expansión van dirigidas a alejar o eliminar los límites que los condicionantes sociales y ecológicos imponen al crecimiento y la acumulación.
Desde este régimen alimentario corporativo se construye un sistema regulador que busca controlar la dimensión institucional del mercado mundial. A través de la OMC se “fabrican” las decisiones en torno al funcionamiento de un ámbito, el del comercio internacional, mecanismo esencial para la consolidación de formas de intercambio desigual que facilitarán a los agentes que dominan el comercio alimentario mundial el acceso a los recursos naturales y al trabajo, “optimizando” la utilización de las fuentes de suministro a escala planetaria.
El uso de las nuevas tecnologías ha jugado un papel clave en el despliegue de los
grandes grupos empresariales agroalimentarios. Procurando un “capitalismo libre de fricción”, las nuevas tecnologías han hecho posible la profundización de
la división del trabajo, y la fragmentación, descentralización y flexibilización de funciones dentro del sistema agroalimentario, al tiempo que han supuesto una importante ampliación de las capacidades de organización y coordinación.
La evolución y el funcionamiento de este sistema agroalimentario globalizado ha
dado lugar a una crisis alimentaria, que, aunque agudizada a partir del aumento de los precios de los alimentos en los últimos años, tiene un carácter estructural y está relacionada con el deterioro social y ecológico que resulta de la consolidación de los negocios agroalimentarios bajo el régimen alimentario corporativo. ”. Malnutrición, hambre y exclusión que afectan a un sector importante de la población mundial localizada fundamentalmente en los países del Sur, por una parte, y por otra los problemas que este régimen alimentario está causando a los consumidores del Norte: trastornos y enfermedades alimentarias, riesgos nutricionales, etc. La vertiente ambiental de esta crisis alimentaria constituye un componente esencial de la crisis ecológica en la que nos encontramos inmersos.
Este recorrido a través de algunas de las claves de la lógica y el funcionamiento del régimen agroalimentario corporativo y sus consecuencias, nos muestra un sistema agroalimentario que no ha sido construido para satisfacer nuestras necesidades alimentarias, sino para nutrir los requerimientos de expansión y acumulación sin límites de las grandes organizaciones empresariales que gobiernan el negocio alimentario. Un sistema que separa la alimentación de la ecología y de la cultura, y que para atender sus objetivos se desconecta de obligaciones en relación con las condiciones de reproducción de la sociedad y de la vida. Un sistema agroalimentario que para afirmarse procura la exclusión de formas y modelos alimentarios, de conocimientos y recursos, e impone su “integración”, -subordinación-, a los circuitos globales corporativos, alimentando así procesos de “acumulación por desposesión”. Un sistema que niega la autonomía y la capacidad de actuar, tratando de imponer un modelo alimentario que no es ni sostenible ni generalizable.