Introducing
Your new presentation assistant.
Refine, enhance, and tailor your content, source relevant images, and edit visuals quicker than ever before.
Trending searches
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
Ruben Dario, poemario Cantos de vida y esperanza, 1905
Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
El poema “Canción de otoño en primavera” es uno de los poemas más famosos del célebre poeta nicaragüense Rubén Darío, máximo exponente del modernismo hispanoamericano.
El poema, como tal, fue publicado en el poemario Cantos de vida y esperanza, en 1905, que es considerado no solo uno de los mejores libros del autor, sino una de las obras más logradas del modernismo hispanoamericano.
El modernismo, corriente literaria de la cual Rubén Darío fue su más destacado cultor, se propuso renovar la literatura en lengua española, y se caracterizó por su perfección formal, un lenguaje preciosista, el empleo de imágenes de gran belleza y el gusto por lo exótico, entre otras cosas.
Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío (Metapa, 18 de enero de 1867-León, 6 de febrero de 1916)
fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es, quizá, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispano, y por ello es llamado «príncipe de las letras castellanas».
Fue el primer hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, la conducta de Manuel, aficionado al alcohol y a las mujeres, hizo que Rosa, embarazada, tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la ciudad de Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén,
Palabras de Ruben Dario: Fui algo niño prodigio. A los tres años sabía leer; según se me ha contado.
Pronto empezó también a escribir sus primeros versos: se conserva un soneto escrito por él en 1879, y publicó por primera vez en un periódico poco después de cumplir los 13: se trata de la elegía Una lágrima, que apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó fama como «poeta niño».
En el poema podemos ver un tono general de añoranza, que se refiere al tema de la pérdida de la juventud y el sentimiento de melancolía que produce, se puede ver claramente en los versos: 1, 5, 9, 13 y 17
El poema está compuesto por diecisiete estrofas de cuatro versos.
Los versos son de arte mayor, de nueve sílabas.
Su rima es consonante y cruzada: ABAB.
El poema también está formado por bastantes figuras retóticas.
Hay hipérbatons, metáforas, símiles, encababalgamientos, epíteto, sinestésias y apóstrofes
“Plural ha sido la celeste/ historia de mi corazón”.
“Juventud, divino tesoro”.
“Yo era tímido como un niño”.
“Era una dulce niña, en este/ mundo de duelo y aflicción”.
“Divino tesoro”.
“Celeste historia”.
“Juventud, divino tesoro/ ya te vas para no volver”